Navidad y salud mental en Nicaragua
* «Si ya tuvo la persona un intento suicida hay que tomar en cuenta que el 2% de estas personas lo logra en el mismo año, 10% lo consigue con el tiempo y el 50% de quienes lo intentaron acabó lográndolo»
Dr. Vicente Maltez Montiel
La Navidad es una etapa del año cargada de gran afectividad, tanto positiva como negativa. En términos de salud mental, se le ha considerado siempre como un período especialmente peligroso en aquellas personas depresivas y especialmente quienes tienen historia previa de haber atentado contra sus vidas.
Veamos por qué y especialmente, qué podemos hacer para ayudar a quienes sufren un episodio de tristeza grave.
Es un período caracterizado por la mayor disposición de Tiempo Libre en la población. El uso y disfrute del Tiempo Libre de un pueblo es una categoría a evaluar dentro del Desarrollo Humano, y lamentablemente en nuestro país no existe una política de Estado con respecto al uso y disfrute del tiempo libre, especialmente en niños, jóvenes y jubilados, en opciones de distracción sanas.
La publicidad se encuentra incrementada y en función de dichas festividades, y la que de manera especial se enfoca hacia el consumismo de bebidas alcohólicas. Con esta oferta coexiste la cada vez más creciente diseminación de las drogas en nuestra sociedad, que aunque no utiliza la industria publicitaria tiene un efectivo marketing.
Los ausentes pasan a un primer plano. Tanto los ausentes que dichosamente están vivos pero lejanos, como los que han desaparecido de este mundo. El impacto afectivo de estos últimos es mucho más grande si su pérdida es reciente, trágica o se dio precisamente por estas fechas.
Kaplan ha definido el ESTADO DE ANIMO como un tono emocional sostenido, perceptible a lo largo de un espectro continuo normal, que va de la tristeza a la felicidad.
Los trastornos del Estado de ánimo se caracterizan por sentimientos anormales de depresión o euforia, y en algunos casos de psicosis o locura. Los trastornos afectivos se dividen en bipolares y depresivos. Modernamente se estima que uno de cada cinco padece o padecerá un trastorno depresivo en algún momento.
Los factores objetivos y subjetivos condicionantes de modificaciones en el estado de ánimo individual y social, en personalidades depresivas o tendientes a la depresión, son entre otros los siguientes:
La tristeza de no poder consumir o comprarle un pequeño regalo a su hijo o hijos con motivo del desempleo, a pesar de que es la conducta normativa del momento, de lo que es «correcto, habitual, bueno». La tristeza por falta de oportunidades materiales y el resentimiento que conlleva. ¡Acaso no hay mayor violencia que la pobreza!
Deben preocuparnos siempre aquellas personas que muestran FACTORES DE RIESGO PARA EL SUICIDIO, especialmente si está fresco un intento suicida. Se defienden menos de los traumas psíquicos provenientes de una sociedad hostil.
Si ya tuvo la persona un intento suicida hay que tomar en cuenta que el 2% de estas personas lo logra en el mismo año, 10% lo consigue con el tiempo y el 50% de quienes lo intentaron acaban lográndolo. Los intentos son más frecuentes y aparatosos en las mujeres, pero los hombres son más eficaces.
Cada vez que una persona le informe a un médico o cualquier persona su decisión de atentar contra su vida, estamos frente a una EMERGENCIA PSIQUIÁTRICA, que obliga a la respuesta de socorro inmediata. Aunque estén frente a nosotros sonrientes, bromistas y burlescas, se considerará obligatoria la internación o al menos una valoración por un especialista en salud mental.
Cuando la persona ya tiene un diagnóstico previo de enfermedad mental, tampoco se justifica que adoptemos una conducta indiferente. Nuestra primera obligación con una persona depresiva es ayudarle. Nunca debe faltarle su medicación habitual.
Otros factores de importancia en el suicidio son el estado ocupacional. El desempleo ha sido y es un botón disparador de la decisión suicida. Los antecedentes suicidas en otros familiares, la pérdida de un familiar cercano o que exista un ambiente familiar caótico.
El Estado Civil y como se vive. Se sabe que tienen más potencial suicida los separados, solteros, divorciados y viudos. El aislamiento, los nuevos traslados de región o país, las condiciones de cómo se vive. Un encarcelamiento reciente también ha sido considerado como un factor desencadenante y sobre esto último el CENIDH ha llamado la atención al Sistema Penitenciario y a la Sociedad a través de sus Informes anuales, porque la muerte de un prisionero en estas circunstancias deja mucho en que pensar sobre la eficacia y sentido humanitario de los guardadores del reo.
Al estrés que vivimos normalmente en nuestro paísm, se puede sumar nuevos agravantes como una viudez de reciente fecha, el diagnóstico de enfermedades crónicas, debilitantes y en progresión como las tumorales, que reciben tratamientos muy molestos, valga decir, radiaciones, poliquimioterapia y cirugías mutiladoras como amputaciones de miembros o de órganos.
Diferentes formas de ver el suicidio
En países del Oriente, Asia, es válido por motivos religiosos, nacionalismos o por Honor: Sri Lanka, India y Japón son ejemplos.
Otros ven en él, el mecanismo de reunificación con el ser querido o de Liberación de un dolor crónico, avanzada edad o superar su condición actual para renacer. Bajo la modalidad controversial de eutanasia o “muerte blanca”, se da la combinación de “suicidio asistido”.
Otros hacen uso del mecanismo revancha-venganza y al actuar piensan «van a sentirlo cuando me muera». También se ve como una respuesta a trastornos de inteligencia o descompensación psicótica.
Un llamado para todos
Todo sujeto o persona depresiva necesita ayuda. No debemos utilizar epítetos ni despreciarlos. ¡AYUDA! Y si este depresivo ha querido atentar contra sí mismo es conveniente eliminarle de su alcance objetos o armas con los que pueda agredirse. Demandar la presencia de un psiquiatra o el médico internista de la familia, es asunto prioritario.
El Estado, por su parte, a través de las instituciones sanitarias siempre deberá asumir su responsabilidad y sensibilidad frente a las conductas suicidas de todo tipo. Hace falta una Ley de Salud Mental Nacional y un organismo rector de la misma que sería un Instituto de Salud Mental, así como la atenuación o mejor aún, la superación de las deplorables condiciones de vida de los nicaragüenses en especial aquellos con factores de riesgo suicidas y la promoción de la unidad funcional de la familia, las campañas educativas para disminuir el uso y abuso de sustancias tóxicas (alcohol, tabaco, drogas, etc.), especialmente los ilegales como cocaína, etc. y la creación de un clima de convivencia fraternal entre todos, son factores decisivos en la lucha contra el suicidio.
Recordemos que cuando una puerta se cierra, siempre Dios nos deja abierta una ventana.
(*) Especialista en Medicina Interna, Químico Farmacéutico y Comunicador Social.
Clínica médica calle principal de Altamira, frente a la CECA.
Teles.: 2278-0830/2267-025.1
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