Semana Santa extrema
Aunque las tradiciones se han ido perdiendo con el paso de los años, todavía quedan en Latinoamérica y otras partes del mundo algunos ritos de Semana Santa que hacen que estos días no sean solo de recogimiento, sino de un dinamismo que a veces asombra, como la procesión de 18 kilómetros que realizan en Chile.
El Mercurio de Chile, refiere que un grupo de fieles de la Región de Los Lagos recorre nada menos que 18 kilómetros en uno de los Vía Crucis más extensos del país –y quizás del mundo para Semana Santa.
El Viernes Santo parten desde Puerto Montt en dirección a Puerto Varas, llueva o truene. El padre Fabián Soto, de la Pastoral Juvenil, cuenta que este año estiman que participen unas diez mil personas. La procesión comenzará a las 7:00 horas y pretenden llegar caminando a la última estación a las 12:30 horas. «Cuando ha habido lluvia hemos tenido la tentación de suspender la actividad, pero la gente igual participa», asegura el sacerdote.
Latigazos del diablo
No se conoce en Centroamérica esta peculiar conmemoración que se realiza en la plaza de Texistepeque en El Salvador, consiste en que una persona, que representa a Cristo, es seguida por 19 «diablos» que llevan látigos en sus manos. Éstos comienzan a lanzar latigazos al azar entre los asistentes y se supone que uno de éstos permite el perdón de un pecado.
Vía Crucis submarino
En Puerto Madryn, Argentina, el Vía Crucis no sólo se realiza por las calles de la ciudad. También implica un trayecto bajo el mar. Según detalla la secretaria de Turismo, Cecilia Torreón, las siete primeras estaciones se hacen en tierra y luego comienza una peregrinación submarina, donde incluso participa el sacerdote, quien también conoce las técnicas de buceo. «El sacerdote, además de ser buzo profesional, es un misionero que está en Mozambique y viene exclusivamente a participar», indica la funcionaria a Argentina.ar.
Procesión de los borrachos
La procesión de los borrachos es la denominación popular del «Camino al calvario», un rito que se realiza cada año en Cuenca, España. Una muchedumbre, que porta clarines y tambores, rememora el recorrido de Jesús hacia la crucifixión.
Como se realiza durante la madrugada del Viernes Santo, no faltan los asistentes que participan con algunas copas en el cuerpo, por lo que se le conoce como la procesión de los borrachos. Sin embargo, los organizadores del rito, que es patrimonio de la humanidad, consideran peyorativo ese calificativo.
Los crucificados de Filipinas
Es una de las escenas más crudas del Viernes Santo en todo el mundo. En Filipinas, un grupo de hombres de forma voluntaria buscan padecer en carne propia el dolor de una crucifixión. Los penitentes avanzan con una capucha y a torso desnudo rumbo a la cruz, mientras se generan heridas con una fusta en la espalda.
También reciben cortes directos con cuchillos en sus espaldas. Tras esto, las manos de los penitentes son atravesadas por clavos de unos 15 centímetros y son levantados por los minutos que puedan soportar. La tradición —que tiene unos 60 años— es repudiada por la Iglesia Católica, ya que considera que el sacrificio de Cristo es único.