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“Agujas mágicas” en Perú

acupuntura4Zhao Hui | xinhuanet.com

* El médico Orlando Leiva se graduó en años 80 y el comienzo fue difícil por el temor a las agujas. Con el tiempo, atrajo a un grupo de pacientes fieles, quienes se recuperaron poco a poco de afecciones dolorosas tales como la neuralgia del trigémino, la parálisis facial o los espasmos musculares.

Lima.- Perú, uno de los países más lejanos de China, ha ido abrazando la cultura tradicional del país asiático a medida que la cooperación bilateral se ha extendido de los factores comerciales y económicos a los sociales más profundos durante la última década.

La acupuntura, la filosofía antigua y las artes marciales chinas son las principales atracciones para los ciudadanos peruanos, y sirven como ventanas hacia una civilización lejana y poco conocida.

Agujas mágicas

Según cálculos preliminares, en la capital peruana, Lima, hay casi medio centenar de clínicas o consultorías médicas de acupuntura, el setenta por ciento de las cuales están manejadas por médicos peruanos.

Orlando Leiva es uno de ellos. En 1986, junto con su esposa, Ana Rioja, ganó una beca de posgrado otorgado por el gobierno chino y juntos llegaron al Instituto de Medicina Tradicional de Beijing, siendo unos de los primeros médicos peruanos en estudiar acupuntura y medicina tradicional china.

“Lo primero que tuve que aprender en China fue el idioma. Claro que nos enfocamos en un idioma orientado a la salud, para involucrarnos, y después allí iniciamos el aprendizaje de la medicina tradicional en sus diferentes aspectos, pero muy en especial en la acupuntura, porque el que más nos impresionó, nos motivó, fue el aprendizaje de la acupuntura”, relata a Xinhua.

Después de dos años de estudio y un año de práctica, Leiva regresó a Lima con la idea de abrir una consultoría dedicada especialmente a ofrecer a los pacientes acupuntura, masajes y otros tratamientos chinos.

Sin embargo, en los primeros años, poca gente se atrevía a probar por miedo a las agujas sutiles y largas que se usan en la acupuntura. Leiva decidió dictar cursos de medicina tradicional china en los colegios médicos y para proyectos de la Salud Pública y el Seguro Social, a fin de ahuyentar las preocupaciones innecesarias de los pacientes.

Con el tiempo, Leiva y su consultoría atrajeron a un grupo de pacientes fieles, quienes se recuperaron poco a poco de afecciones dolorosas, tales como la neuralgia del trigémino, la parálisis facial o los espasmos musculares.

Además de recibir diariamente de 10 a 15 pacientes, en su tiempo libre practica taichí y juega al ping pong con su familia. “Me fascina casi todo de China, el taichí, el ping pong, la gastronomía…, incluso le puse un nombre chino a mi hijo Pedro, quien nació en China”, narra.

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