Xiskya Valladares: la nicaragüense monja tuitera
Xiskya Valladares es una religiosa nacida en Nicaragua que se dedica a algo más que a dar clases y rezar. Además de atender sus obligaciones mantiene una cuenta en Twitter con más de 15 mil seguidores donde publica frases memorables de Charles Chaplin, Bob Marley, Platón o Paulo Coelho, entre otros.
Se siente orgullosa de su nacionalidad y, aunque lleva más de 25 años en España, no olvida su procedencia. Sus tuits sobre política y actualidad han tenido tanto éxito que acaba de publicar un libro, #Arezaryadormir.
La supervivencia de algunas dictaduras de izquierda es otra cuestión que le preocupa sobre Hispanoamérica, donde la Iglesia se ha modernizado más rápido que en España haciendo uso de las nuevas tecnologías que, como Twitter, permiten llevar el evangelio a más personas. Valladares es una tuitera empedernida y cita a filósofos, cómicos y cineastas, tanto creyentes como ateos.
Esta apertura sorprende entre sectores más conservadores, que la critican por acoger a personas no creyentes.
“El valor de las personas no se mide por su fe”, dice esta monja de mirada sincera, preocupada porque la institución se sumerja en internet para ser consciente de la realidad que vive el mundo.
Su andadura por el ciberespacio comenzó a raíz del movimiento social denominado 15-M, que inició en Madrid, con el que simpatiza y coincide en algunas ideas.
Las herramientas 2.0 le han permitido acercarse con más verosimilitud a una sociedad cuyas necesidades no se aprecian con realismo desde lo que califica como cierta ostentación del Vaticano.
A esta activa religiosa la música celestial le parece un poco sosa. En su defecto, prefiere el estilo gregoriano moderno, la música country en inglés y, por supuesto, artistas europeos como Eros Ramazzotti.
Xiskya Valladares incluye en su libro, #Arezaryadormir, algunas citas memorables de películas como Matrix y La ciudad de la alegría pero, de todas, se queda con la que aparece en el puesto 84, de León Tolstói: “Solo hay una manera de poner término al mal, y es devolver bien por mal”.
Algunos la tildan de monja progresista, pero, de política, prefiere no hablar ni mucho menos posicionarse. Sin embargo, concede que la consideren liberal, abierta y dispuesta a avanzar, cualidades que, según dice, “se alejan de la actitud conservadora que mantiene la Iglesia respecto de algunas cuestiones sociales”.
“Es tiempo de que las cosas cambien”, expone esta monja nicaragüense, para quien la vida “es un dulce crucero durante el que, aunque arrecie el oleaje, nunca hay que dejar de remar”.