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El relajado y enigmático constructor del canal de Nicaragua

Wang Jing, el hombre detrás del canal de Nicaragua.

* “No soy del Partido Comunista”, dice Wang Jing, sin embargo, bajo un retrato de Mao, admite que usa la propaganda de esa agrupación política para motivar e inspirar al personal de sus empresas

Kathrin Hille y John Paul Rathbone
Financial Times

Es uno de los mayores proyectos de infraestructura propuestos en el mundo. Sólo el estudio de viabilidad tiene un costo de 900 millones de dólares. Y una vez concluido, el Canal de Nicaragua debería reducir los costos de transporte para el envío de petróleo de América Latina a China.

Desde luego, el proyecto de 40,000 millones de dólares no carece de ambición.

Tampoco, al parecer, lo hace Wang Jing, la cara pública de la nueva empresa registrada en Hong Kong, HKND Group, que este mes ganó la aprobación del Congreso de Nicaragua para construir y operar la concesión por 50 años vinculando la costa del Atlántico y la costa del Pacífico en el país.

El proyecto obtuvo aprobación a pesar de la oposición de grupos ambientalistas y el escepticismo generalizado sobre la viabilidad económica del canal interoceánico. El plan también ha generado dudas sobre el papel del estado chino en el canal.

Ahora que el relajado inversor ha ganado atención internacional, Wang niega cualquier forma de asociación con las autoridades chinas. «En realidad no soy un miembro del partido (comunista)», dijo al Financial Times, entre risas.

«Ésta es una empresa totalmente privada y no existe ningún vínculo con el gobierno chino», dice, sentado en su sala de reuniones bajo un enorme retrato de Mao Zedong, el hombre que lideró la revolución comunista de China. A la entrada de su empresa, Xinwei Telecom, un tablero rojo que abarca del suelo al techo contiene el juramento del partido comunista chino en brillantes letras doradas.

Wang adquirió el 40% de la compañía en Xinwei en 2009, parte de la empresa estatal Datang. Las personas allegadas a Xinwei dicen que Wang cuenta con el apoyo de los altos dirigentes del partido comunista, pero no conocen la naturaleza exacta de su vínculo con ellos.

Cuando se le preguntó acerca de las referencias omnipresentes del estado y del partido en las oficinas de Xinwei, el empresario chino de 40 años de edad explica que utiliza la propaganda del partido en su empresa e instalaciones para motivar e inspirar a su personal.

Explicando su filosofía de gestión, Wang afirma: «Necesitamos algo que mantenga unidos a los empleados. Pagarles un buen salario es un gran incentivo, pero no es suficiente. La gente debe tener un sentido de logro, un motivo de satisfacción. Quiero que amen a su patria y a todos los demás seres humanos; quiero que sean buenos ciudadanos”.

El empresario asiático dice que aplicará los mismos ideales en el Canal de Nicaragua, y afirma que escogerá a sus co-inversores y otros socios para el proyecto si comparten sus valores.

«El cumplimiento de las normas legales por sí sólo no es suficiente», dice. «No quiero que protejas al medio ambiente ya que la ley te obliga a que lo hagas, quiero que lo hagas porque deseas hacerlo de corazón.»

Wang ha generado grandes expectativas sobre los beneficios comerciales del proyecto, cuyo pronóstico, estima, podría obtener ingresos anuales de 5.5 mil millones de dólares, cuando alcance plena capacidad. En comparación, el Canal de Panamá, que está experimentando una expansión de 5,000 millones de dólares, recaudó 1.6 mil millones antes de impuestos el año pasado sobre ingresos de 2.4 mil millones.

Los resultados de este tipo de proyecto en un país con calificación crediticia inferior al valor de inversión, combinado con las dificultades de la ingeniería de un canal que será tres veces más largo que las 48 millas de tránsito del de Panamá, ha hecho que muchas personas se muestren escépticas sobre los planes de Wang.

No obstante, el empresario ha reunido una impresionante lista de socios potenciales, incluyendo a China Railway Construction, que tiene una larga experiencia en ingeniería civil en proyectos globales, además de las empresas estatales de petróleo, que han mostrado interés en la reducción de los costos de transporte de petróleo y de carbón desde América Latina. Asimismo, Wang promete que involucrará instituciones financieras de todo el mundo.

En este momento, 4,000 personas –entre personal de McKinsey, la consultora ambiental británica ERC, la firma de abogados Kirkland de los EU, y los institutos de investigación pertenecientes al CRC– están trabajando en un estudio de viabilidad del proyecto. Wang dice que HKND, con sus propios fondos, podría cubrir el costo operativo del plan antes del inicio de las obras, previsto para finales del 2014. El gobierno de Nicaragua ha dicho que estima que el canal podría aumentar el crecimiento de su economía de 10,000 millones de dólares en 15% anual.

La experiencia histórica, sin embargo, opaca los planes de éxito del proyecto. A principios del siglo XX, los EU consideraron la construcción de un canal a través de Nicaragua, enlazando sus lagos naturales, pero decidieron concentrarse en Panamá.

En el 2006, Enrique Bolaños, el entonces presidente de Nicaragua, también trató de revivir el plan cuando el Canal de Panamá estaba cerca de su capacidad.

Wang está plenamente consciente de que muchos consideran que sus últimos planes para un canal son parte de una jugada estratégica por parte del gobierno chino para impulsar su influencia geopolítica en el patio trasero de los Estados Unidos. Xi Jinping, el primer ministro chino, visitó la región en junio, con paradas en Trinidad, Costa Rica y México antes de reunirse con Barack Obama, en California.

«La gente puede asociar (la obra) con la política y con la competencia de los gobiernos ya que la escala de este proyecto es muy grande y su impacto será grande», dice Wang. «Pero eso no es verdad. Negocios son negocios».

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