Cuidado con las “pulseras del amor”
Las aparentemente inofensivas y a la vez peligrosas “pulseras del amor”.
Las autoridades de Brasil -pero más los padres de familia y profesores- están preocupadas por un juego macabro con pulseras de colores aparentemente inocentes, que ha cobrado la vida de dos chavalas en Manaos durante la pasada Semana Santa.
Son pulseras de silicona que se venden a puñados por unos cuantos centavos, pero que llevan un mensaje siniestro que tiene que ver con invitaciones sexuales e incluso la muerte, a como han comprobado dos familias brasileñas, y otra cuya hija fue violada.
La moda de las pulseras llegó a Brasil procedente de Inglaterra y de inmediato fue acogida en los colegios de secundaria. Por el código que llevan implícito fueron bautizadas entre los estudiantes como “pulseras del amor”.
El “juego” consiste en que la cipota que se pone él o los artilugios, decide de previo qué es lo que quiere incitar entre los varones. ¿Desea sólo un abrazo? Pues escogerá el color amarillo. ¿Beso con lengua incluida? Allí están los brazaletes violetas.
Si quiere que en el juego intervengan sus pechos, entonces se pondrá pulseras color rosa. ¿Busca algo más fuerte como sexo oral? Tiene el azul a su disposición. El sexo con todas las de ley le saldrá en el camino si opta por aros negros en su brazo.
Debe quedar claro que no basta con mirar los brazaletes. Hay que tener la osadía de acercarse a la chavala y rompérselos. Entonces hay derecho a cobrar la recompensa. También hay que dejar constancia que la mayoría de usuarias no buscan más que hacer que las pulseritas de vivos colores, hagan juego con su falda o sus sandalias.
La primera niña asesinada en Brasil apareció en Valparaíso, en Manaos. Tenía dos brazaletes rotos al lado de su cuerpo. La otra, de 14 años, fue estrangulada en un motel y las “pulseras del amor” yacían quebradas en la cama.
Vale la pena estar alertas en Nicaragua ahora que con las redes sociales en internet, los chavalos del mundo conocen en cuestión de minutos lo que está haciendo en otros lados la gente de su generación.