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Un atentado muy “accidental”

 

Jaime Roldós, el para Ronald Reagan incómodo presidente de Ecuador en los años 80.

Jaime Roldós, el para Ronald Reagan incómodo presidente de Ecuador en los años 80.

* En los años 80 del siglo XX, los aviones se volvieron peligrosos para los líderes políticos no alineados con la política de Estados Unidos. Era la época de Ronald Reagan, quien alentó el sucio accionar de la CIA y hubo una serie de “accidentes” exitosos como los de Omar Torrijos y Jaime Roldós.

Horacio Bernades
Página 12

A comienzos de los años ’80, viajar en avión no era muy seguro en América Latina. Al menos, no si se era una alta autoridad política, no alineada con algunas de las dictaduras que en ese momento se enseñoreaban en el continente y que a partir de 1981 el gobierno de Ronald Reagan y la Agencia Central de Inteligencia se ocuparon de apoyar, sostener, armar e incitar. En 1980, el boliviano Jaime Paz Zamora, líder de la oposición a la dictadura del general Banzer y futuro Presidente de la Nación, sobrevivió a un “accidente de aviación” tan accidental como puede serlo un atentado. Asumido Reagan en enero de 1981, la inseguridad aérea se intensificó, con una serie de “accidentes” exitosos.

En un lapso de dos meses murieron, tras sendas caídas o explosiones aéreas, los presidentes de Ecuador y Panamá (Jaime Roldós y Omar Torrijos, respectivamente), el comandante en jefe del ejército peruano, general César Hoyos, y el ministro de Defensa del Ecuador (con lo cual ese país ostenta el record de dos altas autoridades muertas por la misma vía, con diferencia de un par de semanas). La muerte de Jaime Roldós, que se proyecta hoy y el domingo 16 en el Palais de Glace (ver detalle al pie), narra en detalle la vida y muerte del político ecuatoriano que en mayo de 1981 pagó cara su firme oposición al eje Estados Unidos/dictaduras latinoamericanas. Incluida la argentina.

“¿Dónde comienza esta historia?”, se pregunta reiteradamente en off Manolo Sarmiento, correalizador del film junto a Lisandra Rivera, en los primeros minutos de La muerte de Jaime Roldós. Exhibida en la última edición del Doc Buenos Aires, la película de Sarmiento y Rivera tuvo una repercusión tan importante en su país que llevó al gobierno de Rafael Correa a reabrir la investigación por la muerte del ex presidente. Uno de los posibles comienzos de la historia es cuando la dictadura militar de ese país decidió, en 1978, un retorno condicionado a la democracia. Una de las condiciones era que el líder populista Assad Bucaram no podía ser candidato; entonces, éste designó a su sobrino político, el joven abogado Jaime Roldós (37 años en ese momento), bajo la consigna “Roldós al gobierno, Bucaram al poder”. Poco después de la asunción de su delfín, Bucaram se alió en su contra con políticos conservadores, siendo acusado de conspiración por Roldós.

Los gestos de Roldós en materia de política internacional fueron bastante evidentes: viajó a Nicaragua cuando el sandinismo ganó las elecciones; apoyó a la insurgencia salvadoreña; se negó a saludar en público al presidente de ese país, Napoleón Duarte; promovió la firma de una “Carta de Conducta” por parte de gobiernos democráticos iberoamericanos, en apoyo de los derechos humanos en el continente; dio órdenes al comandante en jefe del ejército para que no adhiriera al Plan Viola, versión diplomática del Plan Cóndor.

Los gestos de la derecha de su país también fueron evidentes. Cuando Roldós ganó las elecciones en primera vuelta hubo denuncias de fraude, estallaron bombas en sitios públicos y casas de políticos, se pospuso la segunda vuelta nada menos que seis meses. Tras la asunción de Reagan (a la que Roldós no asistió), Raúl Sorrosa, comandante en jefe de la marina ecuatoriana, se encontró en Buenos Aires con su amigo personal, el almirante Lambruschini.

El político opositor León Febres Cordero concurrió al Congreso con un arma en la cintura. En el momento del “accidente” aéreo, Roldós tenía sobre su escritorio la orden de destitución de Sorrosa, misteriosamente desaparecida. Tras la caída del segundo avión, que transportaba al ministro de Defensa, Sorrosa asumió en su lugar, así como tres años más tarde Febres Cordero terminaría siendo presidente de la Nación.

Con abundante material de archivo, La muerte de Jaime Roldós –que una de las más importantes cadenas cinematográficas de su país se negó a exhibir, con el curioso argumento de no tratarse de un film de entretenimiento– cuenta con testimonios de ex funcionarios que detallan entretelones del Plan Viola y de la llamada “guerra de Paquisha”, conflicto limítrofe con Perú de cuyo estallido el ex canciller acusa sin vueltas al gobierno de Estados Unidos.

Particularmente sustanciosas son las referencias a la presencia de torturadores argentinos en Bolivia, bajo el gobierno de Banzer, así como al Plan Cóndor, al que los militares ecuatorianos habían adherido en 1978, antes de la asunción de Roldós. Se reproduce la conferencia de prensa en la que Ronald Reagan, recién asumido y ladeado por George Bush padre, sostuvo que no necesariamente había que dejar de ser amigo de gobiernos que no respetaran los derechos humanos, y puede verse al populista Abdalá Bucaram, fundador del así llamado Partido Roldosista Ecuatoriano, asistido por Domingo Felipe Cavallo durante su breve presidencia (agosto 1996/febrero 1997), antes de ser destituido por incapacidad mental. Tragicómicas curiosidades bananeras, previas al acceso al poder de Rafael Correa.

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