Lejos de tener un buen aeropuerto
El Aeropuerto Internacional Augusto c. Sandino, de Managua, ocupa el puesto número ocho entre las diez mejores terminales aéreas de Centroamérica y el Caribe, una lista liderada por el Tocumen, de Panamá, seguido por el Juan Santamaría, de Costa Rica.
El índice fue elaborado por la firma británica Skytrax, especializada en investigaciones sobre aviación, y señala que en tercer lugar está El Salvador y le siguen Jamaica, Puerto España, Barbados, Bermudas, Nicaragua, Guatemala y Puerto Rico.
El semanario inglés The Economist publicó a inicios de la semana la lista de los 100 mejores aeropuertos del mundo, entre los cuales no alcanzó ningún estadounidense o latinoamericano entre los primeros 10.
Solo el aeropuerto de Vancouver, en Canadá, se quedó con un lugar en la primera decena, con el número 8, según El Economista, de Costa Rica.
Al ampliar la lista a 100 sobresale el Aeropuerto Jorge Chávez, de Lima, Perú, que se ubica en el número 25, como el mejor en Latinoamérica.
En Centroamérica solo el aeropuerto de Tocumen llega a la lista de los primeros 100, al ubicarse en el número 74, dos lugares menos que el año pasado (72).
El ranquin de Skytrax se basa en una encuesta que pide a los pasajeros de avión clasificar los aeropuertos en 39 categorías diferentes, desde las compras hasta la seguridad. Más de 12 millones de pasajeros llenaron la encuesta de este año.
Los aeropuertos estadounidenses ni siquiera figuran en el top 25 y el Internacional Cincinnati-Northern Kentucky ocupa número 30. Denver y San Francisco están en los puestos 36 y 40 y en el número 48, el de Atlanta Hartsfield-Jackson.
Los aeropuertos estadounidenses son por lo general bastante horribles, por lo que su pobre desempeño en esta encuesta no es ninguna sorpresa. Pero también merece una respuesta. Los aeropuertos son puertas de entrada a las ciudades y regiones, y es sorprendente que la infraestructura de la única superpotencia del planeta se quede tan lejos de la del resto del mundo.
El estado de ánimo en Washington en estos momentos es de austeridad, por lo que cualquier mejora a corto plazo a los aeropuertos del país, tendrá que venir de un estado o las autoridades locales, o, idealmente, desde el sector privado.
Pero algunos de los peores problemas sólo se pueden resolver con la ayuda federal. Largas demoras tienen mucho que ver con el sistema de control de tráfico aéreo antiguo de Estados Unidos, que Washington está tratando de solucionar, pero que no se pueden actualizar sin mucho dinero.
Y la falta de buenas conexiones de transporte en algunos de los aeropuertos más importantes es probablemente sólo subsanable con dinero federal.