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Transexual nica discriminado en España

Holly Lorente, el transsexual nica que se siente rechazado en España.

Holly Lorente, el transsexual nica que se siente rechazado en España.

Sonia Aibar

«Estoy harta de esta situación y, por eso, quiero montarme mi propia peluquería y así podría ayudar a más chicas como yo». Es la meta que está persiguiendo Holly, una nicaragüense que, por ser transexual, no encuentra un puesto de trabajo de lo que ha estudiado desde los 16 años: la peluquería. «España no me deja ser peluquera», sentenció.

El currículo de la joven cuenta con siete años de experiencia en este sector y, además, estudió durante tres años el grado de Psicología en su país. «Durante el último año de Secundaria, estudiaba a escondidas un curso de peluquería porque yo vivía solo con mi padre y no lo aceptaba», explicó Holly. Una vez terminó este nivel de estudios, comenzó la carrera –en Nicaragua no existe el ciclo de Bachillerato para acceder a la universidad– y lo compaginaba con el trabajo en una peluquería.

Mientras estuvo en Nicaragua, no le faltó trabajo. «El último año que estuve allí, mi madre me ayudó, desde España, a montar mi propio negocio aunque, cuando me propuso venir aquí con ella, pensé que me abriría puertas, que habría más salidas y que podría aprender nuevos estilos y nuevas técnicas», indicó Holly.

Sin embargo, no ocurrió como ella pensaba ya que, después de realizar otro curso de peluquería en Zaragoza, lleva dos años presentando currículos en numerosos negocios para encontrar un puesto de trabajo y es «algo imposible».

«Hace poco, un amigo me comentó que en una peluquería muy próxima a él buscaban a alguien y, recomendada por él, me dijeron que mandara el currículum. A los 30 minutos de enviárselo, me dijeron que ya habían cogido a una chica que ya no necesitaban a nadie», explicó Holly. Este gesto lo achaca al hecho de ser transexual ya que en el documento lo incluye, pese a ser un dato de su vida privada. «Prefiero que se enteren desde un primer momento para no perder mi tiempo y evitar pasar un mal rato por los comentarios que me puedan decir», señaló.

La joven se mantiene gracias a su madre que le da el dinero que necesita para vivir. «Hago servicios a domicilio y las clientas están muy contentas conmigo», afirmó.

A pesar de que en Nicaragua no tenía obstáculos a la hora de trabajar, «no fue fácil encajarlo en casa», admitió. «Mi madre me ha apoyado desde un principio, pero a mi padre le cuesta aceptarlo». Y no solo él, sino que la sociedad «tiene una mente más cerrada y vas por la calle e incluso te gritan maricón. Todavía hay mucho machismo», concluyó.

Fuente: elperiodicodearagon.com

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