Comercio en Centroamérica: al rescate del tiempo perdido
Hasan Tuluy (*)
Un auto particular que viaja entre San José, Costa Rica, y Managua, Nicaragua, llega a su destino en menos de siete horas. En contraste, un camión de carga tarda hasta seis veces más —casi 54 horas—, normalmente pasando la noche en el cruce fronterizo de Peñas Blancas.
¿Increíble? Tal vez. ¿Excepcional? Lamentablemente no.
Filas extensas de camiones a la espera de pasar aduanas son una imagen común no solo en esa frontera centroamericana sino en muchas otras. A lo largo de la subregión, camiones de carga agregan a un recorrido relativamente corto decenas de horas inactivas, representando pérdidas económicas onerosas y retrasos lamentables en el intercambio interregional.
Según cálculos del Banco Mundial, los costos logísticos para exportadores de tomates en Costa Rica, por ejemplo, son de alrededor de $0,15 por kilogramo. Y a ello hay que agregar $0,14 por kilogramo solo por los tiempos de espera en Peñas Blancas.
Si bien estos costos afectan a todos los productores, los pequeños campesinos y sus familias terminan pagando más. La precaria calidad de las carreteras, particularmente vías secundarias, son una de las principales causas detrás de elevados gastos de transporte. De hecho, pequeños cultivadores de tomates pagan hasta tres veces más para llevar sus productos a la frontera que los grandes cultivadores.
Para una región que ha avanzado tanto en libre comercio (unificando tarifas externas o firmando acuerdos como DR-CAFTA), su intercambio comercial interno tiene todavía mucho camino por recorrer.
Ya sea por trámites aduaneros, deficiencias en las vías, congestión urbana, demora en la carga y descarga de mercancía o incluso por interrupciones de trayectos nocturnos debido a la inseguridad, lo cierto es que el comercio intrarregional enfrenta todavía numerosos obstáculos.
De ahí la importancia de concentrar atención y esfuerzos en recortar las distancias centroamericanas. Ese será un incentivo central del encuentro ‘Logística en Centroamérica: El camino a la competitividad’, que se realizará en San José mañana 8 de febrero, con el auspicio de el Banco Mundial, INCAE y el Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica.
El comercio intrarregional es mucho más importante de lo que podría pensarse. El segundo mayor socio comercial de Centroamérica es la región misma.
Además, el enfoque en logística e infraestructura se hace más necesario teniendo en cuenta que en América Central la carga se transporta casi exclusivamente por carretera. El servicio de tren es casi inexistente y el transporte aéreo sirve a menos del uno por ciento de la carga generada en el Mercado Común Centroamericano.
En este contexto, las ineficiencias en la cadena de suministro y los retrasos en los flujos de carga amplifican el impacto negativo de la distancia a los mercados. Otro cálculo del Banco Mundial encontró que el efecto negativo de las distancias sobre el total de las exportaciones intrarregionales es 77 por ciento más alto en América Central que en la Unión Europea.
También es cierto que por su situación geográfica y topografía, la región está expuesta a una variedad de desastres naturales que aceleran el deterioro de la infraestructura física de la región. Pero más que una excusa esa realidad tendría que ser un incentivo para aumentar con urgencia la competitividad comercial de la región.
Con la excepción de Panamá y Costa Rica, el crecimiento regional ha sido menor que en el resto de América Latina y las ganancias sociales en razón de una mayor apertura comercial han sido escasas. Mejoras en procedimientos y en carreteras centroamericanas serán centrales para empezar a cambiar esta situación. Más y mejor integración centroamericana aumentarán la competitividad regional y con ella las oportunidades de prosperidad para todos los centroamericanos.
(*) Vicepresidente del Banco Mundial para Latinoamérica y el Caribe.
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