Los animales rehenes del “Arlen Siu”

Dr. Enrique Rimbaud

Como tantas veces anteriormente, concurrimos hace un par de semanas al “Zoo” Arlen Siu, en León, y lo pongo entrecomillado porque es una pretensión desmesurada y soberbia querer llamar zoológico a ese pobre parque carcelario para animales – más cercano a un centro de castigo, represión y torturas que a un lugar donde se conserva la biodiversidad ex situ -, y como todas las veces anteriores, la depresión, la tristeza, la ira y la rabia fueron los sentimientos que afloraron desde nuestro corazón.

Un zoológico es un centro educativo donde se mantienen especies en condiciones de bienestar animal, con estándares mínimos de seguridad, tanto para los animales como para los visitantes, en donde además de mantener adecuadamente las especies, se reproducen, salvaguardando en sus instalaciones animales en peligro de extinción o en riesgo crítico. Muchas de estas crías se devuelven a la naturaleza para preservar las especies. ¡Muy lejos de esto está por supuesto el Arlen Siu!

Ninguna de las jaulas cumple los requisitos mínimos de espacio, bienestar y comodidad para las especies, ninguna de las dietas es adecuada a la especie que está destinada, notándose el estrés y sufrimiento en la mímica o actitud de cada animal allí castigado por delitos o pecados nunca conocidos o difundidos.

Las dietas están lejos de ser balanceadas, de tener las cantidades mínimas de proteínas, energía, lípidos y minerales necesarios para cada animal.

Para muestra basta un botón. Los tigres, dos tigresas bellas, aunque sucias y flacas por la ignorancia de quienes las cuidan, están en una jaula con malla para gallinero, lo que pone claramente en evidencia la ignorancia de sus cuidadores de la fuerza o potencial de un tigre, las jaulas de grandes felinos deben ser de barrotes de hierro gruesos, con 25 metros cuadrados por animal, y 30 metros cuadrados de solárium por animal (apenas viven las dos tigresas en tristes 8 metros cuadrados), con una fosa de separación del público, y vallas de contención para que público no se acerque.

Lo mismo para el cocodrilo y los monos araña, no puede el público acercarse y las mallas de gallinero no los aguantan. Este “zoo” es un peligro para los animales, pero más para el público que lo visita.

En la visita que hicimos, los delegados locales y nacionales de MARENA dieron la clausura del zoológico, planteando el peligro para los visitantes hasta que la Alcaldía reformara adecuadamente las instalaciones y que estas dejaran de ser peligrosas para la gente y torturadores de animales.

Una medida absolutamente correcta, seria y responsable. Aunque personalmente, yo hubiera decomisado todos los animales y llevado a lugares adecuados para ellos.

Lamentablemente, los medios aprovecharon esta situación, para pasarle la cuenta al Alcalde de León, y más allá del bienestar animal, se pusieron a discutir sobre la gestión y manejo de fondos del alcalde, encaramándose en el “zoo” pero sin preocuparles los animales.

El alcalde, más allá de su gestión y manejo de fondos, que desconozco, visiblemente molesto y enojado, comenzó a buscar culpables, quejándose al gobierno central de la situación.

Públicamente dijo que iba a asesorarse de un conocido gestor de “zoos”, que mal puede asesorar a nadie cuando sus propias instalaciones no son las adecuadas, condenando con esto a los animales ahí parqueados a seguir sufriendo, y a sus propios votantes a vivir en peligro por sus instalaciones deficientes.

¿Quiénes salieron perdiendo? Los animales, rehenes de una situación política a la que no se le avizora solución en lo inmediato.

Dos tigresas de bengala, un cocodrilo, nueve tortugas, diez pelibuey, una guatusa, seis monos araña, un sahino, tres caracará, tres conejos, un venado, un mono cara blanca y cuatro mapaches. 29 animales presos, en mal estado, mal alimentados, rehenes de una situación, rehenes de la política mal entendida, rehenes de una actitud de egoísmo y orgullo irresponsables.

Por favor, pedimos recapitular, reflexionar, repensar la situación, y más allá de gestiones y orgullos, tomar la decisión más adecuada para los animales, que sin dudas, es quitarlos de allí.

¡Porque los animales nos importan!

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