Un guardabarranco atisba en mi ventana
Al pie de la ventana puede observarse al guardabarranco viendo hacia el interior de mi vivienda.
* Se apareció con las primeras lluvias de este mes y se volvió tan confianzudo que algunas veces se dejó fotografiar mientras espiaba descaradamente. Generalmente es una especie esquiva, por lo que uno de dos especialistas consultados cree que podría andar desorientado y/o afectado por cambios medioambientales.
Oscar Merlo
Dos especies en extremo raras se me han aproximado en este septiembre lluvioso: un guardabarranco que lleva más de diez días aposentado en mi patio, y dos ornitólogos, una estirpe de hombres de ciencia que en un país como Nicaragua, uno cree casi en peligro de extinción.
Lo primero llevó a lo segundo. Después de “degustarme” visualmente a mis anchas al esquivo pájaro nacional, empezó a inquietarme su presencia. Fue así que les escribí a dos señores que aparecen en una larga y confusa lista de especialistas en aves.
Afortunadamente, ambos respondieron. Traté de explicarles en un párrafo que el mentado pájaro multicolor se ha aproximado tanto a mi ventana que hasta he logrado sacarle algunas fotos con mi precaria camarita.
¿Qué le ocurrirá?
El pájaro encrespado por la presencia de otras aves en los árboles cercanos.
Lo he tenido frente a mí todos estos días. Se la pasa cazando gusanos y no sé qué otras cosas que continuamente exhibe en su largo y feo pico que desdice del resto de su increíble belleza.
En los primeros días fue casi un acoso. Sólo se apartaba cuando me levantaba de la silla o alguien llegaba hasta mi escritorio. Es un hermosísimo espectáculo, pero debo reconocer que ya empieza a preocuparme porque se me ocurre que algo le puede estar pasando. ¿Habrá confundido su habitual hábitat? ¿Hay cambios en el medioambiente que lo han afectado?
Lo anterior fue parte de mi inquietud ante los hombres de ciencia, a quienes envié fotos del guardabarranco de mi patio. Jose M. Zolotoff-Pallais, asesor científico de la Fundación Cocibolca, respondió así a mi correo:
“Un caso curioso…”
“Muy interesantes las fotos, sobre todo donde el pájaro mira por tu ventana. Es común ver estos animales en las afueras de la ciudad, y/o en sitios dentro con árboles alrededor, solo en Managua he contado más de 30 especies de aves, y es que la ciudad está bien arbolada, cada vez nuestras construcciones se acercan más a ellos”.
Por su parte, el Dr. Mijail Pérez, director de la revista científica GAIA, dijo que “es un caso muy curioso y así de pronto no sabría darle una respuesta, pero sus hipótesis de abajo no son descabelladas”. Se refería a mi inquietud en torno a que el animalito podría haber confundido el hábitat o andar alterado por los cambios climáticos.
El Dr. Pérez me entregó copia de un enjundioso trabajo –ellos lo llaman datos preliminares- que realizó en 2010 junto con su colega y amigo Zolotoff-Pallais sobre los moluscos y aves de Managua.
Un ave residente y con gran hábitat
Pese a ser el más grande, sufrió el acoso de otros pájaros que no lo aceptaban en su entorno.
Ahí encontré datos del Eumomota superciliosa, nombre científico de nuestra ave nacional, el “compadre guardabarranco” que Carlos Mejía Godoy inmortalizó en aquélla bella página musical dedicada a la “chinita llamada Arlen Siú” durante los previos del derrocamiento de la dictadura somocista.
El “guardabarranco” que Mejía Godoy pone a conversar con un Cenzontle es un residente de nuestro país y su distribución pasa por Apacunca, Cerro Musún, Cerro Silva, El Chocoyero, Padre Ramos, Península de Chiltepe, El Congo, Estancia El Congo, Toro Mixcal, Montibelli, Tisey-Estanzuela, volcán Mombacho, Matiguás y ahora puedo decir que también mi patio en la carretera a Masaya.
Reside en las bajuras y lo que parece gustarle de mi patio es la sombra formada por dos árboles de toronja, uno de aguacate, otro de limón taithí, un arbusto de pavón rojo, heliconias (aves del paraíso), dos brasilia, un sacuanjoche y algunos crotos crecidos más de la cuenta, entre otros.
Espacios heterogéneos
Los especialistas citados en esta nota, señalan que algunos espacios en ciudades son estructuras heterogéneas en tamaño, forma y naturaleza, que pueden facilitar la supervivencia de ciertas especies en hábitats urbanos.
Estos incluyen parches de bosques, parques urbanos y periféricos, elementos lineales (márgenes de ríos y bordes de calles), elementos puntuales (árboles aislados), áreas verdes pequeñas (jardines públicos y privados), y otros espacios usados con baja intensidad (cementerios y predios vacíos).
El área y composición de esos espacios verdes son grandemente variables en el mundo entero y dependen de características previas de cada asentamiento, el patrón histórico de urbanización y las políticas de desarrollo (REBELE 1994; DANA et al. 2002).
41 especies en Managua
Como consecuencia de algunas observaciones puntuales realizadas en la ciudad de Managua, capital de Nicaragua, se presenta un listado compuesto por 41 especies, 23 familias y 9 órdenes de aves.
Estos resultados están de acuerdo con las cantidades de especies estimadas para estos grupos en el país por los expertos, quienes citan 250 especies de moluscos continentales y 706 especies de aves. Este es el primer inventario realizado sobre fauna asociada con la ciudad, porque un estudio muy detallado de su flora ya existía previamente.
Publicado en el semanario La Calle.