Que Colombia se lleve sus fragatas
Después de aguantar varios meses seguidos de insultos de parte de algunos colombianos que han esgrimido hasta razones de raza para considerar que son mejores que los nicaragüenses, podríamos tener ahora un gran motivo para reírnos en su cara al recuperar nuestro país un inmenso trozo del mar Caribe.
Pero no ganamos nada con eso. La Haya remedió en gran parte un inmenso abuso histórico que hizo que perdiéramos un valioso y bello archipiélago, que a decir verdad, de ser nuestro de seguro tendríamos abandonado como hemos tenido al Caribe en general. Colombia tampoco ha hecho mucho por San Andrés.
Debería ser hora de empezar a revisar qué se puede hacer por el desarrollo de ambos países, en vez de cruzar espadas y buscar estrategias para lanzar flotas “piratas” a las aguas que los colombianos usurparon durante dos siglos.
Los recursos naturales que siempre pertenecieron a Nicaragua por razones territoriales y morales, han sido saqueados inmisericordemente por los colombianos, sin embargo, se considera que todavía hay mucho que explotar en la zona que estuvo en litigio y que hoy nos pertenece.
Esperamos que tras el fallo, las fragatas militares de Colombia regresen a sus bases en Sudamérica y no vuelvan jamás a hostigar a los pescadores nicaragüenses.
Algunas agencias de prensa que generalmente le “cargan” la mano a nuestro país, intentan hacer creer que hubo una victoria de Colombia al ratificar La Haya este lunes que un grupo de pequeñas islas en el Caribe occidental pertenecen al país sudamericano, no obstante, no era esa la pretensión de Nicaragua sino el mar, del que obtuvo una gran parte.
Nicaragua acudió primero vez a la corte mundial, el órgano judicial más alto de Naciones Unidas, en 2001, argumentando que Colombia no tenía ningún derecho legal sobre las islas.
El tribunal rechazó parcialmente ese argumento en 2007, diciendo que un tratado de 1928 entre ambos países establecía que Colombia era propietaria de las islas de habla Inglesa de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Las islas volcánicas, ubicadas a 720 kilómetros (450 millas) de la costa de Colombia y a apenas 110 kilómetros (70 millas) del territorio continental de Nicaragua, son un destino popular entre los turistas por sus playas de arena blanca y arrecifes de coral.
Las nuevas fronteras le dan a Colombia el control de las aguas y fondos marinos que rodean a las islas y cayos. Pero también le dan a Nicaragua una zona grande de mar y fondo marino, en forma de herradura, que se extiende desde la costa continental y alrededor de las islas colombianas.
La entrega de esa zona de mar a Nicaragua fue recibida como una pérdida en Colombia, y generó reclamos para el ex canciller Julio Londoño, que encabezó el equipo colombiano ante la Corte.
«Lo que nos tenía con mucha preocupación era definir este nuevo límite de los dos países, y nosotros lo teníamos identificado con el meridiano 82, el definirlo anterior al 82 (en el 81), es pérdida para nosotros, y cuantificar las pérdidas en este momento no es posible todavía», dijo en diálogo telefónico Auri Guerrero, gobernadora del departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, o las mayores islas del archipiélago y las únicas habitadas, con al menos 72.000 personas, unas 1.200 de ellas dedicadas a la pesca artesanal. «Realmente es bastante el territorio» perdido, añadió.
El problema con el fallo de la Corte, explicó la gobernadora, es que dos islotes -de los siete cayos del archipiélago que estaban en disputa- quedaron rodeados de mar ahora nicaragüense al marcarse el límite en el meridiano 81.
El fallo de la corte «es el resultado de un mal proceso liderado por el ex embajador (en Cuba y ex canciller colombiano) Julio Londoño, porque llenó de secretos este proceso, no le informó al país durante 11 años cómo estaba avanzando el proceso, no incluyó dentro de él a la población sanandresana, ni uno de los habitantes de San Andrés estuvo en el equipo negociador, que hubiera sido importante», dijo Jack Housni, representante a la Cámara por San Andrés, Providencia y Santa Catalina.