Un espanto de Semana Santa: el Padre sin cabeza
* Una leyenda nicaragüense asociada al primer asesinato de un Obispo en tierra firme de América, perpetrado por los considerados primeros dictadores de Nicaragua
En 1549, todavía bajo el oscuro influjo de los resabios de la Edad Media, dos siniestros hermanos españoles que residían en León, Viejo, Nicaragua, alentados por su perturbada madre, mataron a un alto religioso.
De eso hace 465 años. Fue el primer asesinato de un Obispo en tierra firme. La joven América colonial se percató entonces de la presencia de los hermanos Hernando y Pedro Contreras, los malvados hijos del segundo gobernador de Nicaragua, Rodrigo de Contreras. Detrás de estos desalmados estaba la influencia de su nefasta madre, María de Peñalosa.
Valdivieso fue víctima de intrigas no solo por ser el defensor de los Indios sino porque era además mediador de las ambiciones de los funcionarios y el clero.
Para quitarle la vida utilizaron un puñal que blandió el sanguinario capitán Juan Bermejo. Después de su muerte los asesinos se repartieron la provincia, su población, los objetos de valor y las joyas episcopales del Obispo.
El crimen cometido contra el fray Valdivieso sembró cólera y malos augurios en los creyentes de esa época. Dio origen además a una leyenda asociada a la Semana Santa, -que está por instalarse en Nicaragua- y a la que muchos en León dan como cierta.
El mito popular señala que Valdivieso fue decapitado de un solo machetazo en el atrio de su mismo templo, por dos poderosos hermanos, y que su cabeza había rodado hasta la orilla del lago Xolotlán. Allí se sumergió dando origen a una inmensa ola que se levantó sobre la superficie y avanzó hacia la ciudad, cada vez más grande y fuerte, llegando a reventar donde había sido asesinado el religioso y sepultando a la ciudad.
La aparición
Y luego fue asunto de esperar. Los pobladores indígenas y criollos empezaron a ver en los atrios de las iglesias y en las calles solitarias de los pueblos, un bulto negro que se movía al amparo de la oscura noche. Con el paso del tiempo algunos moradores se dieron cuenta que la aterradora y sombría aparición era nada menos que un padre sin cabeza.
Quienes han tenido encuentros cercanos con el espanto, cuentan que el padre sin cabeza lleva sotana y zapatos negros, en la cintura prende un cordón del que cuelga una pequeña campana, misma que hace sonar mientras avanza. Lleva un rosario en lo que le queda de cuello.
Refiere la leyenda que el padre sin cabeza camina penando por el mundo, visitando los templos de las diferentes ciudades, rezando las letanías o el rosario, buscando su iglesia y su testa.
Algunos refieren que el padre aparece solo el Jueves y el Viernes Santo para visitar las iglesias, y que cuando se encuentra frente a cualquiera de ellas, hace reverencias en las “puertas del perdón” que tienen algunos templos construidos por españoles para que por allí entraran las personas con grandes pecados que buscaban indulgencia.