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Encuentran diamantes en el Sahara tras caída de supuesto cometa

Boris Pávlishev
La Voz de Rusia

En el pasado no solo asteroides caían a la Tierra, sino también cometas. Por lo demás, pocos dudaban de ello, pero ahora se han obtenido pruebas de uno de los cataclismos producidos por un cometa, afirman científicos de la República Sudafricana. Según ellos, el cataclismo tuvo lugar veintiocho millones de años atrás en territorio del actual Egipto.

Tal deducción fue hecha tras el estudio de las piedras negras redondeadas encontradas varios años atrás en la parte egipcia del Sahara. En ellas había diamantes muy pequeños que se pueden formar de carbono bajo gigantescas presiones y temperaturas. Los investigadores supusieron que las piedras negras no son más que restos minerales del núcleo de un cometa, que también contenía carbono. Tras entrar en la atmósfera el cometa explosionó a una altura de varios kilómetros. El hielo de agua del que está compuesto básicamente el núcleo del cometa se evaporó. Una parte de la roca tocó tierra y durante la colisión aparecieron diamantes.

Otro indicio de la catástrofe, según los especialistas, son los pequeños trozos de cristal amarillo semejantes a los que adornan el broche del faraón Tutankamón. Hace ya mucho tiempo que se los encuentra en el Sahara. Según una de las hipótesis, la explosión en la atmósfera fundió la arena del desierto y resultó un círculo de cristal de 80 kilómetros de diámetro.

La hipótesis de la caída del cometa en el Sahara se basa, ante todo, en el descubrimiento de diamantes en el desierto, o sea una forma especial de carbono. En principio, se trata de uno de los elementos más difundidos en el Universo y en los cuerpos del Sistema Solar. Lo más probable es que se encuentre en los núcleos de los cometas formando parte del anhídrido carbónico, el metano y el amoniaco. Con el vapor de agua y el polvo estos gases forman la cola del cometa. Pero de ellos no pueden obtener diamantes. La materia prima adecuada es el grafito, aunque la ciencia no sabe si éste existe en los núcleos de los cometas, dice del director del Departamento de Física y Evolución de las Estrellas del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias de Rusia, Dmitri Vibé:

–Si los asteroides nos envían con regularidad pruebas de su sustancia en forma de meteoritos, pues de los núcleos de los cometas tenemos en este sentido un conocimiento mucho peor. Pruebas de la sustancia del cometa solo una vez fueron traídas a la Tierra por la sonda espacial Stardust. Pienso que se debe estudiar más a fondo la composición química de los cometas antes de dar determinadas respuestas.

En los lugares de caída de cometas en general se encuentran diamantes. Por ejemplo, a cien kilómetros del cráter Popigay, en el sureste de la península de Taimir, en el norte de Rusia. Esos diamantes se formaron treinta y cinco millones de años atrás durante el choque de un asteroide con las capas de grafito del lugar, y no en el interior de algunas piedras supuestamente llegadas del cielo. Ahora si el cataclismo del Sahara se denomina cometa, entonces se puede trazar un paralelo con el meteorito de Tunguska caído en 1908. La mayoría de los científicos opina que se trata precisamente de un cometa. Pero en esa región no se encontraron piedras con diamantes, dice el asesor del Departamento de Astronomía de la Facultad de Física de la Universidad Estatal de Moscú, Vladímir Surdin:

–Allí no hay cráteres, no se produjo ninguna colisión, la explosión tuvo lugar entre siete u ocho kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Se encontraron partículas de meteorito muy menudas. Cabe preguntarse si esto corresponde a 1908 o si cayó en épocas anteriores. Pero lo que sí es que no hay diamantes.

El experto no entiende por qué en el cataclismo del Sahara se pone el acento en la versión del cometa:

–Caiga lo que caiga a la Tierra siempre se producirá una explosión, una colisión, una compresión de la temperatura. Como astrónomo no diferenciaría la colisión de un cometa de la colisión de un asteroide. Quién sabe por qué hacen hincapié en un cometa.

Entretanto, los científicos de Sudáfrica dicen que ahora surgió un método totalmente nuevo de estudio de la sustancia del cometa. En vez de gastar cientos de millones de dólares y lanzar sondas científicas, simplemente al que ir al Sahara.

Quizás tengan razón, aunque no se puede creer totalmente en esa hipótesis, porque muchas cosas quedan «fuera de cuadro». Por ejemplo, en la información preliminar nada se dice de sí quedó un cráter tras la colisión del cometa con la tierra. En Egipto se tiene conocimiento de un cráter de cuarenta y cinco metros que se formó tras una colisión, que por sus proporciones y su edad (dos mil años) no se corresponde con el cataclismo de Sahara. Tampoco no está claro cómo se calculó la edad de las piedras negras y coincide ésta con la edad de los trozos de cristal amarillo. A base de qué excluyeron la versión del asteroide y dejaron solo la del asteroide.

Esperaremos otros argumentos de mayor peso de los especialistas sudafricanos. Su trabajo será publicado en el nuevo número de la revista Earth and Planetary Science Letters.

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