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FAO preocupada por acaparamiento de tierras

El asunto aquél de que “la tierra es de quien la trabaja” nunca pudo cumplirse en ningún lado y la geofagia de algunos es tan grande, que la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), instó ayer en Roma a la comunidad internacional a invertir en la llamada “agricultura responsable”.

Igualmente pedirá un debate mundial pues el fenómeno del acaparamiento de tierras por parte de grandes productores preocupa en varios continentes.

“Invertir más y mejor en la agricultura es una de las maneras más eficaces de reducir el hambre y la pobreza, al tiempo que se salvaguarda el medio ambiente”, sostuvo la organización al presentar este jueves su informe anual sobre El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2012 (Sofa, por sus siglas en inglés).

“Apoyamos un debate mundial sobre las inversiones en la agricultura responsable”, precisó el director de FAO, José Graziano da Silva, al ser interrogado sobre los riesgos de acaparamiento de tierras que podrían acarrear tales inversiones, como ocurre en países de África.

La agencia de la ONU fomenta reuniones entre países para fijar una serie de principios básicos, con los que se comprometen voluntariamente los Gobiernos, como ocurre por ejemplo con la pesca.

“El desafío es enfocar las inversiones hacia áreas en donde se obtengan resultados. Es importante garantizar que las inversiones redunden en elevados beneficios económicos y sociales y en sostenibilidad medioambiental”, agregó.

De acuerdo con el estudio de la FAO, en los últimos 20 años, los países con las tasas más altas de inversión en las explotaciones agrícolas, son los que más redujeron el hambre, para cumplir con el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, de disminuir a la mitad el número de personas que padecen hambre en el mundo: aproximadamente 870 millones.

“Las regiones donde el hambre y la pobreza extrema están más extendidas –Asia meridional y África subsahariana– han visto las tasas de inversión agrícola estancadas o en disminución en las tres últimas décadas”, indicó el informe.

El texto pidió a los gobiernos, entidades mundiales, sociedad civil y empresas inversoras a garantizar que las grandes inversiones en agricultura (como la compra de tierras por empresas y fondos privados), “sean transparentes, responsables, socialmente beneficiosas y sostenibles para el ambiente”.

El tema clave “es buena gobernanza”, reiteró Da Silva.

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