De Monimbó hacia el mundo
Manuel García Moia, pintor nicaragüense residente en Estados Unidos.
Fue a los 15 años cuando Manuel García Moia vendió su primera pieza de arte en su natal Nicaragua, pero no sería la última obra de arte que el mundo vería. A pesar de la poca fe que su madre le tuvo, García Moia se convirtió en uno de los pintores y muralistas naif más reconocidos en el mundo entero.
Hoy, a sus 78 años, este pintor residente en Frederick, Maryland, se mantiene activo y actualmente trabaja en una exposición que presentará en el área metropolitana de Washington D.C. “En esta exhibición expondré de 25 a 30 de mis trabajos más importantes”, dijo García Moia, mostrando algunos de sus trabajos como “El Cupiacumi” y “Aprobando la Constitución”.
Por la década de los 50, Manuel García se especializó en el arte naif, el cual se caracteriza porque los trazos parecen hechos por niños, “pero se requiere destreza para lograrlos”, aseguró el pintor.
Entre sus obras se destacan los temas políticos, pero aún más las tradiciones y culturas del pueblo nicaragüense. Y es que García Moia nació en Masaya, la cual es considerada como “La cuna del folclor nicaragüense”.
En sus pinturas, los colores calientes que representan la tierra, el sol y los tejados de las casas hacen una mezcla perfecta con el verde de los bosques y el azul del cielo. La música, el humor y la alegría de Nicaragua, se representa en los personajes que van desde famosos políticos hasta miembros de su familia y otros renombrados artistas.
“Simplemente me inspiro por vivencias propias y acontecimientos relevantes que veo en la televisión o me cuentan mis familiares en Nicaragua”, dijo el artista.
García Moia también es el autor del mural más grande del mundo, localizado en un edificio de cinco pisos en Berlin, Alemania. En él presenta cómo su pueblo natal, Monimbó, lucha por sobrevivir la invasión del ejército somocista en 1978.
Su trabajó logró reconocimiento a nivel nacional e internacional, en donde se ha alzado con premios, como el de Dinamarca en 1985, el cual se ganó de entre un grupo de 50 pintores de gran categoría.
Con el pasar de los años y después de varios achaques que no le han hecho desistir de seguir pintando, Manuel García Moia sigue dando a conocer, en escuelas, en murales en Frederick, su pasión por la pintura, a la que ha llegado a llamar como su incurable adicción.
Fuente: Washington Hispanic.