Burros de Las Segovias en peligro de extinción
El burro es el símbolo inequívoco del desarrollo humano, los lugares más recónditos, apartados y áridos de nuestro planeta han sido descubiertos, conquistados y colonizados gracias al burro como animal de carga o de transporte…
Su significado iconoclástico supera a todo animal, siendo el burro quien transportó a José y María de Nazaret a Belén para dar a luz a Jesucristo, y siendo el animal escogido por Jesús para la entrada triunfal en la mera Jerusalén. (Mateo 21:1-11, Marcos 11:1-11, Lucas 19:29-44, Juan 12:12-19, Salmo 118, Zacarías 9:9)
Los españoles en su conquista, lograron atravesar las escarpadas e inhóspitas cadenas montañoso-selváticas de Centroamérica gracias a los burros, y se piensa que a principios del siglo XVI atravesaron la frontera actual entre Honduras y Nicaragua con sus burros llevando el desarrollo a la región…
Las Segovias (Estelí, Madriz y Nueva Segovia) fueron conquistadas y erigidas sus ciudades gracias a los burros, que se reprodujeron en forma colosal en la región. Sobre todo Somoto, ciudad que se autoproclamara Ciudad de la Amistad y Capital Nicaragüense del Burro.
En el Siglo XX, el burro era parte intima e inherente de la sociedad segoviana, el burro ayudaba a bajar la cosecha de café de la montaña, acarreaba leña para las rosquillerías, llegaba a la ciudad con las pichingas aún tibias de leche fresca de vaca recién ordeñada, transportaba agua a las comarcas con carencia del vital elemento, y ayudaba a transportar enseres e insumos al campesinado local.
Ya en pleno siglo XXI, el desarrollo industrial, la agromecanización y la utilización de otros medios de transporte, han pasado a los burros a un segundo plano, sumado a que de otros departamentos llegan constantemente a comprar hembras con sus crías para usarlos en cruzamientos con el fin de obtener mulas o machos.
En Nueva Segovia tenemos actualmente un 28.25% de burros machos y un 79.20% de burritas, mientras en Madriz es peor, con un 35.48% de burritos y un 64.52% de burritas. No obstante esto, y siendo una población relativamente joven, promediando 6 años de edad, la reproducción es del 1.45%, totalmente insuficiente para repoblar adecuadamente la población de burros, que requiere por lo menos de un 20% de crías al año.
Evidentemente, esto condena a la población de burros de Las Segovias a una lenta e inexorable desaparición si no se toman medidas cautelares por parte de las alcaldías, como puede ser la prohibición de la venta de burros en ambos departamentos, o premiar con estímulos a quienes pongan en cría sus hembras y mantengan los pollinos en crecimiento y desarrollo.
El burro es un animal de trabajo, es un símbolo de desarrollo, es tradición cultural, y también es emblema de estas ciudades, protejamos a los burros y apoyemos programas de reproducción para mantener la especie y no perder a estos emblemáticos animalitos.
Como dijo una activista: ¡porque los burros nos importan!
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