Drama de “mulas” de narcos colombianos
Dos veces Luis Germán Arciniegas tuvo suerte e ingresó cocaína a China por el puerto de Macao, gracias al uso de un buzo debajo de su ropa.
La inusual prenda hacía parte de una sofisticada estrategia para burlar los controles de la policía, y poder entregar la encomienda de cocaína que había viajado pegada a su cuerpo. Era la tercera vez que atravesaba el mundo en calidad de mula, como se llama a quienes se arriesgan llevando los estupefacientes.
Los narcotraficantes, señaló El Tiempo, le aseguraron una salida limpia en Bogotá. No iba a haber controles. Pero la llegada no estaba garantizada. Era una ruleta rusa y perdió: A finales de octubre del 2011, las autoridades de Macao, un antiguo enclave portugués, descubrieron lo que llevaba escondido. Meses después lo condenaron a 12 años y tres meses de cárcel.
Lo único que su familia supo de Arciniegas fue lo poco que él alcanzó a contarles en un par de llamadas. Hasta el 18 de septiembre pasado. Ese día, la voz de un sacerdote mexicano, al otro lado de la línea, los dejó fríos: Luis Germán estaba muerto. El gobierno, por intermedio del ministerio de Relaciones Exteriores, solicitó el acta de defunción, para saber cómo falleció. La hipótesis es que sucumbió víctima de la diabetes.
Su deceso redujo a 76 la cifra de colombianos detenidos en China por narcotráfico. Si se incluyen todos los delitos, la cifra sube a 94.Arciniegas enfrentaba su segunda condena por el mismo delito. En 1995, el espejismo del narcotráfico lo hizo pasar 12 años en una cárcel de Nueva York.
En China, la sentencia depende de la cantidad de droga que el acusado intenta ingresar y se castiga con años de cárcel, cadena perpetua o pena de muerte. A Arciniegas le dieron 12 años y tres meses de prisión por llevar más de 50 gramos. Era el segundo de tres hermanos. «Una persona de una presencia física increíble –comentó un sobrino.
Arciniegas hizo carrera como mensajero en el periódico de una de las principales ciudades de Colombia. Ahí fue aprendiendo sobre la publicidad, a la que se dedicó durante años junto a mi papá. Ese fue su sustento hasta que llegó el narcotráfico. Después de purgar su condena en Estados Unidos, Arciniegas volvió a Colombia en el 2007.
«Financiando como pudo, contó un restaurante. Le empezó a ir bien, pero luego vino la crisis», cuenta su familiar. Fue entonces cuando buscó a sus viejos conocidos en el submundo de la droga y regresó al mundo del hampa, lo que lo llevó a la muerte.