Colombia se ve amenazada por canal nicaragüense
* Consideran que se verán afectados arrecifes de San Andrés y Providencia y reserva marítima Seaflower que ahora comparten con nuestro país
Colombia ha levantado la bandera que algunos organismos esgrimen en Nicaragua en contra de la construcción del canal interoceánico por nuestro país, con parecidos argumentos a los expuestos localmente: el peligro de un colapso medioambiental.
El diario El Tiempo señala que todo hacer indicar que la construcción de la megaobra no tiene reversa y hace notar que “sería nefasta” para los arrecifes de coral de San Andrés y Providencia, arrebatados a Nicaragua con la venia de Estados Unidos tras la construcción del canal de Panamá.
El Tiempo señala lo siguiente:
“Para Colombia, el riesgo se concentraría en la reserva de biosfera Seaflower, en San Andrés y Providencia, ahora compartida con Nicaragua tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Un área marina entre las 10 más grandes del mundo y que alberga una de las más extensas porciones de arrecife de coral del planeta.
“Para la Corporación Autónoma Regional de San Andrés y Providencia (Coralina), e incluso para el exministro de Ambiente Juan Gabriel Uribe, las amenazas para los corales, uno de los organismos más sensibles de la Tierra a los cambios ambientales, van a multiplicarse con el canal, teniendo en cuenta que el tráfico de buques de enorme calado será intenso.
“A esto se sumaría la contaminación con sustancias químicas y el riesgo que se incrementa por la posible llegada de especies invasoras dentro de las aguas de sentina de los contenedores, con resultados catastróficos como los que ya ha ocasionado el pez león sobre la cobertura arrecifal de esta zona insular, tal como lo han explicado análisis del Ministerio de Ambiente.
“Como ha quedado planteado, hay mucho en juego. La construcción de esta megaobra comenzaría en diciembre y podría tardar una década. Y aunque siempre se había considerado una quimera, incluso desde comienzos del siglo XX, una segunda ruta para unir el Atlántico con el mar de Cortés, comenzó a gestarse, a hacerse realidad”.
La posibilidad de un canal por Nicaragua ha provocado preocupación también en Panamá, país que al inicio ofreció ayuda y casi de inmediato se convirtió en feroz denostador de la obra al percatarse de que sería un formidable rival.
El rechazo hasta el momento ha provenido en nuestro país de algunos sectores políticos que en el fondo temen que semejante obra ayude al presidente Daniel Ortega a entronizarse en el poder.
Los que lo apoyan tienen también sus razones, sobre todo para enfrentar a los ecologistas: son organismos no gubernamentales apoyados por naciones que en su momento realizaron obras faraónicas para salir adelante, sin importarles el daño que pudieran realizar al medio ambiente e incluso a grupos poblacionales.
El gobierno ve el canal como una de las pocas oportunidades que tiene Nicaragua, la segunda nación más pobre de América, para salir del subdesarrollo.
El proyecto está en la fase de estudios de factibilidad, distintos a los de impacto ambiental. Expertos nicaragüenses y foráneos realizan, desde finales del 2013, vuelos sobre la posible ruta para captar imágenes y levantar planos topográficos.
Simultáneamente, científicos y ecologistas hacen cálculos de lo que se perdería en términos de biodiversidad.
El Tiempo entrevistó a Jorge Huete Pérez, Director de la Academia de Ciencias de Nicaragua:
- ¿La construcción del canal es apoyada por la sociedad nicaragüense o el tema los ha tomado por sorpresa?
Siempre se ha dicho que el canal ha sido una aspiración de la nación nicaragüense; sin embargo, nunca se ha consultado a la gente.
Esta obra siempre ha sido impulsada por intereses foráneos, no nicaragüenses. La empresa a la que se entregó la obra es una concesión china prácticamente desconocida y que no tiene experiencia alguna en asuntos de mediana magnitud, mucho menos sobre asuntos de ingeniería mundial.
- ¿El proyecto tiene licencia ambiental en desarrollo?
La opinión de la comunidad científica nacional es que sí eran necesarios estudios de impacto ambiental antes de otorgar cualquier concesión. No se consultó a científicos nacionales. Un conservacionista de renombre internacional, Jaime Incer Barquero, augura un desastre sobre el lago de Nicaragua, pero no lo escucharon. Como el Gobierno mira al canal como la única vía para salir del subdesarrollo, será difícil que la opinión de algún experto lo haga cambiar de opinión.
- ¿Existe algún análisis de su parte, que haga un balance de los potenciales impactos ambientales que puede tener el canal en territorio colombiano o sobre la reserva de biosfera Seaflower?
Nicaragua no cuenta con estudios propios sobre el estado de la reserva de la biosfera Seaflower y, hasta la fecha, la tendencia en esta zona ha sido igual que con el proyecto del canal: sacarle lucro económico rápido a través de la explotación pesquera o petrolera.