Red de trabajadoras sexuales cumple siete años
* Reivindican el derecho a que se les respete y dejan claro que han elegido esa actividad por voluntad propia, “nadie nos ha obligado a ejercerlo, no somos víctimas, no estamos esclavizadas (…) somos mujeres libres”, proclaman
Siete años de existencia cumplió el sábado la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales Girasoles Nicaragua y de ser parte de la Redtrasex de Latinoamérica y el Caribe.
María Elena Dávila Ocampo, presidenta de las Girasoles, comunicó que el 29 de noviembre de 2007 surgió su organización como como una manera de enfrentar y buscar alternativas a los graves abusos y a la violación de los derechos humanos que diariamente sufren las trabajadoras sexuales de parte de la sociedad en general.
“Nos sentimos fuertes a partir de los procesos de organización que hemos emprendido hace ya siete años. Para ser respetadas como mujeres trabajadoras sexuales y el reconocimiento del trabajo sexual como trabajo”, señala.
Dávila Ocampo asegura que en estos siete años de lucha, han alzan con más fuerzas sus voces por sus derechos, porque son grandes los logros obtenidos.
“Hay mucho camino que recorrer, pero somos muchas las que ahora unidas vamos siendo más fuertes, demandando nuestros espacios, sabemos que contamos con aliadas y aliados que han aportado a nuestra organización, que han puesto su mirada en nosotras con solidaridad, ideas y nos han escuchado apoyándonos en momentos de tomar decisiones en los espacios que hoy estamos ocupando como parte de nuestros derechos”, señala María Elena.
Y agrega: “Tenemos nuevos retos para alcanzar otros espacios, sabemos que todo es un proceso para hacer cambios visibles en una sociedad como la nuestra, pero hemos demostrado que somos capaces de hacer aportes importantes a cambios, como parte de las soluciones a los problemas que enfrentamos por pensar y ser diferentes, y buscamos mejorar las condiciones de vida e incidir en las políticas públicas con el propósito de visibilizar y hacer respetar nuestros derechos”.
“Nosotras elegimos el trabajo sexual por voluntad propia y nadie nos ha obligado a ejercerlo. No somos víctimas, no estamos esclavizadas y somos trabajadoras sexuales, somos mujeres libres”, proclama.
Asegura que su asociación representa la manera de lograr la reivindicación de los derechos, así como la forma de ejercer plenamente su condición de mujeres ciudadanas.
“Seguimos, vamos por más, ¿y por qué? El trabajo sexual es derecho laboral“, sostiene.