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¿Se mudará también el “fantasma” del Dr. Vélez Paiz?

Fantasma 1* Diferentes generaciones de trabajadores del hospital ahora clausurado, aseguran haber visto el espectro del médico nicaragüense que se pasea por los corredores procurando buena atención para los pacientes.

No solo el personal de salud, administrativo y demás del Hospital Fernando Vélez Paiz tendrán que mudarse tras el cierre, al parecer inapelable, del edificio que albergaba uno de los centros de atención a la niñez que existen en Managua.

Si como es previsible el inmueble, pensado originalmente como un hospital oncológico es derribado, habrá que buscar un nuevo hogar a los restos del ilustre y visionario médico que encontró el descanso final en un mausoleo erigido ex profeso.

Pero no solo los restos del Dr. Vélez Paiz están en los predios del hospital que hoy se despide de los capitalinos tras 42 años de servicio. Para muchos trabajadores de varias generaciones, el nesocomio también alberga el espíritu del médico formado en Francia, que bajo la apariencia de fantasma bonachón recorre distintos espacios de la construcción.

Como espanto, es poco el miedo que provoca. Quienes dicen haberlo visto –enfermeras y pacientes mujeres principalmente-, refieren que aparece por las noches en las salas de maternidad y “vigila” que los pacientes tengan los sueros y medicamentos que les corresponden.

Las recién paridas “visitadas” por el ente benigno aseguran que pensaron era un médico más, “alto y elegante”.

Los miembros del personal del Hospital Fernando Vélez Paiz están tan familiarizados con esos comentarios, que ya ni siquiera se inmutan al escuchar el cuento del doctor en mención.

Vélez Paiz falleció en 1957 –hace 57 años-, y parte del personal médico que ha pasado por la casa de salud que lleva su nombre y ha tenido algún tipo de “encuentro” con el presunto espectro, ha asegurado con naturalidad que es el espíritu del galeno oncólogo que decidió vigilar eternamente su obra benéfica.

Uno de los pacientes más famosos que tuvo Fernando Vélez Paiz fue el dictador Anastasio Somoza García, baleado en 1956 por el poeta Rigoberto López Pérez en León.

Como eminencia médica de la época fue consultado sobre las posibilidades de sobrevivencia del tirano, y el diagnóstico habría sido que quizás lo lograría si le dejaban adentro las balas justicieras.

Pero la desesperación de los miembros de la dinastía hizo que buscaran la opinión de especialistas norteamericanos que decidieron llevar a Somoza García a Panamá, donde falleció tras la extracción de los plomos alojados en su humanidad.

Nadie ha dicho nada sobre fenómenos acústicos paranormales con música de los años 50 y 60, pero es conocido que para el Hospital del Cáncer que planeaba el Dr. Vélez Paiz, -algo que todavía no tenemos-, vino a Nicaragua la Sonora Matancera con todas sus estrellas, al igual que el tenor Pedro Vargas y otros, a fin de contribuir a la magna obra.

Cuando falleció, el edificio que pronto será historia ya estaba construido, sin embargo, nunca hubo fondos suficientes para la obra oncológica planeada originalmente. Estuvo abandonado nueve años, sirvió a un colegio de enfermeras y finalmente pasó a ser ocupado por el Ministerio de Salud tras el terremoto de 1972.

Por supuesto que muchos no creen que el Dr. Vélez Paiz haya retornado del más allá en forma de ser incorpóreo para asustar a sus colegas, empero, en los años 90, jóvenes doctoras se negaron a dormir en un cuarto porque, según ellas, a otras colegas les habían levantado las sábanas porque se durmieron durante el turno.

En un cuarto de partos hubo “cosas extrañas” como la sensación de que “alguien” observaba el trabajo de expulsión y los “testigos” consideran que al médico debió gustarle que su edificio pasara a ser de tipo materno-infantil.

Hay quienes, haciendo gala de detallistas de lo inmaterial, han sostenido que el fantasma viste de blanco -¿por médico o por ser sobrenatural?-, calzado brillante, y con la capacidad de atravesar paredes por la levedad de su anatomía. Por supuesto que flotando.

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