Istmo en la mira de cambio climático
* A nivel global, el promedio de la temperatura podría comenzar a registrar variaciones de hasta 2° centígrados y las afectaciones más severas estarán en las actividades agropecuarias, en la biodiversidad, desaparición de bosques, y la salud, con propagación de enfermedades.
Para el 2050, el clima en los países centroamericanos sufrirá cambios rotundos; los efectos del cambio climático provocado por las altas emisiones de gases de efecto invernadero, los altos índices de pobreza y marginación que viven las personas; las políticas empleadas por las autoridades que ahora resultaron tardías, su geografía, la distribución de la población, la dependencia de sus recursos naturales y del papel fundamental que juegan las actividades agropecuarias en la economía.
De acuerdo con una evaluación realizada por la de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las modificaciones del clima y específicamente, el aumento de la temperatura, tendrá consecuencias sobre las actividades económicas, las condiciones sociales y los ecosistemas en el caso de Centroamérica, que es una zona en la que las emisiones de gases son menores en comparación con otras zonas del mundo, pero de las más vulnerables.
La situación anterior traerá gastos equivalentes a un rango de entre 1.5 y 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) regional –Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua–, según la publicación azteca sinembargo.mx
Para la región centroamericana, esto podría incrementar las cifras de personas que migran; a nivel mundial es la zona que expulsa más migrantes que tienen como objetivo llegar a Estados Unidos: de acuerdo con registros del Instituto Nacional de Migración (INM), 64 mil personas al año entran de forma irregular a México, la mayoría provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador.
El cambio climático viene a reforzar la teoría de especialistas, que sostienen que la salida de las personas de sus países de origen ya no será sólo por motivos económicos –cerca de la mitad de la población vive en pobreza y una tercera parte en pobreza extrema-, sino que el clima y en consecuencia, las afectaciones en las actividades económicas, incrementará las cifras de desplazamiento.
La Cepal, en su Síntesis 2012 “La economía del cambio climático en Centroamérica”, planteó desde entonces que Centroamérica era ya una de las regiones más expuestas a las consecuencias del cambio climático, “al ser un istmo estrecho entre dos continentes y entre los océanos Pacífico y Atlántico, es una zona recurrentemente afectada por sequías, ciclones […] está magnificando sus vulnerabilidades socioeconómicas e incidirá cada vez más en su evolución económica, dado que los factores dependientes del clima son decisivos para las actividades productivas”.
A nivel global, el promedio de la temperatura podría comenzar a registrar variaciones de hasta 2° centígrados y las afectaciones más severas estarán en las actividades agropecuarias, en la biodiversidad (que es el 7 por ciento del total en el planeta), el turismo (con pérdida de infraestructura y fenómenos en zonas costeras), los bosques (desaparición de éstos) y la salud (propagación de enfermedades), esto de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Centroamérica es una región importante en el cultivo de alimentos que después se exportan a nivel mundial; sin embargo, la Cepal estima que dadas sus condiciones de limitada infraestructura, baja disponibilidad de agua, limitados recursos económicos y la falta de una estructura financiera que permita mitigar los riesgos en algunas regiones, el sector agropecuario será uno de los más afectados por los escenarios de temperaturas extremas, lo que traerá una disminución de la producción y en la calidad de los alimentos, ingresos más bajos y por lo tanto, una alza de precios en el mercado, lo que es proporcional a la situación de pobreza, además de que representa el 18 por ciento del PIB regional total.
En las últimas tres décadas, los desastres naturales han registrado un incremento de 7 por ciento en la zona; las inundaciones han crecido más del doble, al igual que tormentas (que tienen una duración de cinco días, y huracanes.
En contraparte están los periodos de sequía, lo que trae consigo problemas de aridez. Actualmente, el índice se mantiene en 1.6 para Centroamérica, pero se estima que en el futuro, con el indicador de temperatura que será de 2.5° centígrados, el nivel de aridez será de 2.1.
En el mismo documento, se explica que para los gobiernos centroamericanos resulta complicado transitar a gobiernos sustentables por la poca infraestructura, la situación económica y por los acuerdos internacionales que se proponen objetivos a largo plazo, cuando las modificaciones comenzarán a verse notoriamente en 2050.
Entre las actividades que se podrían comenzar a implementar está el manejo eficiente del agua de riego, desarrollo y uso de nuevos cultivos, adopción de nuevas tecnologías, diversificación de los ingresos, códigos de construcción y edificaciones resistentes a inundaciones, ordenamiento territorial, límites de construcción, mejora de los medios de vida y supervivencia de las poblaciones tradicionales, redes de seguridad social, mejora de la salud pública, erradicación de enfermedades.
Sin embargo, todas estas acciones requieren de mejores instituciones y gobernanza para asegurar la aplicación efectiva de las medidas de adaptación, ya que de acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para 2030 se requerirán inversiones y flujos financieros para la región por aproximadamente 23 mil millones de dólares para el sector hídrico (uso, cuidado y administración del agua) y hasta mil 726 millones de dólares en gastos de infraestructura adicional.