El meteorito que “impuso” la paz en Nicaragua
Las “bolas de fuego”, que muy raras veces cruzan el espacio, eran tema de discusión hace algunas décadas entre personas que ya fallecieron y si siguen vivas, tienen más de 100 años. Quizás alguna de ellas vio caer el presunto meteorito que en 1907 mató a un desconocido general que se encontraba en su tienda militar.
El dato anterior es incierto. Aparece en el tomo 2 de la enciclopedia de Océano “Grandes Enigmas”, pero –quizás por la prisa-, no logramos encontrar referencias sobre el mencionado oficial.
Según “Grandes Enigmas”, la roca que bajó del cielo y acabó con la vida del general Pablo Castellanos, impuso la paz en Nicaragua.
El bólido celeste habría puesto fin al “meteórico” avance de Castellanos, quien en pocos días entraría a Managua y se haría con el triunfo sobre… de seguro José Santos Zelaya, quien en ese año era el presidente de Nicaragua.
Castellanos obtenía victoria tras victoria, pero la noche anterior a la batalla definitiva, luego de pasar revista a la tropa e irse a dormir, una “bola de fuego” cayó desde la bóveda celeste sobre la tienda del aguerrido general, poniendo fin a sus días y a su hipotético triunfo.
Sus oficiales y soldados, supersticiosos hasta la médula como buenos nicaragüenses, decidieron que si Dios no estaba de su lado, lo mejor sería deponer sus armas.
“Grandes Enigmas” señala que después se averiguó que la “bola de fuego” que la soldadesca creyó divina, era en realidad un meteorito, del que aparecieron fragmentos en torno al cráter que se formó donde estuvo la tienda del general Castellanos.
Aparte de lo publicado en la enciclopedia de Océano, no hay información sobre este hecho. Pero a como apuntábamos antes, mucha gente mayor narraba el paso de una “bola de fuego” que a inicios del siglo XX se habría desplazado al lado norte de Managua
¿Hubo guerras en 1907? Está la famosa batalla de Namasigüe, desarrollada en Choluteca, Honduras, entre el 17 y 23 de marzo, cuando el Ejército de Nicaragua derrotó a los ejércitos combinados de El Salvador y Honduras.
También ese año, buques de Estados Unidos ocuparon varios puertos de Nicaragua. Pero por ninguna parte aparece el general Castellanos ni el meteorito que le habría caído encima.