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Pablo Escobar vive en muchos colombianos

* “El problema del narcotráfico subsiste, es cierto, y nos falta mucho para acabarlo”, dijo el presidente Santos

Colombia recordó ayer a Pablo Escobar en la víspera del vigésimo aniversario de su muerte con una petición de perdón de su hermana Luz Marina y el reconocimiento del presidente del país, Juan Manuel Santos, de que la desaparición del capo no acabó con el narcotráfico sino que por contra aún queda mucho por hacer.

La hermana más joven de Escobar, Luz Marina, escogió el domingo 1 de diciembre para organizar misas y actos de reconciliación en recuerdo al mayor narcotraficante de la historia de Colombia y a sus víctimas, porque además ayer habría cumplido 64 años, dijo en una entrevista con Efe.

Durante todo el día, Luz Marina recibió en el cementerio Jardines Montesacro de Itagüí, localidad vecina a Medellín y donde reposan los restos de narcotraficante, a víctimas y familiares de «El Patrón», como se conocía a Escobar, vestidos de blanco y dispuestos a orar por su alma.

«La misa tiene el título ‘El semillero del perdón’. Hay un símbolo que es un corazón y una semilla que vamos a repartir para que las personas permitan que entre y germine esa semilla del perdón en el corazón de cada uno «, detalló la hermana de que fuera fundador del Cartel de Medellín.

Pero además, en un ambiente de recogimiento, los asistentes escribieron mensajes que colgaron en cuerdas blancas alrededor de la tumba, adornada con una gran corona de flores rojas.

Aunque Luz Marina no pretende que Colombia perdone de golpe al autor de al menos 5.000 asesinatos, espera «que la gente abra las puertas del corazón al perdón» y se tomen su tiempo, al igual que hizo ella con su hermano, el responsable de que haya tenido una vida difícil, amenazada y en la sombra.

Escobar murió el 2 de diciembre de 1993, acorralado y abatido por la Policía, cuando trataba de huir por los tejados de una casa de Medellín. La imagen de su voluminoso cuerpo sin vida entre las tejas y el semblante sonriente de los agentes del llamado » Bloque de Búsqueda » retornó hoy a todos los medios de comunicación.

Incluso la Policía divulgó con los principales periódicos una separata especial con una columna escrita por el presidente Santos, quien reconoció que el negocio del narcotráfico no terminó con el fallecimiento de Escobar.

«Veinte años después tenemos que decir que así como el problema no nació con Escobar, tampoco terminó con él. Desde su muerte, hemos visto transformaciones trascendentales para la institucionalidad colombiana», opinó el mandatario.

Y reiteró: «el problema del narcotráfico subsiste, es cierto, y nos falta mucho para acabarlo».

En un repaso de la lucha antidroga en Colombia, la Policía informó de que en estos últimos veinte años han sido capturados 866.526 narcotraficantes, de los que 1.743 han sido extraditados; se han incautado 1.636.615 toneladas de cocaína y derivados, y se han reducido en un 70 % los cultivos ilícitos de hoja de coca.

Esos datos se suman a unas declaraciones reveladoras que hizo Pablo Escobar algunos años antes de morir, en una entrevista inédita con la periodista Yolanda Ruiz, en la que el narcotraficante confesó en 1989 desde la clandestinidad que «los dineros calientes están incluidos en todos los sectores económicos».

Y su hijo, Juan Sebastián Marroquín, quien cambió su apellido Escobar para poder vivir tranquilo en Argentina, dijo ayer en una entrevista publicada por el diario austríaco Die Presse que su padre sigue siendo usado como un «chivo expiatorio».

«El fallecido Pablo Escobar asume la culpa de todo, ya no hace falta seguir hablando ni investigando. Así están todos satisfechos», afirmó.

Tanto Marroquín como Luz Marina reivindicaron la generosidad de «El Patrón» tanto hacia la familia como a la gente más pobre de Medellín, a los que construyó viviendas y canchas de fútbol y que hoy le rezaron durante todo el día en improvisados altares.

El sociólogo y director de Acción Andina, Ricardo Vargas, un experto en narcotráfico, aseguró a Efe que «difícilmente desaparecerá la dualidad entre el ‘Pablo social’ que construye casas para los pobres y combate a las elites y el ‘Pablo terrorista’ que llevó a cabo una guerra indiscriminada y al que se le fue la mano con muchos inocentes».

«Pablo Escobar es un fenómeno cultural que no ha muerto», concluyó Vargas.

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