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Centroamérica: puerto de drogas hacia Europa

* También para enviar cocaína hacia Asia, en ambos casos por la región subsahariana de África debido a que por aquellos lados el kilo de esa sustancia cuesta entre 60 mil y 175 mil dólares

De acuerdo con un reporte del Instituto Español de Estudios Estratégicos (Ieee.es), que depende del Ministerio de Defensa de ese país, los traficantes latinoamericanos usan ahora puertos centroamericanos y del Mar Caribe para enviar su mercancía a Europa y Asia a través de rutas por la región subsahariana de África.

El estudio, citado por la periodista Carmen Álvarez, de Excélsior, destaca que desde que los traficantes latinoamericanos usan esas rutas, logran vender el kilo de cocaína a 60 mil dólares en Europa y hasta en 171 mil dólares en Arabia Saudita. El auge del negocio ha dado lugar al término “coca-dólares”.

Según Ieee.es, para el tráfico de la cocaína, el África subsahariana ocupa una situación “ideal” entre los productores de América Latina y los consumidores europeos, aunque en materia de opiáceos sirve de escala entre Asia y América. De un modo algo similar al papel que juega Centroamérica como escala entre los productores de cocaína de América del Sur.

La posición estratégica de Centroamérica es como una llave de acceso a Las Antillas, como un corredor natural de acceso al Océano Pacífico y al Océano Atlántico, la llamada “Llave del Mundo” que codiciaron los navegantes portugueses y españoles.

60 mil dólares vale un kilogramo de cocaína en Europa

Pero es también un “puente natural” entre Norte y Centroamérica, gracias a una combinación de rutas marinas y terrestres que aprovechan la relativa debilidad de los gobiernos de las naciones por las que atraviesan y en las que aprovechan de la fuerza de los grupos delincuenciales asentados en ellos, especialmente las llamadas Maras, la M-13 y la M-18.

“Para transportar la cocaína, los cárteles colombianos usan “el eje de las Antillas” para alcanzar Europa, directamente y sin escalas, a través de veleros o traineras. El final de su escapada es generalmente España, hacia donde se dirigen grandes cantidades de droga”, dice el Ieee.es.

Y agrega que para desviar la atención de las autoridades, los colombianos reemplazaron las vías marítimas tradicionales que antes usaba la cocaína, por otra vía más al sur, a través de África occidental.

Se trata primero de zarpar desde América Latina, donde la cocaína es producida, tomando por lo general las rutas marítimas y después hacer escala en el África subsahariana para alcanzar Europa por la vía marítima. Con lo que estos traficantes pasan cada vez más por vías menos vigiladas y aprovechan las extensas costas africanas que son poco supervisadas”, dice el estudio.

El problema, en el ámbito de la violencia que sacude a América Latina y en particular a Centroamérica, según advirtieron hace tres años el geógrafo y autor francés Yves Lacoste y Alain Labrousse, ex director del Observatorio Político de Drogas, es que la pobreza y creciente desertificación del llamado “Corredor del Sahel”, entre el desierto del Sahara y la sabana sudanesa, una zona donde abundan operativos de lo que queda de Al-Qaeda pero también de sus sucesores.

“Para empezar es conveniente constatar que el mercado de la cocaína, en particular, es de gran envergadura. Porque no se trata de un simple tráfico paralelo a la actividad económica legal. Para tener una idea precisa, un kilo del estupefaciente es entregado a este mercado al mayoreo a un precio de 60 mil dólares el kilo en Europa y a 171 mil dólares en Arabia Saudita”, informa Ieee.es.

A esto, agrega, hay que tomar en consideración que el precio al menudeo se duplica una vez que ha llegado a su destino.

“Semejante suma de dinero habla por sí misma del poder desestabilizador que tiene ese mercado ilícito, sobre todo cuando esta droga transita por países cuyos aparatos de seguridad son débiles y sin la capacidad financiera para enfrentarlo”, agrega el documento del centro de estudios de España.

Y pone como ejemplo el caso de Guinea Bissau, una de esas puertas de entrada del “polvo blanco latinoamericano” donde no es detenido debido a que los cárteles de la droga en ese país manipulan cientos de millones de dólares, cuando el tamaño de la economía de ese pequeño país de África occidental es de 912 millones de dólares, equivalente a unas cuantas toneladas de cocaína.

Al mayoreo, por ejemplo, la tonelada de cocaína latinoamericana en Europa cuesta 60 millones de dólares y en Arabia Saudita 171 millones. Situación que desde 2011 previó el general salvadoreño David Munguía Payés, quien entonces ocupaba el cargo de ministro de Defensa y que desde el pasado 14 de julio volvió a ocupar en sustitución de José Atilio Benítez.

El impacto de los recursos de los narcotraficantes y la vulnerabilidad de los Estados llevó a que en ese mismo año Centroamérica se convirtiera en la región más violenta del planeta: Honduras tenía una tasa de 91.61 “homicidios dolosos” por cada 100 mil habitantes, y El Salvador que tenía 70.19 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2011, según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la OEA. México, por ejemplo, tenía una tasa ligeramente superior a 22 por cien mil.

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