Vigilia contra deportaciones
* “Están destruyendo nuestras familias”, dijo la nicaragüense Cecia Soza, de 17 años, quien permanece en EU junto con su hermano Ronald, de 14, después que sus padres fueron deportados
Enrique Flor
Con una imagen de Cristo con los brazos elevados y rodeados de numerosas velas encendidas, una veintena de niños, varios de ellos indocumentados o con sus padres deportados, protagonizaron el domingo una vigilia en Kendall como parte de una cruzada en cinco ciudades del país por la reforma migratoria.
“Están destruyendo nuestras familias”, dijo Cecia Soza, de 17 años y quien permanece en el país junto con su hermano Ronald, de 14, luego de que su padre fuera deportado a Nicaragua hace dos semanas. “Necesitamos que las autoridades aprueben esta reforma”.
La jornada de vigilia ocurre dos días después de que dos congresistas republicanos de la Cámara de Representantes por Texas, John Carter y Sam Johnson, abandonaron el grupo bipartidista que trabajaba en la redacción de la reforma de inmigración. En mayo, otro legislador de republicano, Raúl Labrador, de Iowa, había abandonado el grupo.
La presidenta de Fraternidad Americana, Nora Sándigo, dijo que la salida de los congresistas dilata el esfuerzo nacional por aprobar una reforma migratoria integral.
“Este nuevo incidente ha sido un golpe emocional muy fuerte para millones de inmigrantes que sufren en carne propia el desastre de la separación de sus familias”, dijo Sándigo a El Nuevo Herald. “Pero, a pesar de la salida de esos congresistas del grupo de trabajo nosotros vamos a seguir adelante, luchando hasta el final”.
Sándigo manifestó que confía en que el congresista por la Florida, el republicano Marío Díaz-Balart, permanezca firme en su compromiso para impulsar una legislación que permita la regularización de más de 11 millones de inmigrantes indocumentados.
Díaz-Balart es ahora el único republicano que forma parte del grupo de trabajo junto con los demócratas Xavier Becerra y Zoe Lofgren, de California, Luis Gutiérrez, de Illinois, y John Yarmuth, de Kentucky.
Sándigo indicó que de manera simultánea se organizaron vigilias en otros cuatro estados del país: Washington, California, Illinois y Texas.
La guatemalteca Lucía Quiej, indocumentada de 34 años, dijo que la aprobación de la reforma le ofrece una esperanza a ella y a sus cinco niños menores de edad, todos nacidos en Estados Unidos.
“Vengo a esta vigilia para que paren las deportaciones y las autoridades aprueben una reforma migratoria inclusiva”, dijo Quiej, residente de Homestead y cuyo esposo, Andrés Jiménez, fue deportado en el 2011. “El era un hombre muy trabajador, que se dedicaba al mantenimiento de carreteras en el sur de la Florida, pero fue deportado porque sus papeles se le vencieron”.
Sándigo, quien se ha quedado a cargo de Cecia y Ronal Soza, instó a que los legisladores asuman un liderazgo real para solucionar la tragedia que enfrentan los inmigrantes indocumentados.
“La lucha sigue siendo cuesta arriba”, dijo Sándigo. “Nosotros estamos claros en que si debemos ir a las calles lo haremos porque se trata de un reclamo justo y para el 5 de octubre planeamos que un millón de personas salgan de sus casas a protestar por esta noble causa”.