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Empoderar a niñas antes, durante y después de situaciones de emergencia

empoderaCuando el cambio climático, los desastres y los conflictos prolongados alteran las vidas de las niñas –acontecimientos que pueden desarraigarlas de sus hogares–, ellas enfrentan riesgos, violaciones y vulnerabilidades por el solo hecho de ser niñas. La mayoría de estos peligros se relacionan directamente con las desventajas económicas, políticas, sociales y culturales con las que tienen que lidiar todos los días.

Por ejemplo, en tiempos de crisis, las niñas suelen contar con menos recursos; además, su movilidad se ve limitada y tienen más dificultades para acceder a redes e información con la capacidad de salvar vidas. La violencia, incluyendo la sexual, la escolar por razón de género y el matrimonio precoz –cuestiones que atañen a los derechos humanos y a la protección–, puede intensificarse a raíz de los desastres.

Sin embargo, las niñas también son resilientes. Las soluciones a largo plazo diseñadas con las niñas y para ellas pueden fortalecer su capacidad de recuperación y convertirse en un camino de oportunidades transformadoras durante toda la vida. Las niñas, en especial las adolescentes, necesitan plataformas para dar a conocer los retos que enfrentan en la vida diaria y explorar soluciones efectivas para ellas, de modo que puedan construir mejores futuros para sí mismas y sus comunidades.

Potenciar el papel de las niñas requiere inversiones focalizadas y colaboración entre los sectores encargados de la preparación para las emergencias, la respuesta a las emergencias y el desarrollo. Proporcionar a las niñas los servicios, la seguridad, la educación, las habilidades y la resiliencia que necesitan en la vida cotidiana puede reducir los peligros que encaran cuando estalla un conflicto o se presenta un desastre.

Durante el Día Internacional de la Niña, el 11 de octubre de 2017, se pondrán de relieve las oportunidades y los desafíos que millones de niñas afrontan antes, durante y después de las crisis. El tema de esta jornada es EmPODERar a las niñas: Respuesta de emergencia y planificación de la resiliencia. Se destacarán los esfuerzos de niñas emPODERadas en distintos contextos de emergencia. Por ejemplo, iniciativas para prevenir la violencia durante las emergencias, creación de comunidades resistentes y aprendizaje de destrezas apropiadas para el siglo XXI, a fin de que lleguen a ser las futuras líderes en lo que respecta a la disminución del riesgo de desastres y las respuestas de emergencia.

El mensaje se difundirá a través de un vídeo que recibió apoyo de una coalición de asociados, y se promoverá en la página de inicio de Google en 52 países, el día 11 de octubre. Adicionalmente, las redes sociales y la plataforma U-Report se activarán a nivel mundial.

Mucho más que un día

El Día Internacional de la Niña marca la puesta en marcha de una iniciativa de comunicación y programación de un año de duración, con la que se pretende reunir asociados de múltiples sectores para llamar la atención sobre las necesidades y las oportunidades para las niñas, incluyendo:
• El acceso a programas adaptados específicamente a ellas, haciendo hincapié en la eliminación de la violencia y la incorporación de las necesidades y las contribuciones de las niñas pertenecientes a grupos vulnerables, incluidas las que tienen discapacidades.
• La participación en todos los procesos que afectan a las niñas; por ejemplo, gestión de desastres y resiliencia, consolidación de la paz y labores de recuperación.
• La necesidad de contar con datos de alta calidad sobre las niñas en contextos de emergencia –recopilados de forma segura y ética– para detectar deficiencias programáticas y oportunidades para la ejecución de programas, hacer seguimiento a los resultados y los avances, y rendir cuentas.

Mensajes y hechos fundamentales

En tiempos de crisis –causadas por desastres, conflictos o por los efectos del cambio climático–, las niñas enfrentan riesgos, violaciones y vulnerabilidades por el solo hecho de ser niñas.
Para las niñas es particularmente difícil acceder a recursos, información y redes sociales con la capacidad de salvar vidas.

En países afectados por conflictos, las niñas tienen 2,5 veces más probabilidades de no asistir a la escuela que los niños.

Aunque los datos sobre las niñas en contextos de emergencia son escasos, una encuesta realizada en 2017 en algunas partes de Etiopía y la República Democrática del Congo afectadas por conflictos reveló que el 52% de las niñas adolescentes habían sufrido al menos una forma de violencia en los 12 meses anteriores.

La violencia –incluyendo la sexual, la escolar por razón de género y el matrimonio precoz–es un problema que tiene que ver con la salud, los derechos humanos y la protección. Ocurre en todas las etapas de los conflictos y puede aumentar después de los desastres. Las víctimas suelen ser mujeres y adolescentes, cuya vulnerabilidad se agudiza en medio del caos que generan las crisis.

Programas a más largo plazo que tengan en cuenta la edad, y que se diseñen con las niñas y para ellas, pueden reforzar la capacidad de recuperación de millones de niñas que ya viven en contextos frágiles y propensos a las emergencias y los riesgos.

Es de suma importancia encontrar maneras innovadoras de escuchar a las niñas directamente y proporcionarles información pertinente. Por ejemplo, U-Report, una herramienta de mensajería social con 3,6 millones de jóvenes suscriptores, suministró información esencial y respuestas a preguntas luego de los huracanes Irma, José y María. Más de 8.700 usuarios fueron mujeres.

Es crucial ayudar a las niñas a encontrar maneras de sentirse seguras. En Nepal, por ejemplo, UNICEF trabajó con niñas y niños en la elaboración de mapas de riesgo para sus comunidades y escuelas, que luego se incorporaron en los planes locales para proteger puntos de agua, limpiar sistemas de drenaje y hacer más seguras las escuelas durante la temporada de lluvias.

Entre las dificultades relacionadas con la menstruación que las niñas encaran durante las emergencias está la falta de lugares para obtener material de protección y de instalaciones para lavar, secar y desechar ese material . En 2016, UNICEF proporcionó materiales para la salud y la higiene menstrual a niñas y mujeres en situaciones de emergencia en 31 países, beneficiando casi a 1 millón de mujeres y niñas.

El Pacto para la Juventud en la Acción Humanitaria, respaldado por UNICEF y más de 40 organizaciones humanitarias, vela por que los jóvenes, incluidas las niñas adolescentes, estén informados y colaboren activamente en todas las etapas de la acción humanitaria .

Ofrecer a las niñas servicios que respondan a sus necesidades, seguridad, educación y capacitación en habilidades y resiliencia puede reducir los riesgos que las acechan cuando estalla un conflicto o sobreviene una catástrofe. Pero esto exige esfuerzos coordinados antes del inicio de las crisis y continuar con ellos posteriormente.

Los gobiernos deben contar con leyes, políticas y programas multisectoriales de protección contra la violencia, a fin de disminuir la probabilidad de que los abusos se incrementen en las situaciones de crisis.

En las emergencias, los espacios seguros contribuyen a que las niñas se sientan física y emocionalmente seguras, con libertad para expresarse sin temor a ser juzgadas o a sufrir consecuencias adversas. Estos espacios deben ofrecer información sobre la salud sexual y reproductiva de las niñas, enfocarse en el desarrollo de redes sociales y en la enseñanza de aptitudes para la vida cotidiana, y atender las necesidades de las madres jóvenes y las niñas casadas o embarazadas.

Los trabajadores de la salud en primera línea de la respuesta humanitaria pueden desempeñar una función de gran importancia al detectar preocupaciones en materia de protección, desarrollar estrategias de prevención y hacer remisiones a otros servicios.

Reducir los riesgos de violencia contra las niñas y responder a sus necesidades precisa de esfuerzos a gran escala y acordes con las normas humanitarias, incluso en las escuelas.

En los programas de formación de docentes deben integrarse mecanismos que permitan abordar la violencia por motivo de género en las escuelas, incluyendo la identificación de estereotipos de género en los materiales de enseñanza y aprendizaje.

Se requieren mayores inversiones para la educación de las niñas en los contextos afectados por conflictos. Para cerrar esta brecha hacen falta 8.500 millones de dólares anuales.

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