Fantasma narco incomoda a ticos
* “El rey de la cocaína”, un narco boliviano que ayudó a la CIA y a la Contra nicaragüense, habría también dado dinero para campaña de ex presidente costarricense
Un oscuro personaje boliviano, que ayudó al gobierno de Ronald Reagan en los años 80 para agredir a Nicaragua, apareció como un fantasma en el libro de su viuda, estremeciendo a la política costarricense al señalar que entregó dinero del narcotráfico para la campaña del ex presidente Luis Alberto Monge.
La viuda del narcotraficante boliviano Roberto Suárez Gómez, asegura en un libro que Monge recibió 2 millones de dólares del narcotráfico en 1982 para financiar la última etapa de su campaña presidencial.
Monge rechazó esta versión, a la que calificó de “ignominiosa y mentirosa insidia”, y aseguró en un comunicado que dicho relato “carece de todo fundamento y de toda lógica”, según nota del diario La Nación.
La autora del libro es la boliviana Ayda Levy, quien convivió con Roberto Suárez durante 23 años. Ella publicó su libro –El rey de la cocaína– en noviembre del 2012.
Levy detalla las vivencias de su esposo, fallecido en julio del 2000 y quien a inicios de los 80 era el principal productor de coca en el mundo y también socio del capo colombiano Pablo Escobar.
En la página 93, Levy escribió que, el 6 de enero de 1982, Roberto Suárez y Pablo Escobar entregaron dinero para la campaña de Monge tras una gestión del general panameño Manuel Antonio Noriega.
“El hombre fuerte de Panamá había pedido una nueva reunión con Roberto y Escobar para informarles que necesitaban financiar la última etapa de la campaña de Luis Alberto Monge, candidato a la presidencia de Costa Rica por el Partido Liberación Nacional (PLN)”, relató Levy.
“Al día siguiente se reunieron en una finca del general Noriega con el político costarricense. En presencia del panameño le entregaron al candidato tico dos millones de dólares en efectivo para impulsar el último mes de su campaña y asegurar su triunfo en las elecciones de febrero de ese año. De esa manera ellos seguirían teniendo libre acceso a la provincia de Puerto Limón, desde donde recogían los cargamentos de droga boliviana que llegaban de Colombia con destino a la Florida”, narró la autora.
Monge afirma que esto nunca sucedió, y alega que en esos días su agenda de trabajo demuestra que siempre estuvo en el país.
“Los diarios de la época informaron profusamente sobre mi apretada agenda de trabajo político en Costa Rica durante aquella semana. ¿A quién se le ocurre que, simultáneamente, podría estar yo en el exterior en perversos actos sombríos?”, escribió Monge.
El miércoles 6 de enero de 1982 –cuando supuestamente ocurrió la reunión en Panamá–, el candidato no tuvo ningún acto público, según reportó La Nación en esa fecha.
Ese día, el principal diario costarricense consignó que Monge se dedicaría a la “atención de diversas audiencias”.
La semana pasada, La Nación consultó los movimientos migratorios de Monge en el año 1982. En los documentos de Migración no hay registros de salidas o entradas del candidato durante esos días.
El también denominado Padrino boliviano fue el heredero de una de las familias empresarias más ricas del país andino, pero su verdadera fortuna la amasó exportando casi dos toneladas de pasta base por día.
Fue socio de Pablo Escobar, cerebro de la narcodictadura de García Meza, íntimo del nazi Klaus Barbie y del Banquero de Dios, Roberto Calvi, protegido del panameño Noriega, financiador, junto a la CIA, de la Contra nicaragüense, y sospechado de acordar con Fidel Castro una ruta para llevar cocaína a Miami.
Dicen que ante sus socios el futuro monarca se preguntaba: “¿Por qué debe parecernos raro que se niegue a priori la posibilidad de incursionar en el narcotráfico en aras de nobles ideales, con la motivación del amor a la patria y a la humanidad?”.
Según el relato del propio Suárez a su esposa, en aquel encuentro Fidel les dijo: “Gracias por haber aceptado la invitación. Ustedes serán el misil con el que agujerearé el bloqueo y el injusto embargo que sufre mi país”.
En paralelo, los narcos, que siempre jugaban a dos puntas, cerraban un acuerdo con la CIA, a través del teniente coronel Oliver North, por el cual entregaron quinientas toneladas de cocaína que la agencia comercializó en territorio estadounidense para financiar la Contra nicaragüense.
Cuentan que durante el vuelo de regreso a Medellín, después de cerrar el trato con la CIA, Suárez le advirtió a su socio: “Pelícano, desde hoy estamos jugando en las ligas mayores, pero hay que andar con mucho cuidado. Estos gringos son más peligrosos que un mono con navaja”.
A finales de los años ochenta llegó el declive. Tras romper relaciones con el Cartel de Medellín, la DEA y la CIA, Suárez Gómez se retiró del negocio del narcotráfico. Para 1988, su alta exposición y los secretos que conocía lo volvieron un problema y las autoridades políticas bolivianas lo dejaron sin apoyo.