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Un país “atrozmente aislado”

Acaba de regresar de Nicaragua, uno de los países más pobres de América Latina tras Haití. El doctor Joaquín Potel Lesqureux, catedrático emérito de la USC y con más de medio siglo dedicado a la Cirugía General y Digestiva a sus espaldas, no dudó en embarcarse en una aventura que le llevó a un lugar de nombre paradisíaco, Bluefields, pero con una realidad mucho más dura.

«Es una ciudad muy pobre y con un aislamiento atroz», asegura en una entrevista concedida a Carlos Roma en el programa Vía Láctea de Correo TV. De la mano de la Fundación Solidaria, de la Sociedad Española de Medicina General, el especialista compostelano hizo las maletas y se fue a ese lejano lugar para impulsar una Facultad de Medicina casi en medio de la nada. «Ha sido una experiencia enriquecedora. Ir allí me hizo ver que vivimos en el país de las maravillas», resume.

La casualidad hizo que el doctor Potel hiciese realidad un viejo sueño. «Siempre me gustó viajar y también tenía la espina de ayudar viendo la labor que hacen las ONGs. Un día me encontré con un compañero, el doctor José Antonio Torre, profesor de Medicina Interna y que había estado en Nicaragua, en concreto en Bluefields. Me contó el proyecto y me dijo si me gustaría ir. Poco después tenía las maletas hechas».

Abrieron facultad de Medicina

En Bluefields hay una universidad y hace cuatro años se puso en marcha una Facultad de Medicina. Así, con el objetivo de impulsarla y aportar la sabiduría que le da su gran bagaje profesional, el doctor Potel inició un viaje largo y difícil. «Es una localidad con un aislamiento atroz», explica.

Así, tuvo que coger un avión Santiago-Madrid, y de la capital española a Managua. Una vez en la capital nicaragüense tuvo que trasladarse en un pequeño avión, de seis plazas, y después ir en autobús. Como la carretera acaba antes de llegar a destino, el último tramo tuvo que hacerlo en barca.

Antes de entrar en materia, el doctor Potel salpica la entrevista con anécdotas del lugar, como que las aguas que lo bañan fueron el albergue de corsarios ingleses o que una de sus islas fue el escenario de la pasada edición del programa Supervivientes.

“Por necesidad pura y dura”

Y eso es lo que son los habitantes de Bluefields. Gracias a ayudas externas consiguieron crear una Universidad y dentro de ella una pequeña Facultad de Medicina con unos veinte alumnos por curso. Una institución que se creó por necesidad pura y dura.

«Al vivir tan aislados se vieron en la necesidad de crear un pequeño hospital, pero faltan médicos». Por eso muchos jóvenes de Bluefields quisieron entrar en esas aulas. Sin embargo, Potel apunta que «hay una gran tasa de abandono porque tienen que dejar de estudiar para ayudar a sus familias». Afortunadamente, comenta el conocido cirujano, se habilitaron becas de residencias gratuitas y así es como se está formando una promoción de futuros médicos.

«Son chicos con un gran espíritu solidario porque quieren hacerse médicos para ayudar a su comunidad», comenta, a la vez que señala que, al igual que en Santiago, en la facultad de Bluefields un 70% de los alumnos son mujeres.

En esas aulas, el doctor Potel dejó un poso de su sabiduría además de cosas más terrenales, como libros y demás material para las clases. Curiosamente, su estancia acabó con un accidente que le provocó una fractura en una pierna. «Estuve ingresado en aquel pequeño hospital, donde se trabaja con una gran penuria, pero con mucha dignidad».

elcorreogallego.com

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