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Tuvimos varios capos en años 80

Norwin Meneses Cantarero.

Primero fue el gobierno de Estados Unidos el que protegió a narcotraficantes en los años 80, a cambio de que consiguieran dinero para los Contras y ayudaran a destruir a la revolución sandinista. Es paradójico, pero ocho años después de terminado el conflicto bélico, tres magistrados de Apelaciones del FSLN, dieron un bien argumentado fallo para dejar en libertad al conocido “Rey de la Droga”, Norwin Meneses Cantarero.

Un año antes, Meneses Cantarero, miembro de una prominente familia somocista, había sido puesto en libertad por un juez ejecutor, aunque volvió a prisión después de que otro judicial revocara la polémica sentencia. Sin embargo, ya estaba “escrito” que sería un hombre libre pese a que no había cumplido totalmente su condena.

Es una larga historia que nos demuestra que la relación de nuestro país con la droga es de vieja data y que tuvimos nuestros propios “capos” incluso desde antes de que Pablo Escobar se consolidara como el “rey de reyes”.

Una publicación mexicana pregunta ahora qué habría pasado si Estados Unidos hubiera actuado en los años 80 en contra de de estos narcotraficantes, entre ellos Meneses Cantarero y Oscar Danilo Blandón, dos oscuros personajes que actualmente viven sus vidas tranquilos. Estos dos señores introdujeron masivamente el “crack” en Norteamérica a fin de conseguir dinero para los Contras. Y para ellos, naturalmente.

Esta es la nueva crónica mexicana sobre esos tristes días que costaron miles de muertos –la mayoría jóvenes- a una Nicaragua convulsa que ve otra vez cómo regresa peligrosamente el flagelo de la droga de la mano de nuevos barones del crimen organizado.

Fausto Ovalle

En las afueras del penal de Tipitapa, en Nicaragua, los instrumentos del mariachi comenzaron a sonar un día de octubre de 1998. La fiesta era para celebrar la liberación del conocido “Rey de la droga”.

Norwin Meneses Cantarero recuperaba la libertad tras siete años de permanecer en la cárcel, acusado de narcotráfico, actividad que inició a mediados de la década de 1970 para transportar cocaína hacia Estados Unidos, principalmente al puerto de San Francisco.

En su país natal, Meneses ahora se dedica a predicar la palabra de Dios, vocación que encontró tras las rejas, y a actividades lícitas como la ganadería y hotelería.

¿Pero el gusto de la música mexicana de dónde le viene? Tal vez de su época como narcotraficante, donde tuvo algunas residencias en México, principalmente en la ciudad fronteriza de de Tijuana.

La presencia de Norwin Meneses en Tijuana forma parte de la historia de la CIA y sus vínculos con los movimientos contrarrevolucionarios para derrocar gobiernos comunistas en el marco de la Guerra Fría.

La investigación

En agosto de 1996 apareció en el San José Mercury News un reportaje que molestaría mucho al gobierno federal de Estados Unidos, principalmente a los integrantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus silgas en inglés).

Gary Webb, a través de su reportaje “Dark Alliance, The CIA, the Contras and the crack cocaine”, señalaba que las autoridades estadounidenses permitieron durante los primeros años de 1980 que el crack inundara las calles de Los Ángeles, principalmente los barrios negros.

La oscura alianza consistía en que los agentes de la CIA se harían de la vista gorda en el trasiego de droga a cambio que los narcotraficantes apoyaran con armas y dinero a la contra nicaragüense para derrocar al gobierno sandinista que asumió el poder en 1979.

Los delincuentes que resultaron beneficiados por ese pacto eran el afroamericano Ricky Donnell Ross, que distribuía la droga en Los Ángeles, y los nicaragüenses Oscar Danilo Blandón y Norwin Meneses, quienes tenían los contactos con los colombianos para comprar cocaína e introducirla a Estados Unidos.

El reportaje despertó la molestia de la CIA, que se encargó de realizar una investigación interna y de otras agencias de seguridad estadounidenses para tratar de desmentir lo publicado por Webb.

En su reporte final, que le llevó 15 meses realizarlo, la agencia estadounidense concluye que nunca hubo alguna colaboración de parte de sus agentes para permitir el trasiego de droga para apoyar la contra nicaragüense.

Acepta que los narcotraficantes obtuvieron beneficios de agencias de Estados Unidos, como el ser testigos protegidos, y que durante sus actividades delictivas nunca fueron aprehendidos por falta de coordinación.

Añade que Norwin Meneses y Oscar Danilo Blandón apoyaron a la contra de Nicaragua, pero que el respaldo no fue significante.

La investigación de la CIA también permitió conocer que los narcotraficantes nicaragüenses tenían como ruta de distribución Tijuana, donde era su lugar de cruce hacia los Estados Unidos o donde obtenían documentos ilegales.

Norwin Meneses Cantarero, nacido en junio de 1943, era uno de los principales introductores de cocaína de Nicaragua a los Estados Unidos, gracias a sus relaciones con narcotraficantes colombianos.

Meneses provenía de una familia tradicional nicaragüense, con estrechas relaciones políticas con el gobierno de Somoza, por lo cual a la llegada al poder de los sandinistas en 1979 comenzó a apoyar los movimientos contrarrevolucionarios.

El respaldo brindado a los contra era a través de las ganancias obtenidas por la venta de droga en Estados Unidos, donde su principal distribuidor era Oscar Danilo Blandón.

En el tiempo que realizó sus actividades, desde a mediados de la década de 1970 a 1991, cuando fue detenido, Meneses estuvo varias ocasiones en Tijuana, principalmente a principios de los años 80´s.

La investigación de la CIA, realizada por la publicación del reportaje de Gary Webb, detalla que el primer reporte que se tiene en Estados Unidos del “Rey de la droga” fue del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS, por sus siglas en inglés).

Expone que el 11 de septiembre de 1980, Meneses, quien residía en México a través de una visa de turista, trató de ingresar por la garita de San Ysidro, California, pero se le negó la entrada porque no contaba con visa vigente.

Tres años después, el 30 de julio de 1983, Norwin Meneses se presentó de nuevo frente a un agente de migración de la garita de San Ysidro para tratar de ingresar a Estados Unidos.

El narcotraficante dijo que su pasaporte lo había dejado en la Unión Americana; versión que no le valió para ingresar y fue deportado por a Tijuana.

Un año más tarde, en 1984, la investigación de la CIA apunta que Meneses si logró ingresar a Estados Unidos por Tijuana a través de una tarjeta de residencia falsa.

Un informante que participó en la investigación de la CIA expuso que Meneses presumía de pasaportes falsos de Nicaragua impresos en Tijuana; pero también existen versiones de otros informantes en el sentido que los documentos eran originales, expedidos por funcionarios de su país.

La conexión de la droga

arellanoUno de los principales operadores del “Rey de la droga” en California era Oscar Danilo Blandón, quien fue detenido en Estados Unidos en 1992 por narcotráfico y sentenciado a 28 meses de prisión porque accedió a colaborar con la justicia.

“Hombre corpulento, de pelo entrecano y porte distinguido”, Blandón llegó a Estados Unidos a finales de la década de 1970 como exiliado político y poco tiempo después iniciaría con sus conexiones con el narcotráfico.

Su negocio fue de rápida expansión y pronto sería responsable de distribuir droga en San Francisco, Nueva Orleans, Los Ángeles, San Antonio y Miami.

La ruta de la cocaína era Colombia, posteriormente la llevaba a Managua, Nicaragua, desde donde realizaba un viaje en camión hasta Tijuana, México.

La introducción a través de Tijuana era gracias a la colaboración de agentes de la patrulla fronteriza y uno de sus socios, Sergio Guerra, quien tenía un estacionamiento cerca de la frontera entre México y la Unión Americana.

En agosto de 1991, Blandón fue detenido junto con Sergio Guerra por agentes estadounidenses, ya que tenían en su propiedad 117 mil dólares en efectivo y en “Money orders”.

Al momento de su captura, informaron que iban a Tijuana para encontrarse con un colombiano, que era uno de sus distribuidores de droga.

Blandon fue liberado y vuelto a detener en diciembre del mismo año, ahora en Los Ángeles, California, luego de una transacción con narcotraficantes colombianos.

De nueva cuenta el narcotraficante nicaragüense sorteó a las autoridades, obtuvo su libertad, pero fue detenido por narcotráfico en 1992.

Blandon se acogió al programa de colaboradores de la justicia y se comprometió a declarar en contra de Norwin Meneses en caso de ser necesario, lo cual hasta el momento no ha sido necesario.

Gary Webb apunta que el trato preferencial que recibió Blandon y la falta de investigación en Estados Unidos en contra de Meneses, quien también fue colaborador de las autoridades, son privilegios que obtuvieron por la relación que tuvieron con la CIA para apoyar los movimientos contrarrevolucionarios en Nicaragua durante la década de 1980.

Añade que Blandón nunca fue investigado por su presunta relación con la CIA y el apoyo a los contra.

Una vez finalizada la Guerra fría, a finales de los 80´s, capturados o muertos los principales narcotraficantes colombianos, a principios de la década de 1990, las autoridades estadounidenses empiezan a hablar de los nuevos narcos mexicanos, entre ellos los hermanos Arellano Félix, quienes controlarían el trasiego de droga en la frontera de Tijuana.

El periodista Jean-Francois Boyer, en su libro La guerra perdida contra las drogas, considera que las autoridades de Estados Unidos conocían de los cárteles mexicanos, pero no hablaban de ellos porque los intereses económicos se imponían, ya que estaba en puerta la negociación del Tratado de Libre Económico con México y Canadá, que le representaría el inicio de la expansión comercial en Latinoamérica.

La periodista Anabel Hernández, autora de Los señores del narco, expone que las detenciones de los narcos colombianos, ligados con la Contra, fueron porque a las autoridades estadounidenses ya no les servían.

La historia del narcotráfico en Tijuana fuera diferente sin la no participación de las autoridades estadounidenses.

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