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Centroamérica se ve seca para 2025

* Estudio revela que en relación al clima se esperan magnitudes de cambios mayores con respecto al resto de los trópicos

Con un aumento de temperatura calculado en hasta 0,54 grados Celsius y una disminución de lluvias orientada al norte, el panorama para Centroamérica se visualiza seco para el 2025.

Este es un resultado preliminar del estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), en el marco del Proyecto Cascada y en colaboración con The World Vegetable Center (AVRDC).

“El estudio trata de ver cómo ha cambiado el clima históricamente y eso es importante porque permite saber si los cambios en el clima reciente (últimos 50 años) empatan con lo que dicen los escenarios futuros”, comentó el investigador Pablo Imbach.

Los resultados preliminares de la investigación serían presentados la semana pasada en el marco de la Conferencia Wallace, la cual es organizada por el Catie.

Las variables que el estudio tomó en cuenta fueron la precipitación (lluvias) y la temperatura. Para analizarlas, se contó con datos generados por otros estudios que abarcaron desde 1960 hasta el 2000.

A esa información se le agregaron datos de los años comprendidos entre 1975 y 2010, aportados por 26 estaciones meteorológicas ubicadas a lo largo del Istmo.

“Con esos datos, se analizó la tendencia de cambio de las temperaturas máxima, mínima y promedio”, dijo Imbach.

Los resultados del análisis del periodo 1960-2000 denotaron un aumento de 0,3 grados Celsius por década.

En cuanto al segundo periodo, comprendido por los años entre 1975 y 2010, los resultados fueron más variables.

“Hay lugares donde no observamos ningún cambio y otros donde solo aumenta la temperatura máxima o solo la temperatura mínima”, dijo Imbach.

En promedio, y a partir de este segundo análisis, el aumento de temperatura va entre 0 y 4 grados Celsius por siglo.

Al empatar ambos periodos, los investigadores procedieron a realizar proyecciones al 2025.

“En algunos casos hay aumentos de hasta 0,54 grados centígrados. Eso depende de las estaciones: unas no varían y otras tienen variaciones de 0,16 grados, 0,22 grados y 0,40 grados”, señaló Imbach.

Asimismo, el investigador agregó: “Ese es el cambio de ahora al 2025, lo cual es bastante”.

Esos cambios en la temperatura vienen acompañados por variaciones en los patrones de lluvias.

“Algunos estudios previos indican que el total de lluvia que cae en el año no cambia, lo que pasa es que esta cae en eventos más intensos. Eso hace que haya una peor distribución de la precipitación”, comentó Imbach.

“Otros estudios sí encuentran pequeñas variaciones y en algunos casos observan una tendencia al aumento al norte de Centroamérica. El problema de la precipitación es que año a año varía mucho y eso no se debe a cambio climático, eso ya es variabilidad natural. Entonces ver una tendencia en ese sube y baja es difícil”, añadió.

Para Imbach, los escenarios futuros para la región muestran una reducción de las precipitaciones hacia el norte.

El panorama hacia el sur es más difícil de prever. Aun así, y en comparación con el resto del trópico, los escenarios de cambio climático no favorecen al Istmo centroamericano.

“En toda la franja tropical, Centroamérica es un punto caliente; se esperan magnitudes de cambios mayores con respecto al resto de los trópicos”, dijo Imbach.

Con el aumento de la temperatura, la evaporación del agua también se incrementará y las plantas transpirarán más.

“El agua que sale del suelo, pasa por las plantas y se va a la atmósfera. Toda esa agua que se evapora no se podrá aprovechar aunque llueva 100 centímetros más, ya que debido a la temperatura habrá menos agua disponible”, explicó Imbach.

Esos cambios en temperatura y lluvias tendrán un efecto en los medios de vida de las comunidades, muchas de las cuales dependen de la agricultura.

Asimismo, las diversas actividades entrarían a competir por un mismo recurso como la disponibilidad de agua para el consumo humano, el riego de cultivos y los procesos industriales.

En cuanto a los ecosistemas, estos tenderán a transformarse a tipos más secos. “En algunos estudios sí se ve cómo el rango de distribución de algunas especies se amplía o reduce según el clima”, dijo.

Esto quiere decir que ciertas especies empezarán a verse en sitios donde no eran habituales.

Para Bastiaan Louman, también investigador del Catie, es posible que lleguen a darse nuevas composiciones de ecosistemas, diferentes a los que actualmente se conocen, al darse combinaciones de temperatura y precipitación.

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