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Centenario del sabio cubano Dr. Carlos J. Finlay

Dr. Carlos Juan Finlay.

Dr. Carlos Juan Finlay.

Dr. Vicente Maltez Montiel *

• Un 20 de agosto de 1915, hace cien años, falleció el científico cubano Dr. Carlos Juan Finlay y Barrés, orgullo y emblemática figura de la ciencia médica cubana. El 14 de febrero de 1881, Finlay dio a conocer al mundo haber descubierto que el mosquito Aedes aegypti era el agente trasmisor de la fiebre amarilla.

• Este descubrimiento fue una revolución en la medicina que explicó la forma de trasmisión de las enfermedades por insectos (mosquitos) o vectores.

• La OMS dedicó el día mundial de la salud 2013 a las enfermedades por vectores que forman parte de las llamadas “enfermedades emergentes o enfermedades tropicales desatendidas”.

• A 132 años del descubrimiento y un siglo de su fallecimiento, nuestro pueblo y los médicos en general, agobiados por enfermedades vectoriales como el dengue y chikungunya expresamos nuestro profundo agradecimiento y reconocimiento al Benefactor de la Humanidad, cuyas enseñanzas debemos cumplir para preservar la salud y calidad de vida del pueblo nicaragüense.

• La Asociación Nicaragüense de Medicina Interna (ANMI) saluda esta efeméride y reitera su compromiso de aportar a través de sus afiliados, los especialistas en medicina interna, que están en la primera fila de combate a las enfermedades agudas y crónicas de los adultos, su mejor esfuerzo por la salud popular.

Un 3 de diciembre de 1833 en la actual provincia de Camagüey nació aquel niño de padre inglés, otros dicen que escocés y de madre francesa. Realizó estudios de liceo en Francia y de medicina en el Jefferson Medical College de Pensilvania donde se graduó de médico el 10 de marzo de 1855 y dos años después incorporó su título en la Universidad de La Habana.

En el siglo XIX la fiebre amarilla era una enfermedad mortal que mataba miles de personas cada año. De 1878 a 1881 Finlay formula la teoría de que el mosquito Aedes aegypti era el agente trasmisor de esta enfermedad.

Una anécdota cuenta que encontrándose el médico camagüeyano “rezando el rosario” un mosquito le molestaba y no le dejaba tranquilo. A su mente vino el pensamiento sobre la posibilidad de que aquel insecto fuera el responsable de aquella plaga. Comenzó a estudiar los mosquitos y vincularlos con la fiebre amarilla en una relación causa-efecto.

Un 18 de febrero de 1881 en la Conferencia Sanitaria Internacional de Washington, Finlay a nombre del gobierno colonialista de la isla expuso sus consideraciones que fueron tomadas con frivolidad. Solo una revista científica hizo una reseña de la ponencia.

En junio de ese año comienza sus trabajos con voluntarios en los cuales reproduce la enfermedad, pero mejor aún, también logra demostrar que en aquellas personas que habían contraído la enfermedad aparecía inmunidad.

Un 14 de agosto de 1881 ante la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana presenta su ponencia “El mosquito hipotéticamente considerado como agente de trasmisión de la fiebre amarilla” señalando al Culex mosquito, conocido en la actualidad como Aedes agypti.

Según el historiador médico cubano José López Sánchez, la gigantesca obra del descubrimiento científico de Finlay se puede resumir de la siguiente manera:

1. El descubrimiento de la teoría científica del contagio de las enfermedades, es decir, el modo de propagación y trasmisión de una persona enferma a una sana, fue una formulación exclusiva y original del sabio cubano.
2. El hecho de que esta teoría sea aplicable, por extensión, a todos los seres orgánicos, le da el carácter de un descubrimiento biológico.
3. La aplicación de esta teoría a la investigación de la fiebre amarilla dio como resultado el descubrimiento del mosquito Aedes como vector especial de trasmisión de esta enfermedad, abriendo un capítulo nuevo en la medicina y la salud pública, aplicable a numerosas enfermedades infectocontagiosas.

Antes que los dinosaurios, se encontraban los insectos, de ello hace más de 350 millones de años. De los más de tres millones de insectos existentes, apenas se ha identificado una tercera parte.

El lado malo de los insectos es que contribuyen a la propagación de enfermedades mortales en los seres humanos, marchando a la cabeza de ellos los más de 3000 tipos de mosquitos responsables de la trasmisión de dengue, chikungunya, malaria, fiebre amarilla, encefalitis japonesa y filariasis, entre otras infecciones.

Las guerras, migraciones, hacinamientos, pobreza, los efectos negativos del cambio climático, la pobre educación general y de salud, así como la falta de voluntad y compromiso político estatal, se unen a la resistencia biológica de los insectos de todo tipo para dificultar el control de las enfermedades por vectores.

Por ello ahora se habla de “enfermedades tropicales desatendidas”, que han constituido agenda central de la 66 asamblea mundial de la OMS, que trazó una estrategia para el periodo 2008-2015 de eficacia fallida.

El lema de la OMS que “pequeños piquetes producen grandes problemas”, se ha comprobado en el mundo y en nuestro país. El año 2013 fue de triste recordación por el impacto del dengue hemorrágico con dos docenas de fallecidos, 1,529 hospitalizaciones y miles de enfermos.

El presente año 2015 debutó con la ecuación de chikungunya o dengue, dengue + chikunguya, que a pesar de las pobres precipitaciones pluviales globales, ya han dejado luto en los hogares y han obligado a amplias movilizaciones de autoridades sanitarias, incluyendo una alerta nacional sanitaria.

Varias enfermedades infecciosas de nuestro país tienen un comportamiento endémico- epidémicas y nos recuerdan que no hemos aprendido las enseñanzas de Finlay o que no hemos sido capaces de aplicar de forma sostenida y con la cobertura satisfactoria, las maravillosas enseñanzas de aquel talentoso cubano, cuya fecha de nacimiento, 3 de diciembre, ha dado origen al Día de la Medicina Latinoamericana.

*Especialista en Medicina Interna y químico-farmacéutico, autor del libro “Larga vida y prosperidad, consejos de salud”. Clínica calle principal de Altamira, frente a la CECA, Managua. Teléf. 2278-0830.
maltezvic@hotmail.com

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