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En busca del “súper frijol”

Frijol tépariUn gran avance en el desarrollo de frijoles resistentes a las temperaturas, podría contribuir a mantener una fuente crucial de proteínas para millones de personas en todo el mundo.

Este avance es esperanzador para muchos agricultores en países en vías de desarrollo.

Según las más recientes proyecciones sobre el clima, el 50% de la producción de frijoles –también llamados porotos, alubias o judías en diferentes países de habla hispana- se perderá si los productores no tienen acceso a esta variedad de granos.

Los países de América Latina donde se había detectado un mayor riesgo de los cultivos de estos granos por el cambio climático son Nicaragua, Haití, Brasil y Honduras.

El descubrimiento fue hecho por especialistas en plantas del CGIAR, un consorcio de centros de investigación cuya labor es aumentar la seguridad alimentaria.

Uno de los investigadores involucrados en el estudio, Steve Beeve, del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con sede en Cali, Colombia, explicó que las plantas de porotos son muy sensibles al calor excesivo.

“Por lo general, no se cultivan frijoles en ambientes en los que la temperatura nocturna supera los 18ºC o los 19ºC”, le explicó Beeve a la BBC.

“Las temperaturas nocturnas son especialmente críticas porque las flores de la judía se autopolinizan durante la noche, y este proceso es muy sensible a la temperatura”.

El objetivo de Beeb y su equipo fue descubrir si había variedades con rasgos que las hicieran tolerar mejor temperaturas cercanas a los 23ºC.

Así, crearon cruces entre granos que habían sido seleccionados por otros rasgos como la tolerancia a la sequía, y otros productos de cruzas anteriores entre frijoles comunes y otro llamado tépari.

Estos últimos -abandonados en la actualidad- se cultivaban desde tiempos precolombinos en áreas muy cálidas y secas del norte de México y el oeste de Estados Unidos.

“Seleccionamos estos junto con otros más grandes que elegimos por su resistencia a la sequía o las enfermedades”, dice Beebe.

“Buscamos variedades que pudieran dar vainas y producir semillas en esas condiciones. Seleccionamos 30 que parecían prometedoras”.

Según explica el experto, el frijol tépari no es un cultivo muy popular.

“El grano tépari es muy poco común, es muy pequeño -la mitad del tamaño al que uno está acostumbrado. El tipo de planta no es -agronómicamente- muy aceptable porque crece muy al ras y se esparce”, dice Beebe.

“Pero tiene algunos rasgos interesantes como la tolerancia al calor y a la sequía”.

Si los investigadores pueden hacer llegar estas semillas a los agricultores, se podría mantener una fuente valiosa de proteínas y hierro para 500 millones de personas a medida que aumenta la temperatura global.

El proceso para producir las semillas de forma masiva es lento. Puede demorar en algunos países hasta cuatro años.

Un informe reciente del Índice de Acceso a las Semillas Africanas, dice que millones de pequeños agricultores no tienen acceso a una variedad de semillas porque son muy caras o no están disponibles en las tiendas de semillas locales.

“Los frijoles y otras legumbres se autopolinizan por eso no son muy atractivas para los productores de semillas privados”, señala Beebe.

“Esto quiere decir que el agricultor puede guardar sus propias semillas todos los años. Por eso, los empresarios creen que pueden vender la semilla una sola vez y luego se les acabó el mercado”.

No obstante, dice, hay otras formas innovadoras de hacerles llegar las semillas a los pequeños agricultores en esta situación.

“La forma más exitosa ha sido vender semillas en paquetes muy pequeños”.

Además de que esto les permite a los agricultores comprarlas, son una oportunidad para diseminar variedades nuevas.

Las semillas todavía no están disponibles para una cantidad masiva de agricultores, debido a que para ello todavía hacen falta seguir una serie de pasos legales.

“Para lanzar formalmente una variedad de cultivo hay que hacer una serie de pruebas certificadas por el gobierno que validen la nueva variedad. Y luego hace falta seguir un proceso de producción de semillas”, explica el experto.

En algunos países estos procesos pueden demorar entre dos y cuatro años.

Fuente: BBC Mundo.

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