Francisco visto por Leonardo Boff
Rubén Aguilar Valenzuela
* Piensa que el papa “es muy valiente. Se ha situado junto a los pobres y contra la injusticia. Tenemos una Iglesia que tiene hábitos palaciegos y principescos” y el papa “ha mandado señales de que quiere otro estilo de Iglesia, de los pobres y para los pobres y ésta es la gran herencia de la Teología de la Liberación”.
El teólogo brasileño Leonardo Boff (1938), uno de los referentes fundamentales de la Teología de la Liberación, perseguido y condenado por Juan Pablo II y el inquisidor en turno, el cardenal Joseph Ratzinger, plantea en entrevista al periodista Francho Barón su visión sobre el papa Francisco. (El País, 24.06.2013)
Boff dice: “Siempre me he considerado un teólogo católico que nunca ha abandonado la Iglesia. Siempre he dicho que cambié de trinchera, pero no de batalla.
“Por tanto, mi trabajo eclesiástico sigue, pero con una diferencia: me he casado”. Dejó el sacerdocio después de la condena vaticana.
Piensa que el papa “es muy valiente. Se ha situado junto a los pobres y contra la injusticia. Tenemos una Iglesia que tiene hábitos palaciegos y principescos” y el papa “ha mandado señales de que quiere otro estilo de Iglesia, de los pobres y para los pobres y ésta es la gran herencia de la Teología de la Liberación”. El estilo del papa, dice, “va a poner en jaque los hábitos tradicionales de cardenales y obispos”.
Sobre el celibato piensa que el papa, que tiene la experiencia del tercer mundo, puede dar pasos para abolir el celibato obligatorio.
En su versión, lo primero que debe hacer el papa es “reconocer que hay 100,000 sacerdotes casados en la Iglesia y permitir que vuelvan a su trabajo” y que también “se instituya el celibato opcional”.
De acuerdo con Boff, eso es algo que han hecho ya todas las iglesias cristianas y “la única que se resiste es la católica. Y con ello se hace mucho daño”.
En su visión, la Teología de la Liberación puede vivir un nuevo auge porque ésta nació “como un intento de escuchar el grito de los oprimidos y la manera de actuar del nuevo papa favorece esta doctrina”.
El teólogo brasileño piensa que no es necesario e incluso tampoco conveniente que el papa haga mención explícita a la Teología de la Liberación “porque podría crear polémica”.
Lo relevante es que el papa reconozca, pero sobre todo asuma, su forma de abordar el mundo de los pobres y el papel de la Iglesia en él.
Boff, que fue franciscano, piensa que la decisión del papa de optar por el nombre de Francisco, que lo toma de Francisco de Asís, el fundador de los franciscanos en el siglo XIII, no sólo es “un nombre sino un proyecto de Iglesia. Una Iglesia pobre, humilde, despojada de poder, que dialoga con el pueblo”.
En versión de quien recientemente escribió Francisco de Roma y Francisco de Asís, “hay mucha esperanza de que el papa inaugure la Iglesia del tercer milenio” y considera que con la llegada al papado de este jesuita argentino “se va a crear una dinastía de papas del tercer mundo”.
Para Boff el futuro del cristianismo en América Latina no es el de una religión como la que conocemos ahora sino una que tendrá “muchos elementos cristianos, especialmente los santos, la misa, los ritos como el bautismo, la eucaristía o el matrimonio, pero también elementos de la tradición indígena y de las religiones afroamericanas”.