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Reinas del crimen organizado

Tania Zaleska Solís Castillo, la "reina de las anfetaminas".

Tania Zaleska Solís Castillo, la “reina de las anfetaminas”.

* En Centroamérica, las mujeres no sólo han sido víctimas de la inequidad de género; en algunos casos se han convertido en líderes del narcotráfico, pandillas e incluso matrimonios falsos. La nicaragüense Tania Zaleska Solís Castillo, es una de esas peligrosas féminas.

Centroamérica ha sido tierra de reinas: la de las sicarias, la de los matrimonios falsos, la del narcotráfico y la de las anfetaminas. La nicaragüense Tania Zaleska Solís Castillo, la guatemalteca Marllory Dadiana Chacón Rossell, la hondureña Nelly Suyapa López Hernández y la costarricense Kattia Marcela Salas Guevara, tuvieron sus tronos al amparo de operaciones criminales en el istmo.

“Las mujeres son víctimas pero también victimarias, a veces por lazos afectivos con hombres criminales”, contó la hondureña Regina Fonseca, coordinadora del (no estatal) Centro de Derechos de la Mujer de Honduras.

“El nexo las expone al riesgo enorme de ser captadas y entrenadas por las bandas, a estar en su jerarquía, quizás a cambio de proteger sus vidas o a sus familiares”, dijo Fonseca al diario El Universal, de México.

“Cautivadas por amor o por intereses económicos, están atrapadas en esta forma de esclavitud”, narró.

Aunque algunas escalan a cargos de mando, como las cuatro reinas y sus temibles feudos, la mayoría ocupa puestos bajos o intermedios de un escalafón dominado por hombres y estructuras patriarcales y “machistas”.

El fenómeno ocurre en una zona que, sin estar en guerra, fue ubicada desde 2009 por el Programa de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre las más violentas del mundo.

Centroamérica alberga 23 modalidades de alta, mediana y baja intensidad del crimen organizado transnacional, nacional y local, en las que está creciendo la participación femenina.

Los cetros

Detenida en noviembre de 2014 cerca de Tegucigalpa, la hondureña López Hernández, de 27 años y conocida por el alias “La Camu”, fue identificada como “peligrosa pandillera” de la Mara 18, involucrada en los asesinatos de conductores de autobuses del transporte remunerado de personas en esa capital. La 18 es rival de la Salvatrucha, la otra mara.

En un convoy de tres autobuses robados, “La Camu” viajaba con familiares y amigos de un marero muerto al que iban a sepultar. La “reina de las sicarias” es señalada como cerebro de ataques y homicidios a autobuseros que se negaron a pagar extorsiones.

Con un perfil social distinto, la costarricense Salas Guevara, de 44, se convirtió en la “reina de las matrimonios falsos”. Abogada de San José, fue condenada a 186 años de cárcel en 2012 por 31 delitos de falsedad ideológica de 2004 a 2006 en sus servicios notariales, al casar a costarricenses -sin su consentimiento y con documentos robados- con cubanos, chinos, colombianos y centroamericanos que requerían visa para ingresar a Costa Rica.

La mujer se hizo de fama en el mundo de la trata de personas por su habilidad para facilitar el visado para el extranjero por la vía del enlace fraudulento, ya que disponía de “una máquina de producción masiva de matrimonios totalmente falsos” y cobraba hasta 5 mil dólares por cada boda, según un tribunal costarricense.

Para la guatemalteca Chacón Rossell, de 42, el convertirse en 2012 en figura pública tras ser una desconocida para millones de centroamericanos y, por sus manejos empresariales ocultos, al quedar identificada por Estados Unidos como la “reina del narcotráfico en Centroamérica”, fue un conflicto.

Presa en EU tras aparentemente entregarse a las autoridades de ese país en 2014, operó una red de narcotráfico para el cártel de Sinaloa y otras mafias mexicanas, y un entarimado de firmas privadas para “lavar” dinero en Guatemala, Honduras y Panamá.

Otra figura clave ha sido Solís Castillo, de 33 años y conocida como la “reina de las anfetaminas”: la policía de Nicaragua la perseguía desde 2009 tras un decomiso en ese país de más de cuatro millones de pastillas de éxtasis o “droga del amor” producidas con precursores químicos importados de Bangladesh y Singapur, para enviar a EU.

Detenida en 2012 en Guatemala, fue extraditada en marzo de 2014 a Nicaragua y en septiembre pasado se le halló culpable de transporte internacional de estupefacientes y crimen organizado.

Podría recibir una condena de 28 años de cárcel. Ahora las cuatro “reinas” están presas y aunque ninguna abdicó, sus “reinados” ya acabaron: hoy, unas celdas son sus palacios.

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