Ticos se curan con medicamentos nicas
* Ha crecido el contrabando de fármacos, lo que tiene preocupados a las autoridades del país vecino, pero sobre todo a los dueños de farmacias
Los dueños de farmacias de Costa Rica están desesperados por el creciente contrabando de medicamentos de todo tipo provenientes de Nicaragua, lo que amenaza sus ventas.
Ha crecido tanto el ingreso ilegal de fármacos, que en 2010 decomisaron 618 unidades; en 2011, 4,315; en 2012, 7,323 y entre enero y abril del presente año llevan 67,381.
La razón del incremento se debe al precio de los medicamentos en Nicaragua y como en el país vecino son caros, se ha convertido en un negocio rentable el revenderlos incluso en farmacias.
Por supuesto que es una actividad subrepticia, tal como señala el diario La Nación, que plantea que dicho mercado negro crece de forma apabullante, ya que solo en el primer cuatrimestre del 2013, la Fuerza Pública decomisó una cantidad de producto nueve veces más grande que todo lo incautado en el 2012.
La variedad es grande: antibióticos, analgésicos, medicina alternativa o macrobiótica, multivitamínicos, energizantes y anabólicos. Al menos es lo que demuestran los decomisos de la Policía de Fronteras, la Policía de Control Fiscal (PCF) y el Ministerio de Salud.
Es evidente la impotencia y por eso tratan de restar eficacia a los medicamentos contrabandeados, señalando, por ejemplo, que hay mucha medicina alternativa y macrobiótica que no tiene estudios que demuestren su eficacia.
Reconocen sí, que pueden ser de casas farmacéuticas reconocidas, pero en su proceso de llegada al país pueden adulterarse y no ser beneficiosos, como señala Freddy Guillén, jefe de operaciones de la Fuerza Pública.
Esto representa un giro de 180 grados en el comportamiento del mercado negro de medicamentos entre Costa Rica y Nicaragua. Hasta hace cinco años, Costa Rica era un país que “exportaba” contrabando ilegal de medicamentos hacia Nicaragua; hoy la situación es completamente inversa.
Hasta el 2008, era cosa de todos los días hallar productos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en mercados del sur de Nicaragua. En la actualidad, se encuentran medicamentos nicaragüenses en parques públicos, comercios, y –según sospechas del Colegio de Farmacéuticos– hasta en las boticas.
Costa Rica no es zona de paso en este mercado negro, tampoco el consumo se queda en las zonas fronterizas.
Según cálculos de Fuerza Pública, Ministerio de Salud, Policía de Control Fiscal (PCF) y Colegio de Farmacéuticos, este negocio tiene su consumidor en el Valle Central.
Prueba de esto es que la PCF (entidad que registra menos decomisos pues muchos fármacos no pasan de la frontera), tuvo como lugares con más incautaciones en el 2012 a Río Segundo, Alajuela; La Cruz, Guanacaste; y La Ribera, Belén, Heredia.
La mayoría de estos productos entra en autobús, donde muchas veces se pierden las condiciones ideales del producto.
“Son expuestos a los rayos del sol y a temperaturas muy altas durante horas; eso les resta seguridad y eficacia, y solo empeoraría la salud de la gente”, manifestó Lorena Quirós, presidenta del Colegio de Farmacéuticos.
En cuanto a cuál ruta toman estos productos desde que ingresan a Costa Rica hasta que son vendidos, los diferentes organismos aún no tienen clara la situación.
“Se tienen sospechas de una ruta, pero son datos sueltos. Al ser un negocio informal, cuesta mucho más identificarlo”, comentó Luis Alonso Bonilla, director de la PCF.
¿Quién los compra? Los posibles destinatarios de esta mercadería no están muy bien identificados, pero los especialistas de distintas dependencias aseguran que hay un público amplio que busca este tipo de productos.
Para el Colegio de Farmacéuticos, hay dos tipos principales de público: por un lado, el contrabando “hormiga” de personas que traen cantidades pequeñas para vender entre familiares y conocidos. Por otro, el de quienes buscan comerciar a mayor escala.
“Muchos de estos van a parar a farmacias, pero todavía no hemos determinado la forma cómo se hace”, manifestó Santiago Bonilla, vocal del Colegio y quien forma parte de una comisión encargada de investigar la entrada de productos ilegales al país.
Para Freddy Guillén, las altas cantidades de unidades decomisadas tienen que ver con el gran número de nicaragüenses que viven en Costa Rica.
“Por la misma población nicaragüense residente en el país es más fácil abrir portillos de entrada a estas medicinas”, aseguró Guillén.
Para Quirós, el principal problema radica en que esto deja abiertos portillos para la falsificación, situación que podría elevar el riesgo para la salud pública. “Es gente que se expone, sin saber, a riesgos muy altos, que pueden perjudicarla mucho”, concluyó la especialista.