En Nicaragua es donde más se suicidan los jóvenes
* Aquí desconocemos las estadísticas, “pero cada país necesita asumir sus suicidios con honestidad, sin negación de la realidad, en una actitud responsable de vigilancia, investigación, asistencia y medios de prevención”
Dra. Gioconda Cajina
Psiquiatra
Hay consenso entre los investigadores del suicidio, que entre los factores que incrementan el riesgo de cometerlo están: el padecer una enfermedad psiquiátrica, sufrir depresión, haber sido víctima de abuso sexual, proceder de familias violentas, ser perpetrador de violencia y el usar/ abusar de sustancias (alcohol, marihuana, cocaína, etc.).
El comportamiento suicida ha sido reconocido como un problema de salud pública entre adolescentes y jóvenes de América Latina. De manera general, el suicidio ocupa la tercera causa de muerte entre la población de 15-24 años y representa el 12.9% anual de muertos entre todos los grupos de edad (Goldsmith and Institute of Medicine (U.S.) (2002).
El país latinoamericano con el mayor índice de suicidios de jóvenes es Nicaragua (14,6), seguido de Uruguay (14,2), Chile (13,2), Ecuador (13,1), El Salvador (12,5), Argentina (12,3), Colombia (9,7), Paraguay (8,1), Panamá (7,5), Costa Rica (7,4), Venezuela y México, ambos con 6,0. La lista la completan Cuba (5,7), Brasil (4,7), Guatemala (4,1) y República Dominicana (1,5).
El estudio fue presentado en la sede del Ministerio de Justicia de Brasil por el director ejecutivo de RITLA, Jorge Werthein, y el director de investigación del Instituto Sangari, Julio Jacobo Waiselfisz, quien participó en la elaboración del informe.
Medios para el suicidio: El acceso a las armas de fuego y a los venenos en nuestros hogares es un riesgo para que se cometa el suicidio. El medio más utilizado en Costa Rica y Panamá es el ahorcamiento. En Nicaragua, Guatemala y El Salvador los pesticidas. Y en Honduras el suicidio más frecuente se comete con arma de fuego.
Cada país necesita asumir sus suicidios con honestidad, sin negación de la realidad, en una actitud responsable de vigilancia, investigación, asistencia y medios de prevención. La negación es irresponsabilidad, es dejarle todo el peso de la culpa a la familia, es abandonar al individuo a su suerte, y a continuar viviendo en la cultura de la violencia.
En cada país existe una Comisión Nacional para la Violencia y el Suicidio, (en Nicaragua no sé si existe), donde se reúnen los médicos, psicólogos, policías, religiosos, maestros, sociólogos, y organizaciones civiles de sobrevivientes del suicidio.
El suicidio es un suceso que la Policía, en primera instancia determina si fue homicidio o lesión autoinflingida, accidental, imprudencia o intencional. El Instituto de Medicina Legal por medio del patólogo forense examina el cuerpo, traumatismos, heridas, venenos, pastillas, alcohol y otras sustancias ingeridas. La causa psicosocial del suicidio queda sin estudio, y por las cartas y lo que la familia conoce del difunto, se determina simplemente suicidio pasional, quiebra económica, o enfermedad crónica.
Los Psiquiatras que diagnosticamos enfermedades mentales, necesitamos conocer el destino de nuestros pacientes, cuántos se suicidaron tomando psicotrópicos, y qué tipo de medicamentos. Las autoridades sanitarias deben controlar los psicotrópicos que producen ideación suicida, los que son peligrosos y por sobredosis causar la muerte, especialmente cuando son tóxicos para el corazón.
Los venenos que se usan para la agricultura en Nicaragua son los que más se usan para el suicidio, urgen más controles. La Policía cuando autoriza licencia para usar armas de fuego exige un examen psicológico, y la Ley 510 es un instrumento para prevenir que más personas tengan armas.
No tenemos tantos suicidios como en Europa y Estados Unidos, solo que en los países pobres se suicidan más los jóvenes varones, y las adolescentes en un buen porcentaje lo hacen por embarazos no deseados, por falta de opción al aborto.
El suicidio adolescente puede ser un intento, un acto impulsivo que se vuelve irreversible según el método que utilice, el acceso a las armas de fuego, por ejemplo, es responsabilidad de los padres. Las carreras de autos y deportes suicidas pueden ser prohibidos y no fomentarlos, así como el control de las drogas legales e ilegales, que deben ser más restringidas, hay demasiados expendios en la comunidad.
El abordaje del paciente deprimido desde la primera consulta es importante explorar las ideas suicidas, si están o no presentes, no me alarmo, lo tomo con naturalidad, conversamos sobre lo que viene después de su muerte, si sabe el daño moral y emocional que ocasiona, y si hay otra solución a su problema. Examinar la personalidad, las creencias, los impulsos violentos de dónde se están originando.
Según el momento histórico del individuo y el determinismo o destino fatal, el instinto de muerte toma fuerza.
Al instinto de vida se sobrepone el instinto de muerte, las defensas corporales se debilitan progresivamente y caminamos hacia la muerte.
En un período avanzado de la vida, o cuando la persona considera que ya ha concluido su misión, ya no hay proyectos, se aparta de la sociedad y de la lucha por la sobrevivencia. Sin embargo, la medicina en algunos países determina que es un trastorno mental, no un proceso vital.
Si en cambio querer la muerte cuando se está joven, en la cima de la profesión y el éxito, o por el contrario en situaciones de carencia afectiva, desempleo, abandono familiar, o por tener que convivir con la diabetes, el cáncer, el VIH, todas las condiciones generadoras de estrés, son retos que ponen en peligro la sobrevivencia causantes de depresión. En condiciones anormales del medio ambiente, el estrés prolongado nos lleva al agotamiento, falta de adrenalina y corticoides, hormonas estimulantes de la hipófisis, para la producción de serotonina.
En ese estado debilitado orgánico, no sentimos ansiedad, deseo alguno de actividad, ni deseos de matarnos, es un estado de postración, el paciente no desea ayuda alguna, no viene a consulta por sí mismo, lo traen a la fuerza, agotados todos los recursos que la familia, amigos, compañeros de trabajo, de su iglesia etc., intentaron levantarle la moral, sacarlo de la posición pesimista y devaluada de sí mismo.
El suicidio y el intento de suicidio es un acto de violencia al que se recurre como una forma de solución a los problemas, producto de los errores cometidos se acumula el odio social y se queda aislado. Hay errores más graves que otros, el incesto es de los mayores.
Si el medio utilizado para atentar contra su vida es letal, se pierde una vida y no hay una nueva oportunidad para esa persona, que en medio del conflicto social, afectivo, no mide las consecuencias del daño que provoca su acción. El suicidio debilita la red social, los vínculos afectivos que fortalecen la autoestima, los valores y principios éticos se debilitan en la ocurrencia de un acto de odio a sí mismo, a la sociedad que lo condena y lleno de culpa él se aplica la pena de muerte.
El intento de suicidio se debe de tomar como un llamado de atención desesperado a resolver conflictos, a reducir las presiones, a cesar en el hábito de consumo de sustancias psicotrópicas, que además de ser depresores del sistema nervioso central, provocan conductas antisociales, malestar social.
Elevar la serotonina por medio de fármacos antidepresivos, es un tratamiento biologicista muy extendido en el mundo, aunque ya se sabe que producen ideas suicidas, en niños y adolescentes no deben utilizarse nunca, y en los adultos tengan cuidado del síndrome serotoninérgico, hay que informarse bien antes de prescribir un antidepresivo.
En mi práctica profesional no prescribo antidepresivos, (excepto las hojas de naranja agria). En la depresión la serotonina está baja, el equilibrio, pero es todo el funcionamiento hormonal, no se reduce a los neurotransmisores(serotonina, dopamina, acetil colina, acido glutámico, etc.) es todo el sistema glandular el que necesita equilibrarse, el hígado, la tiroides, el páncreas, la médula suprarrenal, las glándulas productoras de endorfinas, etc.
Por lo tanto, es el sistema nervioso funcionando con todos sus nutrientes, bien oxigenado, bien alimentado, que poco a poco va levantándose del letargo y activando sus motivos, sus creencias, asumiendo sus pérdidas, frustraciones, los nuevos retos, los cambios necesarios para adaptarse a la nueva realidad, dominando la terquedad que se aferra al objeto, y ya capaz de abrir la ventana deja entrar la luz, la depresión termina cuando podemos visualizar el nuevo camino que recorrer, la recuperación de la confianza en sí mismos, y la anhedonia, ese vacío existencial, va llenándose de una nueva fe menos fantasiosa, más madura, que acepta la mano amiga que se le extiende, vuelve a la tribu, la oveja al redil, porque solo volviendo a la alianza, al pacto social, se vive con seguridad, con esperanza.
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