Nica víctima de tráfico de órganos en Costa Rica
* Sale a luz el “turismo de trasplantes” que se practica en el país vecino, un lucrativo negocio ligado al crimen organizado
Un nicaragüense y un costarricense, vendieron un riñón cada uno a dos israelíes que les pagaron seis mil dólares por órgano el año pasado, en lo que amenaza con constituirse en un nuevo escándalo en la nación vecina, señalada a nivel mundial como lugar del “turismo de trasplantes”.
El término es considerado un eufemismo para encubrir el tráfico de órganos que existe en ese país, donde los nicaragüenses son “persuadidos” a ser donantes cuando aplican a la residencia o nacionalidad costarricense, algo que hace con reticencia pocos nacionales.
El periodista José Meléndez, de El Universal, de México, escribió una extensa nota sobre el tráfico de órganos en Costa Rica, y señaló que en el caso del nica y del tico que vendieron riñones, al igual que los israelís fueron sometidos a intervenciones quirúrgicas en una clínica privada.
“El caso está entre los pocos conocidos sobre una actividad protegida por el secretismo, pero por la que Costa Rica está siendo señalada mundialmente como base del ‘turismo de trasplantes’», señala el periodista mexicano.
Agrega que el caso de los israelíes fue revelado el 24 de abril pasado en un encuentro en San José entre delegados de los poderes Ejecutivo y Judicial de Costa Rica sobre la trata de personas para tráfico de órganos, tejidos, fluidos y células humanas. La cita, a cuyas sesiones de trabajo el único medio que tuvo acceso fue El Universal, estuvo auspiciada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por una coalición interna de entidades estatales y no estatales.
«No queremos que vean a Costa Rica como lugar de paso en donde se compra un órgano, ‘me lo ponen y me voy’. No podemos dar marcha atrás en este asunto», advirtió el viceministro costarricense de Gobernación, Freddy Montero, al inaugurar la reunión.
En el foro, el médico costarricense Clive Montalbert-Smit, coordinador de trasplantes en Costa Rica y representante de ese país ante la Red/Consejo Iberoamericano de Donación y Trasplantes, se paró ante el auditorio y contó el caso de los israelíes. El galeno narró que en su teléfono celular todavía guarda el mensaje con una oferta monetaria que circuló en 2012 para participar en unos trasplantes de riñones en una clínica local.
Por aparte, Montalbert-Smit contó a EL UNIVERSAL que esos hechos involucraron a los israelíes, al costarricense y al nicaragüense y que otros médicos hicieron el trabajo. En un informe que entregó en junio de 2010 a la entonces ministra costarricense de Salud, María Luisa Ávila, el médico alertó sobre la urgencia de un control más estricto a los trasplantes de «donador vivo no relacionado que se efectúan en clínicas privadas».
Esos centros, describió, «constituyen un punto en el cual se podría estar llevando a cabo trasplantes de órganos mediante retribución económica», una práctica que, ratificó, es «condenada» por organismos internacionales del sector salud. Una copia del informe está en poder de este diario.
Disfraz sobrio
El médico argentino Roberto Tanus, presidente de la Sociedad de Trasplantes de América Latina y el Caribe, reveló en el encuentro que «Costa Rica está señalada mundialmente como lugar de turismo de trasplante. ¡Todos sabemos de qué estamos hablando! El turismo de trasplantes es el disfraz elegante para decir tráfico ilícito de órganos».
En un simposio internacional sobre donación legal de órganos y trasplantes que se realizó del 12 al 14 de abril pasados en Doha, Qatar, «señalaron a Costa Rica y no caprichosamente: hay pruebas, se sabe, se conoce y esto hay que resolverlo», recordó. «Una cosa es venir a Costa Rica a arreglarse los dientes. Lo otro no, lo otro es delito, es crimen, y por cuatro, cinco o seis de esos (turistas de trasplante) van a poner en riesgo toda la industria del turismo médico», insistió.
En una entrevista posterior con este diario, Tanus confirmó que en Qatar «se denunció a Costa Rica como un país anfitrión de turismo de trasplantes y eso es una mala señal para Costa Rica: es estigmático, pero se puede revertir».
En los últimos 20 años hubo informes de contrabando de órganos en esta nación en redes de tráfico de seres humanos, aunque sin pruebas. Pero las pistas empiezan a surgir.
Con apoyo de organizaciones de combate a la trata de personas, el corresponsal accedió a avisos publicados por costarricenses en páginas de Internet para ofrecer sus riñones. Uno de los oferentes pidió 120 mil dólares por un riñón.
El jefe de la Fiscalía Adjunta contra la Delincuencia Organizada del Ministerio Público de Costa Rica, Miguel Abarca, reveló en una entrevista con este periódico en el encuentro que «estamos en un escenario de mucha vulnerabilidad para que ese tipo de prácticas (ilícitas) se den».
Una legislación que entró a regir en Costa Rica en febrero pasado impone penas de hasta 15 años de prisión al tráfico ilícito de órganos. La ley castiga la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, esclavitud, pornografía infantil, matrimonios forzados y adopciones fraudulentas e incluye extracción y venta de órganos, células, tejidos y fluidos.
Aunque el Estado costarricense promueve la ordenada y regulada donación cadavérica de órganos o antes de que una persona muera, un conflicto señalado por las fuentes surge con el donador «no relacionado».