Ofrendó su vida por la de un chofer de bus
Inserto, Ángel Ariel Escalante Pérez, de 12 años, asesinado por pandilleros en Guatemala.
* Ya lo hemos planteado: ¿qué nos hace diferentes? Aquí también hay demenciales asesinos, sin embargo, la mayoría de la población repudia la violencia y se abstiene de hacer daño a los demás. El drama de un niño nicaragüense en Guatemala, es una muestra de la bondad de nuestra gente.
Una de las razones del por qué en Nicaragua no prosperan las pandillas, es la forma de ser de nuestros ciudadanos, considerados entre los pueblos más amables del mundo. En Guatemala falleció el fin de semana un menor de 12 años, nica por más señas, por negarse a asesinar a un conductor de autobús como se lo ordenaban jefes pandilleros.
¿Quién se imagina a un chavalo de 12 años de nuestros barrios matando fríamente a una persona que nada le ha hecho? Incluso agraviados, nuestros cipotes no reaccionan con la maldad que caracteriza a los pandilleros de países vecinos.
Es lo que le pasó a Ángel Ariel Escalante Pérez, de 12 años, un muchachito que el pasado 18 de junio fue lanzado desde un puente en Guatemala, sobreviviendo a una caída de 125 metros de altura. Finalmente falleció por un paro cardíaco el sábado pasado.
Primero fue secuestrado y tras negarse a cometer el atroz asesinato, los pandilleros lo sometieron al escarnio y le consultaron cómo querían que lo mataran, si descuartizándolo o lanzándolo desde el puente El Incienso, ubicado al norte de la capital chapina.
No hay palabras para describir el horror que de seguro sintió el muchachito, quien según las autoridades guatemaltecas, “escogió” ser lanzado hacia el vacío.
Ángel Ariel al momento de ser rescatado con vida del abismo.
La caída providencial sobre un árbol pareció frustrar la brutal ejecución, sin embargo, Ángel Ariel murió en un hospital de Guatemala.
Este fin de semana el niño sería traído a Nicaragua para ser sepultado en la tierra que lo vio nacer y de donde partió con sus padres hace varios años en busca de mejores horizontes.
Julio Figueroa, director del Hospital San Juan de Dios, de Guatemala, confirmó que en los últimos tres días se había complicado su salud por el trauma en el cerebro producto de la caída desde el puente.
La madre del niño, Claribel Escalante, devastada, narró que su hijo, antes de ser ejecutado estuvo desaparecido.
Luis Escalante, padre de la víctima dijo que el centro hospitalario no ofrecía todos los cuidados necesarios al menor y durante el deceso había ido a comprar agua esterilizada que le habían solicitado.