Semana Santa obligadamente bucólica
El temor a los temblores y lo que es peor, a un gran terremoto o la erupción de un volcán, como se estuvo especulando, hizo que muchos capitalinos desistieran de ir al mar y optaran por “huir” de la capital en busca de sus pueblos de origen.
Fue así que no pocos retrocedieron sin saberlo en el tiempo, a épocas cuando la gente llegada a la capital de otros departamentos regresaba cumplidamente durante la Semana Santa a vivir momentos de recogimiento entre misas, procesiones, rosquillas, cosas de horno, tamales, almíbar, sopa de queso y pescado seco.
Lo novedoso de estas vacaciones es que fue una nueva generación la que voluntariamente regresó a la tierra de sus padres o abuelos. Las redes sociales se inundaron de anuncios de chavalas y chavalos dando a conocer que se iban para Jinotega, Estelí, Carazo, Rivas, Chontales y otros sitios. Mientras más largo de Managua, mejor.
Dos sismos, uno de 6.2 y otro de 6.6 con un día de diferencia, dan para pensarla y lo mejor es estar bajo el ala de los mayores. Algunos que todavía la pensaban, fueron “disuadidos” por el macanazo de 5.6. Así que a pasarla bucólicamente.
Está claro que el éxodo mayor se dio entre las personas que habitan en los repartos ubicados en las cercanías de Apoyeque y Mateare, algunos con bellas viviendas que fueron estremecidas como peleles de trapo.
También empiezan a llegar los avisos de los que están regresando a una capital que continúa temblando, aunque esporádicamente. ¡Bienvenidos!