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“Contras”, narcos y un trágico final

gary webbUn periodista muerto (Gary Webb), fue el colofón de una serie de denuncias realizadas en contra de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) hace 18 años, por un tema que habían ignorado diez años atrás, ex profeso, los grandes diarios y cadenas de televisión de Estados Unidos: la participación de la llamada “Resistencia Nicaragüense” en el tráfico de drogas.

La trágica historia de Gary Webb, recordada en estos días por Inter Press Service (IPS), arranca a finales de 1986, cuando Estados Unidos se vio sacudido por las revelaciones de que el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989) había ayudado ilegalmente a las fuerzas que combatieron al Gobierno sandinista de Nicaragua, conocidas como los “Contras”, dando origen al escándalo Irán-Contras.

Los Contras eran remanentes del somocismo reunidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1981 para derrocar a los sandinistas. “La guerra que provocaron causó decenas de miles de muertes y daños devastadores a la economía nicaragüense”, recuerda IPS.

La ayuda de Washington era ilegal porque estaba prohibida por el Congreso. La administración de Reagan sorteó la prohibición mediante la creación de canales secretos e ilegales para mantener a sus llamados “freedom fighters” equipados y armados.

La operación fue supervisada directamente por la oficina del entonces vicepresidente George Bush, quien había dirigido la CIA en los años setenta. Los Contras también se beneficiaron de la colaboración con los carteles de cocaína de América del Sur.

Esta información había sido descubierta en 1985, cuando los reporteros de Associated Press, Robert Parry y Brian Barger, escribieron un artículo que citó documentos y testimonios de testigos desde el interior de la guerrilla de los Contras y del Gobierno de Estados Unidos, que implicaba a casi todos los grupos contrarrevolucionarios en el tráfico de drogas.

El entonces senador y actual secretario de Estado estadounidense, John Kerry, realizó una investigación sobre las actividades ilegales de los Contras, que incluyó el narcotráfico, al mando de un subcomité del Senado.

Los medios de comunicación prácticamente ignoraron esa investigación, ocupados en cubrir las sesiones legislativas del caso Irán-Contra, que hicieron famoso al exteniente coronel Oliver North.

Los medios también ignoraron el informe final de la investigación de Kerry, titulado “Las drogas, la aplicación de la ley y la política exterior”, publicado en 1989.

En 1996, el narcotráfico de los Contras reapareció en una serie de artículos de investigación del periodista Gary Webb, publicados por el diario San Jose Mercury News, del estado de California.

Por estos artículos, Webb fue atacado ferozmente por sus colegas, sobre todo de The Washington Post, The New York Times y Los Angeles Times. El Mercury News cedió ante la presión y despidió a Webb. Desempleado, rechazado por sus propios colegas y prácticamente abandonado por los sectores progresistas que habían perdido interés en el asunto de los contras, Webb se habría “suicidado” en 2004.

No obstante, sus más allegados aseguran que fue asesinado por la CIA y prueba de ello es que tenía dos balazos en la cabeza, lo que es improbable sino imposible en un caso de suicidio.

Lo que es verdaderamente trágico e irónico en todo este asunto es que las principales acusaciones en informes de Webb fueron confirmados en 1998 por un informe de la CIA escrito por el inspector general de la agencia, Frederick Hitz.

Hitz, ahora un académico de la Universidad del Centro de Virginia, dijo en el informe que la guerra contra los sandinistas había tenido prioridad sobre aplicación de la ley, y que la CIA tenía pruebas de la participación de la Contra en el tráfico de cocaína y las escondió al Departamento de Justicia, el Congreso, e incluso a la propia división de análisis de la agencia.

Hitz entrevistó a agentes de la CIA que le confesaron que sabían del tráfico de drogas, pero que mantuvieron silencio al respecto porque pensaban que tales revelaciones podrían socavar la lucha contra el régimen nicaragüense.

También recibió quejas de los analistas de la CIA en el sentido de que los oficiales de campo que trabajaban directamente con los Contras ocultaron evidencia de tráfico de drogas, y que a al trabajar con información parcial e incompleta, se llegó a la conclusión de que sólo unos pocos Contras estaban involucrados con las drogas.

El 10 de octubre de 1998, el New York Times publicó un artículo atacando la credibilidad de Webb.

En septiembre, la CIA desclasificó una serie de artículos de su revista en la casa de Estudios en Inteligencia. Uno de ellos mostró que la agencia estaba realmente afectada por los artículos de Webb, y que se tomaron medidas activas contra él, confiando en “una base de relaciones productivas con los periodistas”.

El artículo incluso se jacta de que la CIA desalentó a “una importante filial de noticias” de cubrir la historia.

La saga periodística de Webb y su trágico final son el tema de la nueva película estadounidense, Kill the Messenger (Maten al mensajero).

El autor del artículo intenta comprender la hostilidad de amplios sectores de la población de Estados Unidos hacia la CIA: “Vivimos en un poco gruesas y emocionales veces, cuando un gran número de estadounidenses no se adhieren a las mismas normas de la lógica, la evidencia, o incluso el discurso civil como las practicadas por los miembros de la comunidad de la CIA “.

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