Iguanas otra vez camino a la guillotina
Una costumbre culinaria de Semana Santa es la que lleva camino de la extinción a garrobos e iguanas, al ser preparados exquisitamente en lo que se conoce como “Pinol de iguana”, precisamente en su época de apareamiento y cuando están prestos a poner las varias docenas de huevos que portan en su vientre.
Ambas especies son similares y las diferencias son apenas de color. A la hora de llevarlas a la cazuela nadie será capaz de distinguir si se comió un garrobo o una iguana, aunque la gente prefiere –por tradición- que el platillo sea preparado con iguana negra o rayada y que tenga los huevos adentro.
Aunque las autoridades del Marena se la pasan amenazando con multar a quienes cacen estos saurios de porte impresionante y de enorme agilidad, lo cierto es que para estas y otras fechas siempre están presentes en los mercados atados de sus cuatro extremidades.
Este año no es la excepción y se les puede ver en canastos de las vendedoras de mariscos, principalmente, donde junto a los también feos punches destacan como los únicos seres vivos que se ofrecen a los compradores. Ambos se revuelven inquietos en sus improvisadas prisiones, como adivinando lo que se les viene encima.
Será difícil que haya control sobre la caza y consumo de estos pobres reptiles, habida cuenta de que su carne en el famoso plato que los está exterminando, es tenida incluso como reconstituyente para las personas débiles, amén del gozo que llevan al paladar de presuntos sibaritas.