Trabajo infantil: ¿pobreza o dignidad?

 

Dra. Gioconda Cajina.

“Dicen que el trabajo del niño es poco, pero el que lo desprecia es un loco”. Así empieza la Dra. Gioconda Cajina su análisis sobre el trabajo infantil, a propósito del encuentro que realizará la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el mes de mayo.

 

Será en la Conferencia Internacional de La Haya, y allí, la OIT planea poner en evidencia las peores formas de explotación laboral infantil que se producen en el mundo. Pero los representantes de los chavalos no están contentos con la forma de abordar el problema, porque entre otras cosas, dejarían a su suerte a los niños menores de 14 años, edad que declararían reglamentaria para empezar a laborar.
 

Igualmente consideran que la utilización, el reclutamiento u oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o la utilización de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, no son las peores formas de trabajo infantil sino delitos.

La Dra. Cajina considera que la fuerza de trabajo infantil es muy significativa en el presupuesto de nuestro país y los niños deben saber con cuánto contribuyen a la economía, no solo los que trabajan fuera de su casa, sino los que apoyan cada día en el trabajo doméstico, en las labores del campo, “es justo que se les reconozca, que las organizaciones integren en sus estadísticas ese aporte”, señala.

Según esta destacada psiquiatra, dicho aporte les da autoridad para exigir sus derechos sociales porque el trabajo produce autoestima y se crece más responsable. “Los niños necesitan saber la diferencia entre trabajo y abuso, porque los adultos necesitamos que nos pongan límites, y tiene que ser por medio de la conciencia infantil de sus derechos humanos, con información honesta de nuestra realidad”, afirma.

Algo impactante que nos contó la Dra. Cajina, es que las personas que trabajaron desde la infancia, van a envejecer antes que los que trabajaron después de los 14 años. El adulto que tiene una enfermedad por estrés crónico, y que empezó a realizar tareas productivas desde los 6 años, ya sea en el campo, sembrando, pastoreando, ordeñando, o en la ciudad, vendiendo periódicos, lavando carros o vendiendo agua, tiene los órganos vitales desgastados por los excesos a que fue sometido su cuerpo inmaduro.
 

“Cuando envío una epicrisis al INSS para solicitar la invalidez de una persona de 50 años o menos, es porque su historia laboral empezó 10 años antes de ingresar al sistema de seguridad social”, sostiene.

Relata que algunos adultos de clase media alta que antes de la revolución fueron niños trabajadores, le dicen que no soportan ver niños en los semáforos, suben los vidrios de sus camionetas y esto se debe a la neurosis que produce el trabajo infantil.

“No se atreven a recordar, produce miedo ver hacia el pasado, son sobrevivientes con muchos traumas. En terapia familiar les insto a que tengan valor para compartir con sus hijos su historia de violaciones sexuales y todo tipo de agresiones, porque esta historia no debe producir vergüenza, sino fortaleza y valor para transformar esta realidad”, precisa.

¿Qué es lo que se denomina trabajo? La psiquiatra indica que en la sociedad mercantil el trabajo se concibe como una condición para vivir, y cualquier cosa que se haga y que genere dinero o bienes, se denomina trabajo. Por eso no debe extrañarnos que en el comercio de la droga, de la guerra y del sexo, estén millones de personas obteniendo recursos para su sobrevivencia.

“Antes de decir que hay formas indecorosas de ganarse la vida, las Naciones Unidas necesitan definir qué es trabajo, tanto para niños como para adultos, el concepto debe ser el mismo. Es aquella actividad que te permite el desarrollo físico, mental, social, emocional y espiritual, igual que definieron la salud como el bienestar del sujeto en esas cinco esferas.

“El trabajo es para el desarrollo del ser, en su convivencia armoniosa con el medioambiente, es para que desde el nacimiento hacia la muerte, nuestra relación con el objeto o con la persona, llámese trabajo, contribuya al desarrollo humano”, asevera.

Agrega que el trabajo infantil no se hace por pobreza, se hace por dignidad, por principios, por tradición de una sociedad que no vive de lo que generan los bancos, sino de lo que genera la tierra.

“En la actualidad los partidos políticos dan trabajo a personas para que salgan a protestar o a apoyar cualquier causa. La corrupción es la que inventa todo tipo de actividades con fines de lucro donde adultos y niños nos vemos alienados, haciendo todo tipo de cosas contra las personas y el medioambiente, que van convirtiéndose en roles sociales legitimados, llamados “trabajo”, que entre más destructivos para el ser,  son mejor ‘pagados’, externa.

La  confusión es producida por los intereses comerciales, dice la Dra. Cajina, que mete en el mismo saco los productos necesarios y los dañinos. El mismo organismo Food and Drug Administration (FDA) que regula alimentos y drogas, considera a los vinos y las gaseosas como alimentos y no como drogas. Así, el comercio de drogas, de sexo, de las armas, cada día crece, sin mayor impacto de los programas de reducción de estas actividades, que promueven las Naciones Unidas.

“Es bueno participar en encuentros mundiales, conocer que no somos los peores, porque Nicaragua tiene una situación de deterioro social, moral que se pone en evidencia en la distribución presupuestaria, el bajo porcentaje para la educación y la salud, y cuando nos comparamos con otros, nos damos cuenta que hay más pobres que nosotros, pero que distribuyen mejor sus recursos”, sostiene.