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Sergio Ramírez presenta Juan de Juanes

juan-de-juanesAdriana Bianco
periodistasenespañol.com

Nicaragua, el bello país centroamericano es la única nación que conozco que tiene como héroe a un poeta: Rubén Darío. Recuerdo que los niños en la calle se me acercaban a vender artesanías y me recitaban sus poesías.

Es verdad, Nicaragua es tierra de poetas, pero también es tierra de narradores. Hay un escritor que vive, siente y escribe sobre Nicaragua: Sergio Ramírez: “mi mayor legado será entregarle a mi país un cuerpo literario”, dice, y eso lo está logrando. Es el escritor de Nicaragua y su compromiso con su tierra es definido y definitorio en su vida. Se ha convertido a su vez, en un referente cultural de Centroamérica, con su revista virtual Carátula, donde promueve y apoya a talentos emergentes de la región.

Muy joven comienza a publicar pero la situación política de su país lo lleva a enrolarse en las filas de la Revolución Sandinista y llega a ser vicepresidente de la Nación, cuando el Frente Sandinista estuvo en el poder. Sin embargo, la desilusión llega pronto y entre la política y la literatura, Sergio optó por la literatura. En una conversación que tuvimos, me explicó: “la lucha entre política y literatura ya se resolvió, hace más de 10 años que estoy alejado de la política. Las circunstancias de mi país me pusieron en ese camino, se trataba de una circunstancia muy extraordinaria, la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza. Luego, yo cumplí, hice mi tiempo, mi deber y ahora estoy dedicado a escribir”.

Con su novela Margarita, está linda la mar, gana el Premio Alfaguara que lo consagra, (luego vendrán muchos premios más). En esta novela hace un paralelismo entre la muerte del poeta Rubén Darío y la conspiración tramada contra Somoza. Evoca toda una época y la recrea a través del lenguaje rubendariano, para enlazar esta situación histórica con otro momento histórico: el atentado a Somoza.

Siguen libros de cuentos Catalina y Catalina (2001), y El Reino Animal (2007). Vuelve a la novela con Sombras nada más (2002), Mil y una muertes (2005), El cielo llora por mí (2008) y en 2011 su novela La fugitiva, sobre la vida de la escritora centroamericana Yolanda Oreamuno.

Cuando le pregunté sobre ese intercambio de género entre novela y cuento, me respondió: “en realidad, yo comencé a escribir muy joven, cuando era estudiante de Derecho. Consideraba el cuento separado de la novela y me interesaba más el cuento, de hecho siempre vuelvo a la situación de cuentista porque el cuento tiene su propio grado de dificultad. La novela es un viaje largo con distintos puertos, uno inicia el viaje pero no sabe en qué puerto va a parar. Pero en el cuento es al revés, hay pocos imprevistos, uno siempre tiene el final. El escritor argentino Cortázar pensaba en el nocaut al lector, yo prefiero finales sorpresivos.”

Para inspirarse está alerta, atento, confiesa que a veces escucha las conversaciones en un café, el menor comentario de alguien, le sugiere un cuento.

Generalmente, lee los diarios y las noticias suelen ser detonadores para que se decida a escribir, a veces son las noticias policiales, otras, hechos cotidianos.

En 2007 sintió la necesidad de recordar y cerrar su ciclo político con Adiós Muchachos (extraño título con letra de tango), en el que cuenta las memorias íntimas de la Revolución: “Allí digo lo que tengo que decir sobre esa etapa de mi vida”. Según algunos no dijo todo.

También ha abordado el ensayo en Mentiras verdaderas (2001) sobre la crítica literaria y en Tambor olvidado (2008). Actualmente, presenta Juan de Juanes un libro de memorias: “este libro es una reflexión sobre los escritores y la escritura. Surgió de una lectura y de mi experiencia al conocer escritores del boom, como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, pero también de escritores contemporáneos, como Eliseo Alberto, con quien viví los avatares de la gira de presentación del Premio Alfaguara. Recorrimos ciudades, lugares y nació una amistad. Soy un escritor bisagra entre dos generaciones pero de ambas he recibido motivaciones y tengo buenas relaciones con ambas. Este libro es un viaje por la escritura y por los escritores que conocí, algunos llegaron a ser mis amigos”.

Juan de Juanes está publicado por una joven editorial, La Pereza, dirigida por Greity González, quien busca innovar en títulos y autores y que nos acercó el escritor a Miami. Celebramos su iniciativa y deseamos muchos libros más.

Al indagar sobre la escritura y la literatura, Ramírez fue contundente: “la escritura es un acto mágico, es un acto de privilegio, de misterio. Es un acto de milagros, porque es un milagro unir palabras para dar una imagen y que el lector la recree, y esa imagen es distinta a la imaginación del escritor”.

Ante la ola pesimista de que la literatura está en vía de extinción contestó: “la literatura no va a desaparecer porque a todo el mundo le gusta que le cuenten historias. Existe una complicidad entre el escritor y el lector. La novela es ficción, pero el lector le cree al escritor y no quiere que lo engañen. Por eso la literatura es el arte de contar y hay que tomarse en serio como escritor, es una responsabilidad con uno mismo y con el lector”.

Al pedirle una definición de la literatura, Sergio Ramírez se sonrió y me dio una de las definiciones más bellas que le escuché a un escritor: “soy feliz escribiendo. Sé que mi obligación es escribir y ocupar mi día en hacerlo me da una gran alegría. Gozo cuando estoy frente a la página en blanco. Disfruto mi oficio y deseo que mis lectores disfruten de lo que leen como yo disfruto de lo que escribo. La literatura para mí, es una gran felicidad”.

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