Crueldad con los leones y vergüenza humana
Dr. Vicente Maltez Montiel*
Sonriente aparece en todas sus fotos de cazador Walter Palmer, un odontólogo norteamericano que goza matando animales indefensos.
* Reflexiones sobre el asesinato contra el león Cecil, en Zimbabue, a manos de un acaudalado odontólogo norteamericano, y el maltrato animal impune en nuestro país.
El diez de agosto se ha designado el Día Mundial del León (fellis lyon), el hermoso felino que constituye símbolo universal de fuerza y valentía y cuya existencia se encuentra en peligro de exterminio irracional por culpa de presuntos “deportistas” amparados por comerciantes inescrupulosos.
El caso más reciente es el biocidio contra el león Cecil, en las afueras del parque nacional Hwange de Zimbabaue, el pasado mes de julio, cuando el dentista norteamericano Walter James Palmer, impactó con un flechazo al emblemático felino produciéndole una muerte lenta, por lo cual es reclamado por la justicia en la actualidad.
La pérdida de sus hábitat, conflictos humanos como guerras, caza furtiva, la caza de trofeos y otros, son los factores que han diezmado la población de leones, calculada inicialmente en unos 200 mil, a los actuales 20 a 30 mil que se encuentran en vida salvaje.
Todavía está fresco el recuerdo del entonces rey de Españ, Juan Carlos, mostrando su miseria espiritual cuando -además era presidente del fondo de protección de la naturaleza de su país-, se dedicaba a exterminar nobles animales como los elefantes en Ruanda, África, en momentos en que su “reino” pasaba una crisis política y socio-económica que no ha podido superar.
Coincidiendo con sus actos destructivos de la fauna, tuvo un accidente que le produjo una fractura de la cadera. El escándalo de su conducta le llevó a abdicar de la jefatura de la monarquía.
En nuestro país hemos presenciado actos de crueldad y maltrato con los animales, que están tipificados como delitos en nuestra legislación positiva. El ejemplo más doloroso y que lesiona la dignidad del país y el tradicional espíritu bondadoso de los nicaragüenses, es el caso de los perros asesinados con flechas de costosas ballestas de “chicos plásticos”, en los cuales la policía no dio ninguna respuesta.
Muchos ejemplos más están presentes cada día y es importante destacar que quien maltrata a los animales es una persona con graves desarreglos mentales, que tarde o temprano pasará a conductas de odio, violencia y crímenes con seres humanos. En toda valoración de la salud mental se considera grave el practicar con deleite el abuso, maltrato y muerte de animales inofensivos.
El mundo ha respondido a la muerte del león Cecil. La artista Mia Farrow envió 600 mil correos por las redes sociales dando a conocer la dirección de la casa del dentista acaudalado Walter James Palmer, después cambió las comunicaciones para dar a conocer los locales de sus clínicas.
Palmer ha sido reclamado por la justicia de Zimbabue y en los Estados Unidos fue acusado en el 2008 de haber eliminado a un oso negro. Las líneas aéreas de ese país han dispuesto que no trasladaran “trofeos de caza”, en prevención de perder prestigio y clientela por el descrédito que traen consigo estas conductas.
Así como hablamos de las repercusiones de nuestros actos negativos en la vida privada que trascienden a lo público, casos de la violencia intradomiciliar de los hombres contra mujeres, así se ha venido construyendo en el mundo y se construye en nuestro país una conciencia bioética de protección a los animales, fauna y los entornos de vida de los seres humanos. Biocidio y ecocidio van de la mano, ninguna persona juiciosa quiere vincularse con estos depredadores.
En la cultura occidental que compartimos, sabemos que “el león es símbolo de poderío y soberanía. Símbolo del sol, el oro, la fuerza penetrante de la luz y el verbo”, dice el estudioso de los símbolos J. Chevalier.
De niños nos acostumbramos a ver el león de las películas de la MGM o ver de cerca en las visitas escolares, los leones que adornan la tumba de nuestro poeta nacional Rubén Darío, en la santa catedral de León, para exaltar su grandeza de poeta nacional y universal. El león es un símbolo de resurrección.
Al león además se le considera símbolo de poder y de justicia, recordemos los leones del trono del rey Salomón, de los reyes de Francia o de los obispos de la Edad Media. Cuando la Biblia habla del León de Judá se refiere a nuestro señor Jesucristo y dice el Apocalipsis: “Él ha triunfado para abrir el libro y sus siete sellos”.
No solo el cristianismo lo ha considerado símbolo. Krisna dice que “es el león entre los animales”, el león sirve de trono a Buda y para la tradición islámica Alí, el yerno de Mahoma, es el león de Alá. El león es a lo sagrado, lo que la hiena es a lo profano o detestable.
Algunas consideraciones negativas del león las ha expresado San Juan de la Cruz, que destaca “la impetuosidad del apetito irascible y para San Hipólito es una dualidad, ya que es símbolo de Cristo y del Anticristo por su tendencia al “dominio despótico”. Otras opiniones atribuyen al león representación de “renacimiento”, porque cuando devora al toro expresa desde milenios el día y la noche, el verano y el invierno.
Dice el gran defensor de los animales de nuestro país, Dr. Enrique Rimbaud, de la Fundación AMARTE, que los leones “públicos” se localizan, cuatro en el zoológico de Juigalpa y tres en Xilonem, y una cantidad no precisada en zoológicos privados.
Cuando vea un león o cualquier animal, piense siempre en la responsabilidad que Dios nos ha dado de dotarnos de inteligencia y poder, no para ser agentes de destrucción y muerte, sino personas bondadosas que puedan convivir orgullosa y pacíficamente con su medio ambiente y todos sus componentes. Nicaragua será más grande y bella si todos asumimos estos propósitos.
* Especialista en Medicina Interna y químico-farmacéutico, autor del libro “Larga vida y prosperidad, consejos de salud”. Clínica médica en calle principal de Altamira, frente a la CECA, Managua. Teléf. 2278-0830.
maltezvic@hotmail.com