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40 años del hermanamiento de Cabra y Metapa

Rubén Darío y Juan Valera.

Rubén Darío y Juan Valera.

Antonio Suárez Cabello
La Opinión

En ocasiones se establecen lazos de amistad y cooperación entre los pueblos. Estas relaciones fraternales, que hermanan a dos ciudades, vienen motivadas en la mayoría de los casos por cuestiones culturales, llevando de forma implícita el contacto humano además de vinculaciones solidarias. Cabra en la actualidad está hermanada con Ciudad Darío (Nicaragua), Isla Galiano (Canadá), Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), Linares (Jaén) y Urubamba (Perú).

Metapa es la ciudad nicaragüense en la que nació Rubén Darío, el príncipe de las letras castellanas, y que en 1920 cambió de nombre en honor del poeta, pasando a llamarse desde entonces Ciudad Darío. Nuestro insigne egabrense, don Juan Valera, siempre presumió de haber descubierto al poeta antes que nadie; así lo expone en una carta que dirige a Cristóbal de Castro sobre la juventud intelectual (Madrid, 1904): “[...] los versos de Rubén Darío, el cual ha formado escuela y tiene multitud de discípulos e imitadores entre nosotros. Pues bien: yo me jacto de haber escrito sobre Rubén Darío y de haberle elogiado como merece, mucho antes que nadie en España le conociera ni hubiese oído su nombre”.

Por su parte, el príncipe del verso castellano no oculta su admiración por el autor de “Pepita Jiménez”, poniéndolo de manifiesto en su libro “La vida de Rubén Darío escrita por él mismo”: “Uno de mis mejores amigos fue don Juan Valera, quien ya se había ocupado largamente en sus Cartas Americanas de mi libro Azul, publicado en Chile. Ya estaba retirado de su vida diplomática; pero su casa era la del más selecto espíritu español de su tiempo, la del “tesorero de la lengua castellana”, como le ha llamado el conde de las Navas, una de las más finas amistades que conservo desde entonces. Me invitó don Juan a sus reuniones de los viernes [sábados], en donde me hice de excelentes conocimientos”.

En noviembre de 1972 se coloca la placa que figura en el monumento a Don Juan Valera en la Paseo Alcántara Romero. La inscripción dice: “El Ministro del Distrito Nacional de Managua, rinde homenaje al gran pensador español Don Juan Valera, quien adivinó la grandeza de Rubén Darío”. La placa viene firmada por el embajador de Nicaragua en España, Justino Sansón Balladares, promotor de la idea, visitante asiduo a la tierra natal de Valera, con estrechas amistades en ella y personaje que suscita ciertas controversias en algunos círculos locales (recaudación de la campaña “pro-Managua” ante el trágico terremoto en la ciudad nicaragüense el 23 de diciembre de 1972 y que de manera ejemplar Cabra y su comarca se movilizó a través de Radio Atalaya, consiguiendo una importante ayuda económica y material).

Es en 1974 cuando se produce oficialmente el hermanamiento entre Cabra y Ciudad Darío. Está recogido en el acta del Ayuntamiento Pleno de fecha 10 de diciembre, en su punto 7.º: “La Dirección General de Administración Local, comunica a este Gobierno Civil con fecha 2 del actual, lo siguiente: Emitido informe favorable por el Ministerio de Asuntos Exteriores en relación con el acuerdo adoptado por el Concejo Municipal de la Ciudad de Darío (Nicaragua), del Departamento de Matagalpa, para llevar a efecto un acto de hermanamiento entre dicha Ciudad y la de Cabra, de esa provincia; esta Dirección General, de conformidad con el citado informe, se complace en autorizar al Ayuntamiento de Cabra para la realización del acto de referencia.- Lo que comunico a V.S. para su conocimiento, el de esa Corporación Municipal y demás efectos”. La Corporación acordó por unanimidad el hermanamiento entre Ciudad Darío (Nicaragua) y Cabra, reforzando de esta manera los lazos de amistad ya existentes.Juan Valera

Unos meses antes de este hermanamiento, el embajador de Nicaragua en España dona un medallón con la efigie del poeta Rubén Darío, colocándose en la plaza que lleva su nombre, y que se conserva en la actualidad. Un texto figura en dicho medallón: “Príncipe del verso castellano. Rubén Darío”. Parece que en aquellas fechas se sufragó una beca de estudio a un joven nicaragüense en el Antiguo Taller Escuela, hoy Instituto de Educación Secundaria Felipe Solís Villechenous.

El cumplirse este año de 2014 el cuarenta aniversario de aquel acuerdo ha propiciado el rendir homenaje a quien constituyó uno de los fenómenos más importantes de la historia de la poesía moderna en lengua española, Rubén Darío, gran artífice de la palabra poética y de la renovación de la sensibilidad estética. La iniciativa del acto poético y musical, y su realización de forma altruista, partió del Grupo de Cuerda Plectroarmonía (dirigido por José Fernández Álvarez) y de quien escribe (Antonio Suárez Cabello, en la declamación), contando en todo momento con la organización y patrocinio de la Delegación Municipal de Cultura y Patrimonio.

Este homenaje se llevó a cabo el pasado 26 de agosto en la plaza que lleva el nombre del máximo exponente del modernismo español. Allí se pudieron oír los poemas darianos, en un recorrido por sus libros “Abrojos”, “Otoñales, “Prosas profanas” y “Cantos de vida y esperanza”. En la noche del estío egabrense aparecieron por sus versos la princesa triste, la marquesa Eulalia, las letanías de nuestro señor Don Quijote o “juventud, divino tesoro” y algunos sonetos de “Las ánforas de Epicuro”. La música suramericana y española, interpretada por Plectroarmonía, puso un contrapunto emocional al recitado. Sonidos de milonga, habanera, tango, popular de Bolivia, Brasil, junto a la música de Isaac Albéniz y Ángel Barrios hicieron de la velada cultural un acto entrañable e intimista, reconocido por el público asistente (algunos de las localidades vecinas de Puente Genil, Benamejí y Lucena).

Al final de la velada artística tomó la palabra la embajadora de Nicaragua en España, Verónica Rojas, mostrando su agradecimiento y dirigiendo unas palabras de afecto a los asistentes y al pueblo de Cabra. Cerró el acto Javier Ariza, alcalde accidental, recordando en su intervención la figura del egabrense Francisco Hernández de Córdoba, conquistador y fundador de las ciudades nicaragüenses de León y Granada. La embajadora estuvo acompaña, entre otras personas, del embajador Juan Leña y de Maruja Mellado, que vivió intensamente todo lo relacionado con el hermanamiento.

Las redes sociales nos permiten conocer ampliamente la ciudad en la que nació Rubén Darío, en la que anualmente celebran unas jornadas con motivo de su natalicio. Mantener encendida la llama de los hermanamientos entre dos ciudades depende, mayormente, de las voluntades políticas de cada momento y de cada lugar. Recordar este acontecimiento, después de cuarenta años, ha servido de estímulo y afecto para una actualización de los sentimientos que hicieron posible que la amistad y convivencia de los inmortales Valera y Darío quedara reflejada y sellada en un compromiso, pasados los años, entre las ciudades que le vieron nacer.

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