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Una de Don Francisco en Nicaragua

Mario Kreutzberger, más conocido como “Don Francisco".

Mario Kreutzberger, más conocido como “Don Francisco».

Los judíos tienen fama de ambiciosos y tacaños, pero lo del animador chileno Mario Kreutzberger, más conocido como “Don Francisco”, se pasa de la raya. Un hombre que ha amasado una fortuna de más de 100 millones de dólares, lloriqueó en Nicaragua porque un taxista de San Juan del Sur, un lugar turístico y caro, le cobró 20 dólares por movilizarlo.

No tratamos de defender al “lagarto” que presuntamente estafó al famoso chileno de 77 años, hijo de judíos alemanes que huyeron de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Molesta, sí, la actitud de un ultra millonario acostumbrado a decir lo primero que se le viene a la cabeza, sin detenerse a pensar en el daño que podría causar al turismo en un país pequeño como Nicaragua.

El taxista que “mermó” la fortuna de Don Francisco de seguro ha estafado a otros extranjeros, quizás menos acaudalados que el chileno-alemán, lo que resulta una actitud deleznable y desgraciadamente común en ciudades turísticas de muchas partes del mundo.

Pero no es para quejarse de la manera que lo hizo el de Sábado Gigante. Es que muchos adinerados viajan a los países tercermundistas con la idea fija de que aquí todo es casi gratuito, como en efecto lo es en Nicaragua debido a los bajos precios.

¿Por qué no hace la comparación Don Francisco entre el precio de un filete tierno o “mignon” en San Juan del Sur y uno de París? Ya no digamos los platos gourmet que en la nación europea pueden llegar a costar cientos y hasta miles de dólares. De seguro ahí, donde no es tan conocido, don Mario paga sin chistar.

¿Saben cuánto gastó Don Francisco de su fortuna pagándole al taxista de San Juan del Sur? La bicoca de 0.00002 dólares (dos cienmilésimas) es decir, un grano de arena de su cuantiosa fortuna.

Por lo anterior, consideramos que Don Francisco la pifió en nuestro terruño. Le agradecemos que haya venido a gastar una ínfima parte de su dinero aquí, no obstante, eso no lo faculta a hacernos daño con comentarios que incluso pueden tenerse como mal intencionados.

Aclaramos que no tenemos nada en contra de los judíos ni de su pintoresca fama de avaros, pero así son vistos en todo el mundo, donde incluso les han hecho innumerables chistes, como aquel de los dos hijos de Israel náufragos:

Están Isaac y Natalio, dos judíos, perdidos en medio del mar en un bote de remos.
Llevan una semana sin probar bocado ni tomar agua, cuando de pronto ven una lancha de rescate de la Cruz Roja.
Comienzan a remar desesperados, pero en sentido contrario.
La lancha acelera, pero los judíos reman cada vez más rápido.
Finalmente la lancha termina por alcanzarlos y los médicos de la Cruz
Roja les preguntan:
– ¿Qué les pasa? ¿Por qué huyen? ¡Somos de la Cruz Roja!
– Los judíos contestan al unísono.
– ¡Ya colaboramos, ya colaboramos!

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