Nicaragua 7 – Colombia 0
Carlos Lleras de la Fuente (*)
Hice un repaso de nuestros cancilleres en los últimos años (1998 a la fecha) para concluir que no hemos tenido una Cancillería capaz de defender los intereses de Colombia ni cancilleres capaces de hacerlo y de rodearse adecuadamente con tal finalidad.
¿Fernández de Soto, Carolina Barco, Araujo, Bermúdez, María Ángela Holguín? ¿Cuál sabrá algo sobre el tema más importante del siglo y cuáles fueron los asesores que los guiaron ciegamente hasta la derrota final?
Podemos tachar ahora por ineficaces y mal preparados a todos los ministros enunciados y, de hecho, a toda la Cancillería. Es doloroso pensar que ‘un paisito’ como se hablaba de Nicaragua en esta República tan venido a menos (‘republiqueta’ o ‘banana republic’) nos haya dado jaque mate en el primer caso y luego hemos quedado en tablas, si no derrotados, en otros seis.
En efecto y desde hace ya muchos años, Nicaragua montó una Cancillería enfocada a su diferendo con Colombia y contrató internacionalistas nicos y extranjeros para ir tejiendo la telaraña en la cual caímos por prepotentes, ignorantes y descuidados como nos ocurrió cuando el ministro Juan Uribe Holguín, con su secretario Alfredo Vásquez Carrizosa, entregó a los venezolanos Los Monjes mediante una simple carta.
De esa melancólica lista de ministros que he enumerado atrás, ¿quién era el experto en el nuevo derecho del mar? ¡Ninguno!
Y tampoco lo era mi buen amigo Julio Londoño, lleno de entusiasmo y buena voluntad quien tal vez pensó que por haber el General, su padre, adelantado el amojonamiento de nuestras fronteras terrestres con gran conocimiento e inteligencia, podía él hacer lo mismo en el mar y resultó que no.
Los extranjeros que el país contrató tampoco resultaron gran cosa y ojalá no pase lo mismo con los que ahora consiguió el exprocurador Arrieta, buen administrativista pero flojón en el derecho del mar. En todo caso, ahora ya casi todo se está estudiando ex post facto.
El partido Nicaragua Colombia quedó 1-0 y mientras Colombia se retiraba del Acuerdo de Bogotá de 1948 ¡Oh sorpresa!, Nicaragua nos demandó nuevamente en La Haya (2-0) y pocos días después (3-0) Nicaragua dio a conocer sus pretensiones sobre plataforma submarina y zona económica exclusiva. Juan Manuel Santos, otro gran ignorante, se fue a conversar con Obama convencido de la existencia del romance Colombia-Estados Unidos, lo cual es sólo un desideratum de país subdesarrollado y los diarios colombianos, parroquiales que son, alabaron su astucia que con frecuencia relacionan con el jugador de póker, no con el Presidente. Uno o dos días después el nuevo Embajador norteamericano se pronunció en forma resbalosa sobre el tema (4-0) mientras que la Embajadora norteamericana en Nicaragua dio declaraciones públicas sobre las conversaciones que adelanta con ese país para el manejo de las nuevas áreas marítimas que le dio la Corte de la Haya (5-0). La noticia del acuerdo con China para la apertura de un nuevo canal interoceánico (6-0) y de la alianza militar de Nicaragua con Rusia (7-0) nos dibuja un panorama nada halagador.
Yo no creo que la prepotencia de Arrieta sirva para nada y deseo fervientemente que no nos metan más goles; nosotros que ganamos el 5-0 con Argentina y que seguimos hablando de el país septentrional que más adelante nos derrotó varias veces, estamos enfrentados al 0-5+2 a favor del país centroamericano y en algo más importante que el fútbol.
Como a los colombianos los conmueve más el deporte que la soberanía, podría el nuevo experto en derecho del mar llamar al ‘Pibe’ Valderrama para tener un encuentro futbolístico en terreno neutral (¿Costa Rica?) en el cual eventualmente derrotaríamos a Nicaragua para quedar 1-7: “Perder es ganar un poco” ha dicho otro internacionalista colombiano.
PS. ¿El réferi? El Departamento de Estado de nuestro amigo muy querido: USA.
(*) Abogado y político. Ex embajador de Colombia en Estados Unidos.
Fuente: El País.com.co