Izquierda latinoamericana a la baja
Tegucigalpa/San Salvador – Tras casi década y media de gloria en Latinoamérica, donde arrasó electoralmente en la mayor parte de las naciones, la izquierda regional vive momentos a la baja y su nivel de euforia va dando paso a la preocupación y en muchos casos a la abierta decepción.
Aunque vienen de cosechar un ajustado triunfo electoral en El Salvador, que le permitirá retener la Presidencia por cinco años más al Frente Farabundo Martí para la Liberación nacional (FMLN), el mismo al final representó una pérdida estratégica para la izquierda local y regional, ya que las encuestas les otorgaban una victoria arrolladora. Al final la actuación de Arena sorprendió y obligo a usar los resortes del poder para mantener en el control del gobierno tras confirmarse una victoria por un poco más de 6,600 votos.
Pero la victoria ha sido tan ajustada y cuestionada, que los planes del FMLN por profundizar su agenda izquierdista en el poder se han visto frustrados y ahora su proclamado candidato ganador, Salvador Sánchez Cerén, pide a sus adversarios de Arena un diálogo para lograr la gobernabilidad en el país.
Además el próximo año tanto el FMLN y Arena deben acudir a las urnas para renovar el parlamento, clave en el control de los demás poderes del país y que desde ya se convertirá en la próxima batalla que mantienen ambas instituciones por casi tres décadas.
Sin figuras
La tragedia de la izquierda radical latinoamericana ha sido su falta de capacidad de renovación, de manera que dependen de sus figuras o caudillos para seguir en el poder, ya que no lograron estructurar una base propia y crear nuevos líderes.
El caso de Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina y Ecuador, entre los más destacados, ilustran la incapacidad de la izquierda por presentar a los electores nuevas figuras que sean capaces de leer los nuevos problemas de la región y del mundo.
En Ecuador, el presidente Rafael Correa había anunciado tras su último triunfo que sería la última vez que se presentaría a las elecciones, pero tras la derrota de su partido en las últimas elecciones municipales, las primeras desde que tomó el poder, ha empezado a enviar señales indicando que está dispuesto a reformar la Constitución para poder postularse indefinidamente. El grupo de Correa controla el Congreso, lo que facilitaría la modificación constitucional.
En Argentina, los Kirchner, Néstor (ya desaparecido) y su esposa Cristina, habían pensado en un plan de alternancia en el poder, pero la muerte del primero y la enfermedad de la segunda han truncado los planes.
Ahora la facción izquierdista del peronismo no tiene candidato presidencial propio de peso para acudir a las próximas elecciones, lo que le dificultad retener el poder. En todo caso el kirchnerismo buscará alguna figura que le permita retener la Casa Rosada, sede presidencial argentina.
En Bolivia, el indígena Evo Morales buscará a finales de año retener el poder, pero enfrentará una oposición desde el mismo sector indigenista.
Luchan por sobrevivir
Pero el caso más ilustrativo del cansancio de la izquierda son sus dos principales abanderados: Cuba y Venezuela, donde sus gobiernos y partidos luchan por la sobrevivencia, dejando atrás sus proyectos expansionistas.
La muerte del caudillo Hugo Chávez representó el principio del fin para el “chavismo” y su sucesor Nicolás Maduro, designado por el mismo Chávez, ha evidenciado en más del año en el poder el mínimo del control que mostraba su mentor.
Tras un triunfo, raquítico y cuestionado, sobre el opositor Henrique Capriles, Maduro enfrenta desde hace un mes protestas diarias de estudiantes, pobladores, clase media e incluso de antiguos chavistas que no aceptan que la escasez, desabastecimiento, alta inflación y devaluaciones sean compatibles con la llamada “revolución bolivariana” y que las causas de la misma sea la llamada “oligarquía” y el “imperialismo norteamericano”.
El futuro de Maduro y del “chavismo” parece condenado al fracaso coinciden figuras tan opuestas como el ideólogo del “socialismo del Siglo XXI”, el sociólogo alemán Heinz Dieterich, y el jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidense, general John Kelly.
El general Kelly, en una audiencia ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos, afirmó que la “la situación (venezolana) se está cayendo a pedazos delante de nosotros” y vaticina una “catástrofe económica y democrática”.
Mientras el intelectual Dieterich ha dicho al Spiegel on line que el mandatario venezolano tiene como máximo dos meses de gobierno y que es probable que dentro del mismo partido chavista, junto a las Fuerzas Armadas, lo remuevan del poder.
Mientras el conocido político socialista chileno Sergio Bitar partió decepcionado de Cuba, indicando que no ve futuro en la isla.
Bitar dijo que únicamente la reforma económica impulsada por Raúl Castro parece ser la salida a la crisis cubana. Tras 50 años de economía centralizada y gobierno de partido único, los cubanos no encuentran salida a la crisis que los agobia.
Chile con el triunfo de Bachelet y Brasil, donde se pronostica un triunfo de la actual mandataria Dilma Rousseff, son las únicas alegrías de la izquierda, pero estas naciones tienen democracias consolidadas, instituciones públicas fuertes y economías de mercado libre, que las mismas no representan una amenaza para sus vecinos, ni buscan hegemonizar el continente.
De manera que la izquierda regional comienza a vivir sus horas bajas y su máxima aspiración es retener el poder donde están, aun a costos elevadísimos en materia de vidas humanas y represión como ocurre en Venezuela o deterioro de la libertad de expresión y prensa como Ecuador, Argentina, entre otros.